CICERONE Y TROVADOR: COLEGIOS
Las Escuelas Salesianas de Santa Teresa deben su nombre a la creadora de la Fundación Moctezuma, Dª María Teresa Holgado, y a que la inauguración de las misma coincidió con la onomástica de la Marquesa, el 15 de Octubre de 1.902, festividad de Santa Teresa.
El marquesado de Moctezuma fue creado por la Reina Isabel II el 26 de febrero de 1.864, a favor de D. Alonso Holgado Díez de Mendoza Ahumada y Salcedo, teniente coronel y descendiente directo del último emperador azteca. Éste casó en Ronda con Dª Francisca de Paula Vázquez de Mondragón y Quevedo, Manrique de Luna y Solís, hija de los marqueses de Villasierra.
De este matrimonio nacieron tres hijos, Juan, José María y María Teresa, que vinieron al mundo en el Palacio de Mondragón. Todos murieron sin herederos, por lo que el título vino a caer en la Casa de Ahumada. El título lo heredó D. José Mª, ya que el primogénito, Juan, había fallecido; al morir D. José Mª en Ronda en el año 1.891, a los ochenta años de edad, le sucedió su hermana María Teresa.
Al dejar a su hermana la herencia de todos sus bienes, D. José Mª dejó previsto que parte de su fortuna se dedicase a una fundación benéfica que favoreciese a la juventud rondeña, para lo que le rogó contase con el asesoramiento del Obispo de Málaga, que lo era en aquel momento, Marcelo Spínola y Maestre (actualmente beato), que aconsejó a la fundadora la entrega de Santa Teresa a los Salesianos.
La Marquesa se dirigió al notario de Ronda D. Pedro Ponce Ramírez, para realizar la escritura institucional de la “Fundación Moctezuma”, otorgada en Ronda el día 19 de Marzo de 1.894, por lo que quedó constituida una institución benéfica de carácter perpetuo, dedicada a la educación de varones. La Fundación estaría bajo la dependencia de la Marquesa mientras ella viviese y, a su muerte, se constituiría una junta de patronos bajo la superior autoridad del Prelado de la Diócesis de Málaga y cuatro Patronos, dos párrocos cada bienio, de los cuatro que había en Ronda y otros dos cada bienio nombrados por el Obispo de la Diócesis.
La Marquesa murió el día 2 de Mayo de 1.897 sin que viera finalizadas las obras del colegio.
La relación de la valoración de las fincas propiedad de esta señora se elevaban a 369.880 pesetas, entre las que estaba incluida la casa Solariega del Mayorazgo de Ovalle, en la Plazuela del Gigante, como casa donde esporádicamente habitaba ella. Entre las donaciones de la Marquesa constan 10.000 pesetas para la creación del Monte de Piedad y 25.000 pesetas y una huerta con una casa vieja dentro de la villa de Arriate a las Madres de los
Desamparados de San José de la Montaña, donde la hermana Petra hizo el actual asilo.
Cuando los Salesianos llegan a Ronda el día 12 de Octubre de 1.902 las escuelas ya estaban construidas y sólo tuvieron que proceder a su inauguración. El primer director de estas escuelas fue D. Antonio Ricaldone, que murió un año después en el propio colegio de fiebres tifoideas.
Por estas escuelas han pasado un sin in de generaciones de rondeños que desde el principio ha ido ocupando puestos de trabajo en nuestra ciudad y otros muchos que han hecho carrera en instituciones públicas y privadas, como otros que han accedido a carreras universitarias, estando hoy distribuidos por todo el territorio patrio. Han sido un hervidero de cómicos, músicos, poetas, literatos, pintores, escultores, banqueros, contables, oficinistas etc.
Entre esos muchos se encuentra el coautor de esta obra, que tuvo la suerte de ser alumno y más tarde director del que ya entonces se llamaba Colegio Santa Teresa durante 14 añose y quien ésto les escribe, que tuvo la suerte de participar de la enseñanza y del Sistema Preventivo de D. Bosco durante muchos años y de los que tiene un grato recuerdo y un profundo agradecimiento a la Congregación que D. Bosco fundara mediado el siglo XIX. Sobre todo les tiene que agradecer el arpón del teatro, que dejó clavado en mi alma.
