UN AÑO A LA INTEMPERIE: INVIERNO

  Del 1 de enero al 31 de diciembre de 2014 se irán sucediendo estos manojos de desolaciones, esperanzas, deseos, quejas, reproches…esa purga del alma que clama en el desierto. Estamos pillados. Nos tienen cogidos por los huevos (o por los ovarios) y no piensan soltarnos. La vida consiste en vivir…a pesar de todo.
LO SIENTO Si no soy como tú quieres lo siento mucho, lo siento, pero no era mi intención molestarte, ser molesto. Es que yo soy como soy, y eso es así, pero, bueno, tú ya sabes que las cosas valiosas tienen su precio. Perdóname por ser triste, disculpa que sea pequeño: ya no es posible crecer, eso ya no tiene arreglo. Y si aún así no comprendes que quiera ser como quiero, perdona que te moleste, de verdad que lo lamento.
LA PIEL Me envenenanlas mentiras, y me hieren las verdades; me lastiman las miradas, y hasta el rumor de los árboles. Me perturban los nublados, me desviven los pesares; los silencios me asesinan y me matan los instantes y me duelen las palabras y hasta los besos del aire. ¡El precio que hay que pagar por tener la piel tan suave como los alas de un cisne, como el cabello de un ángel!
ASÍ ES MI AMOR Pulcro como como un galán enamorado, claro como una luna en primavera, tan dulce como un bien que no se espera, perfecto como un santo sin pecado. Radiante como el Sol del mediodía blanco como las nieves del invierno, sabroso como un trozo de pan tierno feliz como la luz de la alegría Frágil como una gota de rocío grato como una brisa en la ribera, bello como una Tierra sin fronteras; así luce mi amor, el amor mío, tan nítido y tan claro que pudiera fundirse sin machar la tez del río.
AUSENCIA Estás en mí, pero te siento ausente, perdida, escurridiza, delirante, como una veleidad alucinante, una diosa desnuda y contingente. Se muestra tu hermosura, indiferente a la mueca febril de mi semblante; prisionero soy yo de tu inquietante pericia para hacerte transparente. Estás, pero no estás, verdad furtiva, pálida realidad sin existencia, poderosa, sutil y fugitiva entidad disfrazada de conciencia. Luminosa presencia primitiva, tu existir es lo mismo que tu ausencia.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO V Siempre al filo del abismo, bruno por fuera y por dentro, con desazón infundada, siempre al límite del tiempo. Con el alma atribulada y con los labios sedientos, el corazón en un puño y los calcetines nuevos. Con la mirada perdida y con el miedo en el cuerpo, se pasea por el mundo el hombre del traje negro.
LA FRENTE MARCHITA Tengo marchita la frente de tanto mirar la tarde; con la edad me hice paciente, perdonad por este alarde. Con sensatez imprudente espero lo que me aguarde; soy un corazón que arde, que no escapa de la gente. Y disculpad que me guarde de seguir a la corriente; soy un valiente cobarde, ¡pero un cobarde valiente!
MEJOR Si vienen las palomas a mi encuentro, Mejor; y si llegan las musas a su tiempo, mejor; si besa el Sol mi piel enamorada, mejor; si brotan elocuentes mis palabras, mejor. Pero si son los buitres los que atacan, aquí estará mi pecho; si me olvidan las musas a destiempo, esperaré en silencio; si el Sol se oculta y no quiere besarme, me meteré en mi casa; y si calla mi boca al contemplarte, hablará mi mirada.
LOS PÁJAROS AZULES Los pájaros azules pintan el horizonte cuando tus ojos miran mis ojos sin reproche. Y mis manos se vuelven terciopelo de luna cuando tu piel anuncia temblores de locura Y en la noche más larga no dejo de soñarte, (aunque tú no lo sepas) ni siquiera un instante.
INVIERNO X Lasitud de la vida quieta, apagada; suben por las paredes las hojas blancas del libro del invierno y tras la ventana ruge fiero el aullido de la nostalgia. Hibernan las pasiones y la esperanza.
INVIERNO IX Sus afilados tiendes muerden con saña y dejan malherida la piel del alma. Agujas que se clavan son sus miradas, aguijones ardiendo de madrugada. Ni la luna se atreve con tanta rabia y llorando se queda sola en su casa.
