Hay mañanas que pintan
de azul el sendero
y que saben a miel;
que llevan la luz en la cara
y dejan su marca
grabada en la piel.
E igual que una golondrina
retozas por las esquinas
lo mismo que si hubieras
nacido ayer.
Sin el peso del pasado,
de la culpa y del pecado,
vuelves a mirar el mundo
por primera vez.
Mañanas de primavera
que endulzan la vida entera
y ponen el corazón a funcionar.
Mañanas que ponen calma
y balcones en el alma
para que salgan las penas a respirar.
Hay mañanas que besan,
que con su presencia
encienden el sol;
que donde colocan su mano
transforman lo blanco
y lo negro en color.
Y te levantan, te suben,
te elevan hasta las nubes
y tocas la luna llena
con tus labios.
Y le regalas un cuento
a la rosa de los vientos
Y acunas la vida entera
entre tus brazos.
Mañanas de primavera
que endulzan la vida entera
y ponen el corazón a funcionar.
Mañanas que ponen calma
y balcones en el alma
para que salgan las penas a respirar.