SANTA TERESA
En tus patios de tierra seca y dura
revivimos los sueños de grandeza
que nos iba metiendo en la cabeza
un coro de milagros y de curas.
En tu iglesia labramos la conciencia
con cinceles de incienso y de martirio,
aupados por el ansia del delirio
que produce el ayuno y la abstinencia.
y en tus aulas de techos siderales
buscábamos a tientas un camino
en medio de un desértico barbecho
aprendimos las ciencias celestiales
y estudiando lo humano y lo divino
nos convertiste en hombres de provecho.
EL CASTILLO
Te miro con la nostalgia alegre y complaciente
de quien vivió inevitables momentos en tu seno.
No eran buenos tiempos,
pero la infancia y la adolescencia
y los ojos inocentes de quien empieza
a palpar los recovecos de la existencia,
que no tienen espacio para las aristas,
han dejado un pozo de afecto indestructible
en el fondo de mis sentimientos.
Como si hubieran sido buenos tiempos,
Como si hubieran sido los mejores.
Un pozo que anula cualquier atisbo de la amargura
inevitable que conlleva cualquier experiencia vital
y más en épocas de crisis, de crecimiento y desconsuelos.
Te agradezco todo lo que en ti viví y sentí;
Todo lo que aprendí, lo que gané y lo que perdí.
Todo lo doy por bien empleado.
Incluso lo que no me diste, lo que me hurtaste,
me sirvió, más tarde, para comprender
que me habías negado algo más de la mitad
de lo que me ofreciste.
Lo que tuve que conseguir fuera
me hizo comprender el valor
de lo que había logrado dentro.
Me enseñaste una parte de la verdad:
Oscura, tendenciosa y pervertida, sí,
pero recia y preñada de misterios y esperanzas.
Una verdad que me mandaba sin demasiado equipaje
hacia el porvenir;
hacia lo que, inevitablemente, a todos
se nos viene encima.
Pero yo te miro con cariño,
como si aún siguiera en tus entrañas
y compartieras conmigo
el mismo niño que ambos llevamos dentro.
El Colegio conocido solamente como “El Castillo”, debe su nombre a que el edificio actual se encuentra en el mismo emplazamiento donde, desde los albores de la historia antigua de Ronda, estuvo situado “El Castillo del Laurel”. Lo del Sagrado Corazón viene por que quienes se hicieron cargo del Colegio, una vez finalizado el mismo, fue la Orden de los Agustinos de la Provincial del Sagrado Corazón de Madrid.
En principio, recordemos que la “Escritura Institucional de la Fundación Moctezuma”, otorgada en Ronda el 19 de Marzo de 1.894, por Dª María Teresa Holgado Vázquez de Mondragón, se refería únicamente a proporcionar educación primaria, secundaria y de artes y oficio a la juventud rondeña. Ya hemos hablado de la educación primaria con las Escuelas se Santa Teresa y ahora vamos con la segunda idea de la Marquesa al crear la Fundación, que es la enseñanza secundaria, como se prevé en la cláusula 5ª del Testamento de la Marquesa , otorgado por ella el día 24 de Abril de 1.897, pocos días antes de morir.
En esa cláusula aparece claramente que se estaba construyendo sobre el solar del antiguo Castillo del Laurel lo que es el edificio del Colegio del Sagrado Corazón que ella no vería terminado. El Castillo del Laurel, después de la Reconquista de Ronda, quedó en muy mal estado y sólo se conservaba la torra ochavada, los muros exteriores y
algún resto de la muralla que lo cerraba. Al estar a la intemperie y sin consolidar su estructura y después de la demolición, vía dinamita, que realizaron los franceses cuando abandonaron Ronda. En el edificio, a causa de las lluvias, se produjeron varios desplomes, que incluso interrumpieron el paso entre al barrio de San Francisco y la ciudad por las imágenes, y con el riesgo de nuevos desplomes.
El Estado pensó en enajenar este terreno y venderlo por un precio módico.