INVIERNO VIII Largo, ceñudo, viejo, adusto, huraño, canta, con voz estrepitosa, su canción solitaria, su canción mortecina de tinieblas opacas. Lo malo del invierno, lo peor de su casta, es que coge sus cosas y se instala en el alma.
PUNTO Y FINAL Está marcado el punto y final de la historia, ya no habrá vuelta atrás: la última derrota. Ni la ciencia ni el arte, podrán girar las cosas. El reloj, paso a paso, va marcando las horas camino hacia la nada, al reino de las sombras.
TU RISA Tu risa me devuelve la mitad de la vida, sin ella no me encuentro, me pierdo sin tu risa. Sin tu risa se queda mi mirada vacía y mis ojos se apagan en la noche infinita. Tu risa me hace preso, mi frente se desquicia, mi maldad se disuelve, me derrito en tu risa.
PLOMO Plomo en las piernas, tedio en la mirada; bruma en los ojos, plomo en el alma. Hay un tren de tristeza que sin piedad avanza, por las venas del mundo, invadiendo la nada. El cansancio se tienta, el hastío se palpa, agotado, sin pulso, el hombre, pobre, avanza.
INVIERNO VII Se detiene la sangre en las venas de nieve y el pulso se hace eterno y el amor se contiene. Ni cantan ruiseñores ni tiemblan los luceros; ni siquiera la luna se sonríe a lo lejos y el Sol, desde su trono, deshabitado, hueco, asoma su semblante oculto tras un velo.
SIN SENTIDO ¿Por qué lloran las nubes su dolor infinito? ¿Para qué sopla el viento su sinfónico grito? ¿Por qué las azucenas blanquean los caminos? ¿Para qué sale el Sol? ¿Por qué crece el olivo? ¿Por qué este maremágnum sin razón ni destino? ¿Y por qué hay que buscar sentido al sinsentido?
INVIERNO VI Tristeza de las nubes, calvario de los huesos; aceras despobladas y lóbregos atuendos. Bufandas en hilera como sierpes al cuello; desolada acuarela, desapacible lienzo. Flamígeras escarchas en los paisajes muertos y gotitas de sangre en los helados versos.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO IV Ese hombre que camina, diligente y satisfecho, tiene oropeles por fuera y está vacío por dentro. Su corbata no consigue cubrir su afligido aspecto y su camisa de seda no cuadra con sus adentros. Ese hombre es un suspiro desalojado y hambriento, que no sabe lo que quiere, porque no quiere saberlo.
VERDES Están verdes las hojas, ¡las hojas están verdes! A pesar del invierno, a pesar de la nieve, mis hojas se conservan extrañamente verdes. Aunque mi tierra esté sin agua que la riegue, sin vallas que la amparen, sin nadie que la siembre, mis hojas siguen siendo lujosamente verdes.
TEMPLO Luna de piedra, templo serrano, ojos que miran azules páramos. Curvo horizonte, rocoso marco, pasión desnuda, quietud de sabio. Amor que flota sobre el espacio, raíces hondas, versos alados.
INVIERNO V La desnudez del alma se deshace en ventisca mientras crece el crepúsculo y se encoge la vida. Unos gatos glotones se relamen sin prisa con aromas de siesta en la tarde tranquila, y unas monjas desiertas van doblando la esquina con sus vapores negros, cenicientos de brisa.
ME LLENAN Me llenan las alondras los oídos cuando canto en silencio y me ocupan sin tregua y sin descanso poderosos ejércitos, armados con inútiles palabras. Me colman las encinas del sendero y me ciñen los labios los ardores del fuego. Me cercan los fantasmas y los ángeles buenos y me invaden los soles y las lunas, que habitan el misterio.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO III Tiene tantas servidumbres el hombre del traje negro, que arrastra como un castigo, penosamente, su cuerpo. Asolado por las sombras, habitado por los miedos, perdido en un laberinto de sinsabores sin sueños, como un muñeco camina el hombre del traje negro. Encerrado en su ataúd de Cortefiel y de estreno, entre la masa se pierde con ese terno tan serio.
TENGO MARCHITA LA FRENTE Tengo marchita la frente de tanto mirar la tarde; con la edad me hice paciente, perdonad por este alarde. Con sensatez imprudente espero lo que me aguarde; soy un corazón que arde, que no escapa de la gente. Y disculpad que me guarde de seguir a la corriente; soy un valiente cobarde, ¡pero un cobarde valiente!
