La brisa fresca que deja al pasar
me lleva triste y solitario a ver
que nada queda, que todo se va,
sólo recuerdos tibios del ayer.
Como una sombra queda y nada más
que una penumbra fluye y permanece
envuelta en mil pedazos de verdad.
Llega el momento y todo debe ser
como lo quieran ellos, ¡qué más da!
si somos fuego que deja de arder,
presas que huyen de la soledad.
Se va despacio cada atardecer
y en el silencio todo se adormece,
todo se oculta como sin querer.
Toda una vida dura la ilusión,
sólo un instante la felicidad:
el tiempo arrastra toda la emoción
y la esperanza va quedando atrás.
Y cada casa puede ser tu hogar
y es la nostalgia la que recompone
los mil pedazos rotos de verdad.
Siento que el miedo se aleja
que el recuerdo no es igual,
que estoy poniendo una queja
en tus labios de metal.