A tus pies estamos puestos,
Señora.
Mira a tus ojos serranos
cómo te adoran
y quieren estar contigo
a todas horas.
Quédate conmigo,
nunca me abandones,
no nos dejes nunca,
no nos dejes nunca
sin tus favores.
Los romeros te cantamos
con alegría
para pedir tu consuelo
de noche y día.
De noche y día
queremos que nos protejas
de noche y día;
 queremos que nos protejas
siempre, María.
Quédate conmigo…
Luz y guía del camino,
eres la aurora
que desvela las tinieblas
de nuestra shoras,
apagando las tristezas
que nos ahogan,
apagando las tristezas
siempre, Señora.
Quédate conmigo…
Qué bonita está mi virgen
de La Cabeza
cuando todos los hermanos
juntos le rezan.