PERDONA Perdona que te comente: ¿nunca te cansas de herir? ¿Es que no puedes vivir sin un puñal en los dientes? ¿Eres así, simplemente o es tu forma de sufrir, que tiene que conseguir que sufra también la gente? Perdona, soy inocente y aunque yo sé resistir no lo voy a consentir, perdona que te comente.
LA VERDAD DE LAS FLORES La verdad de las flores reside en el que mira su misterio escondido envuelto en la fragancia; su verdad pertenece a la mano risueña, que corta con esmero su vida, indiferente. La flor es la conciencia del ser atormentado, que crea con su mirada la verdad de las flores.
ME DUELE Me duele por arriba y por abajo, y me duele por dentro y me duele por fuera, me duele sin remedio. Y por todos mis huecos y rincones se extiende como un fuego el dolor del dolor de tanta gente, de tanto sufrimiento. Me duelen las mentiras y el cómplice silencio de los mismos que sufren y se mueren sin saber que están muertos, antes de haber nacido, vencidos por el miedo.
SOMBRAS El árbol dibuja sombras que no conoce la noche, sombras de besos robados por incautos corazones. Sombras que guardan la luz de la frente de los hombres, esos volcanes ardiendo con fuego de ardientes soles. Sombra formada por chorros de inagotables colores, que brotan de la penumbra disfrazadas de las flores. El árbol dibuja sombras que no concibe la noche.
ME RÍO Un río me corre por dentro con agua, espuma y orillas; el agua, unas veces turbia; otras veces, cristalina. A veces discurre manso por verdes prados, sin prisa; otras, se vuelve un corcel bronco, veloz serpentina, que va volando hacia el mar en galopada suicida. Por eso río navega mi barca todos los días, repleta de plenitudes y de ocasiones perdidas. Por el río que me invade marchan mi llanto y mi risa.
PROMETO Prometo no decir más la verdad y prometo callar, sellar la boca, cuando mi lengua furibunda y loca clame al mundo pidiendo libertad. No tendré con mi lengua más piedad, desde ahora diré lo que me toca, que el que cierra la mui no se equivoca y gana por su bien tranquilidad Prometo, si hace falta, no sentir, prometo, si es preciso, no pensar, y quitarme de en medio, darme el piro; ni opinar, ni enfadarme, ni decir, ni juzgar, ni creer, ni molestar, y si hay que retirarse, me retiro.
LEJOS Lejos, siempre lejos se encuentra la hermosura, lejos de la razón, cerca del viento, lejos de la verdad del corazón, cerca del sufrimiento. Lejos, como una nube de algodón salada, se mece entre las cosas, la soledad sagrada, tranquila, deseada, paciente, luminosa. Lejos, Lejos de todo, cerca de nada.
LA NOVELA NEGRA Sus páginas chorrean la sangre que el misterio destila entre la fronda, que abarrota su cuerpo. Hay en los bajos fondos un perfume a secreto, un sabor a derrota, una ley del silencio. Por sus calles transitan truhanes y sabuesos unidos por los hilos fugaces de los hechos. De sus páginas mana la fuente del misterio.
INVIERNO IV Las agujas del cielo se derriten sin pausa; y en los vientres del mar travesean las opacas criaturas sedientas de luciérnagas blancas. Trepan ondas azules por la piel de la escarcha y la lluvia me llueve hacia arriba, sin pausa.
LA FACTURA En la vida se acaba pagando la factura, no hay forma de escapar, os juro que ninguna. Y de nada te sirve llorar o hacer preguntas, ni clamar contra el cielo, ni reclamar su ayuda. La verdad no se viste, está mejor desnuda.
¿VIVIR? Mirar sin ver, tocar sin percibir; llorar sin padecer, apreciar sin sentir. Amar sin conocer, soportar sin sufrir, caminar sin querer conversar sin decir; estudiar sin saber y vivir sin vivir.
¿DÓNDE ESTÁ? La mano que acaricia, ¿dónde está? La mirada que anima, ¿Dónde está? El ejemplo que invita, ¿dónde está? La verdad que concilia, ¿Dónde están? ¿Tus certezas, mis dudas? ¿Dónde fueron a dar?
