Él estaba enamorado,
siempre la quiso en silencio,
se le notaba en la cara,
en la punta de los dedos.
Siempre vivió para ella,
nunca le dijo te quiero,
le bastaba con sentirla,
ella era el centro del cielo.
Nada que no fuera ella
habitaba su universo
Ella también lo quería,
era el hombre de sus sueños,
pero quería escucharlo,
no le bastaba tenerlo.
Ella lo amaba a su modo
como en el cine, en los cuentos…
-el amor hecho palabra
es el amor verdadero-.
Esa breve anomalía
se interponía entre ellos;
ella buscaba su boca
y sólo encontraba besos.
Nunca dejó de intentarlo,
necesitaba saberlo,
de su boca, de sus labios,
confirmar lo que era cierto.
Cuando, por fin, una noche
él fue vencido a su empeño,
cuando ganado a su causa
le arrancó un vulgar «te quiero»,
todo empezó a terminarse
y ella dejó de quererlo.