ESPERAR Aprender a esperar, disfrutar de la espera, dormirse en la esperanza, sin miedos ni certezas. Simplemente esperar siguiendo la vereda siempre, siempre adelante, sin dar jamás la vuelta. La vida es esperar sin nostalgia, sin meta, esperar sin destino, disfrutar de la espera.
LA NOCHE DEL ALMA En la noche del alma los fantasmas retozan, se alborotan las brujas y se alteran las cosas. Como en un aquelarre, te cerca la derrota, se hace estruendo el silencio, se hacen siglos las horas y las dudas te invaden, buscando en la memoria los dolores pasados y las oscuras sombras.
EL PROBLEMA El problema es el motor, que activa la inteligencia; los problemas son las llaves, que abren todas las puertas. Sin problemas no hay verdades, ni preguntas ni respuestas. El problema está en la base germinal de la existencia: sin problemas no se avanza, sin problemas no se empieza.
LA IDEA La idea es un pálido reflejo del objeto, un irrisorio esquema, un enturbiado espejo; un gélido fantasma, sin carne ni esqueleto; un dibujo grosero, una entelequia, un eco de la cosa que encarna; una sombra en el tiempo.
DETRÁS Detrás de la algarabía se esconde la soledad, esa terrible verdad desnuda, triste y sombría. Y detrás de la corriente hay algo quieto que cambia también, pero lentamente. Hay una luz escondida en cualquier oscuridad, y una juventud perdida en cualquier eternidad. Y detrás de las palabras hay verdades absolutas, terribles, duras, macabras.
LA SOMBRA La sombre, triste, se afana en seguirme tercamente; yo le sigo la corriente, porque sé que es cosa vana. A mediodía se pone tan cerca que soy yo mismo y me vuelvo un espejismo de mi sombra cicerone. Mi sombra, sin mí, no es nada; yo, sin mi sombra, no soy; ella va dónde yo voy, siempre a mis huesos pegada.
VÍCTIMAS Escondido en la sombra, el futuro imperfecto, aguarda silencioso como un ladrón sediento. Su silueta se intuye detrás de los espejos y su forma, desnuda, fantasma fraudulento, igual que el horizonte se aleja sin remedio. Su rigor es seguro, su destino es incierto, sus víctimas, propicias, su designio, secreto.
EL PODER Con su cota de malla, con su lengua de acero, su verdad infalible y sus tripas de hierro, el poder se dirige al final de los tiempos: implacable, seguro despiadado, sereno. Con su piel de granito y su instinto sangriento, ni hay quien lo detenga, ni quien le ponga freno. Con su cara radiante y sus tripas de hierro.
ALGO AMABLE Hay veces que me sobran las noches y las tardes, y me estorba la piel y hasta el roce del aire me duele como un dardo poblado de verdades. Y renuncio a la luz y no quiero buscarte y no tengo consuelo con nada ni con nadie. Ni besos, ni caricias, solo quiero algo amable.
LA GUIATARRA ¿No sabe la guitarra las penas del cantor? ¿No sabe de las lágrimas que bañan su canción? La guitarra conoce muy bien su corazón y en sus cuerdas acuna su llanto y su dolor. La guitarra sí sabe las penas del cantor.
UN REFLEJO Hay un tapiz impreciso delante de la mirada; el campo se extiende verde, aunque la niebla lo apaga. Asoma el Sol temeroso su cara de fuego y grana y el velo de la penumbra se deshace en retirada. Un reflejo, puro, limpio, desde la casa encalada, anuncia un nuevo horizontes, renovado en la distancia.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO II El hombre del traje negro tiene de luto el alma, negros los huesos y en su jardín de infancia juegan los viejos. El hombre cierra las puertas a los colores traviesos, esos que encienden candelas en los helados desiertos. Nada de eso le interesa al hombre del traje negro. Que tiene luto en el alma, negros los huesos, vencida la esperanza, el hombre del traje negro.
GRITOS Gritos, oscuras razones, que emborronan las palabras, fronteras impermeables, que no dejan ver el alba. Brumas que opacan la luz, paredes en las ventanas, cuchillos en las esquinas, dos frentes vueltas de espalda. Dos corazones de piedra, desgañitadas espadas. Gritos, terribles razones, Que emborronan las palabras.
PARADOJAS Cual sale el orden del caos, brota el gozo de la pena, la calma de la pasión, la verdad de la quimera, el hielo del agua clara y la luz de las tinieblas. El Sol brota de la noche, de la noche, las estrellas de mis miedos, la razón, de mis dudas, la certeza, y del letargo invernal florece la primavera.
EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS IV El hombre viste de gris, porque olvidó los colores en un pasillo del alma, cubierto de desamores. En un desván oxidado se dejó sus ilusiones, sus caprichos infantiles, sus gustos, sus opiniones. Y hasta sus ganas de amar arrinconó entre las flores marchitas que no volvió a regar. ¡Pobres canciones, que volaron de su pecho, sin salir de sus nrincones.
LA BARCA Abrigada por las olas y mecida por el viento, solitariamente a solas, alada reina de un cuento. ¡Ay, barca, quien te tuviera reina salada y marina, temeraria y peregrina, en mi perdida escollera. Barquita de una acuarela, en una pared penada, de los mares olvidada, eternidad que no vuela.
AQUELLA FLOR Aquella flor encierra suspiros y canciones, metáforas idílicas y néctares de amores. En sus pétalos caben engaños y perdones, sabrosas melodías, aromas de la noche, encuentros y caricias, besos y ruiseñores. En una flor se encierran las mejores razones.
INVIERNO III Dulce es el sol que calienta los carámbanos de fuego, que erige la madrugada con sus cinceles de hielo. Caricia que dulcifica el gélido son del viento, matizando los rigores satánicos del invierno. Dulce como la mistela, dulce lo mismo que un beso, es la caricia del Sol, que me corteja en enero.
VERTICAL Vertical sobre la espuma se levanta como un roble de piedra templada y noble desafiando la bruma. ¡Ay, vertical fortaleza desnuda, quieta y callada, por el aire amurallada en milagrosa proeza. Ojos mirando al poniente con asombrosa armonía, llenos de melancolía que llora su augusta frente.
INVIERNO II En sus brazos se aflige mi postrada osamenta , que una blasfemia erige al dios de la tormenta. Bajo un techo de plomo Se agiganta mi pena y no sé muy bien como soporto esta condena. La angustia de estar vivo, el beso del infierno, con tristeza recibo cuando llega el invierno.
UNA NORMA Hay una norma que rige sobre el conjunto de normas de todas clases y géneros, que reinan sobre las cosas. Una norma no firmada ni escrita, solo una norma inscrita en el genotipo germinal de las personas. Una tensión que convida a respetar la memoria, pero mirando al futuro, como flecha voladora.
EL PRIMER BOLEROO Justo es que el primer bolero se llamara así: Tristezas; fue el inicio de una ristra de desamores sin tregua. En la historia del bolero hay más desdichas y penas que corazones gozosos y plenitudes de fiesta. la gracia de la desgracia, el desliz que no se espera, es la flor de este jardín de misteriosas esencias. Por eso el primer bolero tuvo por nombre Tristezas.
EN TUS LABIOS En tus labios se pierde la noción del espacio, el tiempo se diluye, el viento se hace manso y una guerra se vuelve mi ansiedad por besarlos. Tus labios son futuro abierto, insospechado, promesas de verdades, que no saben los astros, porque al final de todo, de un modo necesario, en el centro del mundo solo quedan tus labios.
DENTRO Y FUERA Dentro, solo por dentro me miro y me conozco. Dentro soy lo que soy; fuera me descompongo, no me acuerdo de mí, soy casi otro. Solo dentro me hallo, me encuentro, me acomodo, mientras fuera me siento como un juguete roto, un paria del destino, un jinete sin potro. Dentro soy casi yo; fuera soy casi otro.
CONVIVENCIA Aunque parezca imposible, tengo que hacer convivir, en plenitud y armonía un bolero de Machín con un rap estrafalario y un pasodoble cañí. Una balada romántica con Yesterday e Imagine; una copla de Juanito con Michael Jackson y así, con razón y con juicio, con ciencia podré decir, que subido a un pentagrama, yo la cabeza perdí.
INVIERNO I Y de pronto un puñal, helado, transparente, transfigura en cristal el gozo de la fuente. Envuelto en algodones, escarchas y rocío, oculta en sus cajones temblor y escalofrío. Con sus manos de hielo lastima mis heridas; ¡maldición de ese cielo, que congela la vida!
EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS III El hombre del traje gris, por imitar al de blanco, bebe whisky sin alcohol y riega flores de plástico. Perfuma su aburrimiento con aromas tan baratos, que nadie a su alrededor percibe en él ningún cambio. El hombre del traje gris siempre lleva el mismo paso, la misma mueca afligida, el mismo gesto cansado.
LA LLUVIA MISTERIOSA La lluvia empaña el ojo, la lluvia pone un velo en la mirada; el paisaje se enturbia por el albor del agua y las luces del día con tibieza se apagan. Pero la lluvia tiene misteriosa armonía con el alma y provoca venturas en las penas cansadas, y plácidas tinieblas y turbulencias mansas.
GARCILASO ¡Ay, Garcilaso, divino trovador de los amores de pastoras y pastores en medievales caminos! En los paisajes idílicos ataviados de candor, aún suenan los tonos líricos, que iba tocando el amor. ¡Ay, Garcilaso, poeta alquimista de canciones y perito en la secreta verdad de los corazones.
MACHADO II Las huellas del caminante van construyendo el camino, esa senda vacilante sin descanso y sin destino. Machado, aquel adivino, nos enseñó en su cantar, que no hay que buscar caminos, se hace camino al andar. Y que esa senda es vereda, que no se vuelve a pisar; todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar.
EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS II El hombre del traje gris, cuando se mira al espejo no encuentra al niño que lleva susurrándole en el pecho. Una aureola de nada lo corona con desprecio: un vacío que lo invade como un invencible ejército. El hombre mira y no encuentra ni una gota de misterio, todo es vulgar y vulgar es su mirada de viejo. Al hombre del traje gris lo asesinan los espejos.
A VECES A veces crecen bombones y amapolas en el pecho y dan ganas de saltar y lo viejo se hace nuevo. Y fuegos artificiales invaden el esqueleto y luces y serpentinas, de fiesta llenan el cuerpo y las campanas repican y se detiene hasta el tiempo y una llama misteriosa te va avivando por dentro. Solo a veces es posible dejar la pena en silencio.
HERIDA El río Guadalevín es una herida rocosa que divide en dos mitades la arquitectura de Ronda. En dos mitades enteras, en dos porciones gloriosas, en dos mitades que encuentran su plenitud en la otra. El río Guadalevín hiere con su beso a Ronda.
Ç EQUILIBRIO El pájaro conserva la Tierra en equilibrio y sobre dos alambres observa el infinito. Mantiene con el viento una lucha de siglos y casi siembre gana porque sigue su instinto. Vivir es caminar al borde del abismo.
AZAR ¿Fue culpa de la luna? ¿Tal vez fueron los astros? ¿Qui zás fue la fortuna la que movió tus labios? Me dijiste que sí y yo me sentí a salvo, porque todos mis miedos se fueron retirando, y empecé a delirar, mientras mi voz, despacio, intentó responder, hablarte, sin lograrlo.
EN UN DESPACHO Como un jilguero enjaulado, su corazón de pirata, de corsario estrangulado por la piel de una corbata, se siente mi yo bohemio, cansado de ser prudente, sin recibir otro premio que soñar eternamente. Un loco que no se entera, un cuerdo sin ilusiones, un invierno en primavera, un cantante sin canciones.
LA FUENTE Se ha secado la fuente, que endulzaba el sendero, que preñaba el arroyo, que alegraba los huertos. Mis flores están mustias y el tronco de mi cuerpo se ha quedado sin ramas, desamparado, viejo. Mi prado se ha secado, mi dolor se ha hecho eterno, mi boca, una amargura; mi campiña, un desierto. Se ha secado la fuente, que brotaba en mi pecho.
ANTONIO MACHADO I Sus Campos de Castilla son radiantes ventanas, oasis solitarios en medio de la nada. Antonio sabe unir el fuego y la palabra y alumbrar con sus luces los pasillos del alma. En una España gris, en una triste patria, él va abriendo caminos de lúcida esperanza.
MÁS SILENCIO Sus Campos de Castilla son radiantes ventanas, oasis solitarios en medio de la nada. Antonio sabe unir el fuego y la palabra y alumbrar con sus luces los pasillos del alma. En una España gris, en una triste patria, él va abriendo caminos de lúcida esperanza.
EL OJO El ojo te mira, traspasa tu piel, penetra y penetra una y otra vez. Y no hay manera de escapar de él, porque el ojo sabe lo que hay que saber: entrar en tu mundo, hurgar en tu ser y sacar de dentro tu esencia después. El ojo es un sabio que todo lo ve.
PERSECUCIÓN Vienen detrás de mis pasos los distinguidos melones y los abdómenes grasos pisándome los talones. ¡Ay, cómo quema el aliento maloliente y corrompido de no decir o que siento cuando me encuentro vencido! Y me arañan con sus uñas las alimañas rabiosas, y me azotan las pezuñas de las bestias peligrosas. Pero yo, desesperado me aparto de mi camino y un aullido desgarrado muere entre cardos y espinos.
OJOS Aunque tiemblen los años en su pupila regia, aunque la luz se apague debajo de sus cejas. Aunque rueden marchitas sus lágrimas de arena y se evapore el mar de su frente indefensa, quedará su sonrisa alumbrando la Tierra: sus ojos morirán, su mirada es eterna.
Y ES MÁS DURO EL INVIERNO ¿Es real esta ausencia? ¿Es verdad este miedo? ¿Es sincera esta duda, que taladra los huesos? ¡Ay, cómo cala esa música Celestial del infierno! ¡Cómo quema la sal! ¡cómo amargan los besos, que vuelan sin dejar ni rastro de deseo! El Sol ya no calienta y es más duro el invierno y las manos no alcanzan ni la luz ni el misterio.
EN HOMBRE DEL TRAJE GRIS I El hombre del traje gris va persiguiendo al de negro; lo persigue sin querer, como una sombra sin dueño. ¿Por qué van tan envarados, mirando siempre hacia el suelo? ¿Por qué parece que huyen, por qué circulan tan serios Y por qué fruncen las cejas para llorar en silencio? Llevan el mismo camino, espinoso, polvoriento, el hombre del traje gris y el hombre del traje negro.
BRINDIS Otra ronda, camarero, que me toca a mí brindar y quiero mi copa alzar en este siete de enero, por los que saben ganar sin hacer ni un prisionero. Ni necesitan matar, ni trampear el sendero. Por ellos voy a brindar, mientras me quito el sombrero.
PERDIDO Como un matiz de nada, que no conoce el aire, ni la luz, ni el misterio, ni las hierbas del valle. Como una fruta vana, que no sabe de nadie, ni aprecia lo que quiere, ni quiere lo que sabe; así me siento hoy, sediento de mi sangre, desnudo ante mi cuerpo, perdido por las calles.
LA LUZ De pronto, ves la luz, detrás del túnel negro y empiezas a creer, que va a cambiar el tiempo. Y miras de otra forma y lloras en silencio. Pero era un espejismo, el reflejo de un sueño, y otra vez las espinas se apropian del sendero y de nuevo la luz se pierde sin remedio.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO I ¿A dónde va tan deprisa el hombre del traje negro? Va mirando sin mirar, igual que si fuera ciego. ¿Acaso olvidó su vida en un rincón del sendero? ¿Alguien le puede decir que la meta no está lejos, que no es preciso correr ni hace falta ser primero? ¿Alguien le puede indicar que es un vivo que está muerto?
INCONCLUSA El día que yo me muera saltaré de la tumba, para acabar la obra que dejaré inconclusa. ¿Inconclusa? ¿Qué obra? ¿Es obra la ilusión? ¿Es obra la locura? ¡Bah!, apenas son reflejos, fantasmas de una duda… la duda de vivir, esa terrible lucha más acá del placer, más allá de la tumba.
FRÍO Frío, como un concepto helado va discurriendo el río. Cansino, indiferente, sin darte apenas cuenta te lleva la corriente. Despacio, lentamente, se va llevando al mar tu mirada inocente. Frío, con un vestido helado de escarcha y de rocío, camino de la nada se va perdiendo el río.
UNO DE ENRO Cansado empieza el año, uno de enero; sin luces ni horizonte, vencido sin remedio, porque antes de nacer parece muerto. Un año que se engancha a su anterior postrero como una sombra nueva sobre un hermano viejo. Con plomo sobre el alma: uno de enero.
LA VIDA ES… La vida es un breve crepúsculo negro; breves resplandores encienden el cielo, incendian el alma, emprenden el vuelo. Pero son señales, instantes, momentos; lo que queda siempre flotando en silencio es la larga noche plagada de miedos, sombría, desierta, desnuda en el hielo.