La Marquesa de Moctezuma pidió al Ayuntamiento la cesión gratuita del este terreno para la construcción de un colegio a cambio de varias casas que la Marquesa tenía en la calle Goleta y en la calle Escalinata.
El Ayuntamiento cedió el terreno, la marquesa las casas y, manos a la obra.
El que lo tomaran los Padres Agustinos y no los Salesianos como era deseo del Obispo de Málaga y lo había sido de la Marquesa, se debió a que los salesianos por ese tiempo, siendo su Congregación de reciente instalación en España no tenían suficientes salesianos para hacer frente a los dos colegios, por lo que el Obispo D. Marcelo Spínola le cedió las instalaciones a los padres Agustinos. Éstos lo mantuvieron desde el año 1.903, de su terminación, hasta 1.919 en que el Obispo D. Manuel González, beatificado por el Papa Juan Pablo II el día 29 de Abril de 2.001, lo entregó a los Salesianos después del abandono, por causas económicas, de los Agustinos.
El primer director de este Colegio, ya salesiano, lo fue D. Salvador Rosés, que, así mismo, lo sería del Colegio de Santa Teresa entre los años 1.943 al 46 y de la Casa de D. Bosco de 1.946 hasta su muerte en el año 1.964.
Por el Colegio del Castillo, igual que por las Escuelas de Santa Teresa, han pasado un sin fin de españoles, pues este Colegio era para internos y externos, por lo que acudían familias de todas partes para que sus hijos se educasen en el Castillo y así mismo muchos rondeños han tenido la oportunidad de estudiar bachillerato en este Colegio de rancio abolengo y conocido en toda España por su disciplina y su calidad en la enseñanza.
En la actualidad y una vez que los salesianos dejaron el Colegio se convirtió en Hogar Escuela, dependiendo del Estado bajo dirección salesiana y profesorado secular. Actualmente ha sido vendido a la iniciativa privada que pretende hacer un hotel. En estas instalaciones que han visto pasar tantas generaciones de jóvenes.
Ya he contado antes, al hablar de Santa Teresa, que mi primer Colegio en Ronda fueron las Escuelas Salesianas de Santa Teresa. Pero por causas familiares, mi padre se vio en la obligación de pasarnos, a mi hermano Pedro y a mí, al Colegio Juan Carrillo, que por ese tiempo lo dirigía un paisano de mi padre, es decir oriundo del Colmenar.
Este edificio se encuentra situado en la parte norte de la ciudad de Ronda, justo frente de la Estación de Ferrocarril, en lo que antiguamente conocíamos los rondeños como el Llano de la Estación, pues era una explanada terriza, sin más edificación que la estación, este centro escolar y la serie de chaléts que iban de la estación hacia Ronda, o a la inversa. Desde ahí, desde el colegio, hacia el oeste, no existía ninguna edificación por lo que ese llano se utilizaba para la instalación de las diversas ferias que se hacían en Ronda. Existía, eso sí,
una industria de los Pérez Urruti, familia muy de Ronda, que tenían unas bodegas donde hacían vino fino, uno de ellos muy famoso en Ronda, aunque de medio pelo, el fino PUSA (Pérez Urruti Sociedad Anónima)
Éste Colegio se fundó en Ronda en el año 1.928 y lleva el nombre de un ilustre “Maestro” rondeño de primera enseñanza, D. Juan Carrillo Sánchez, hijo de D. Juan Carrillo Andrade y de Dª Antonia Sánchez López. Fue el tercero de los nueve hijos de este prolífico matrimonio. Nació D. Juan el día 2 de enero de 1.829. Sus padres y hermanos también eran nacidos aquí. Según consta en los anales del Exmo. Ayuntamiento, el mismo día en que se hizo Hijo Predilecto de Ronda a D. Francisco Carrillo Guerrero, ambién ilustre pedagogo, se dio su nombre
al Colegio que se había recién inaugurado en nuestra ciudad.
Desde que con cinco años entrase en la escuela de D. Francisco Sevilla, a D. Juan Carrillo se le puede aplicar lo que dijera D. Andrés Manjón: “aprendiendo o enseñando, nunca salí de la escuela”. Murió D. Juan en Toledo el día 9 de Abril de 1.910.
El edificio es de dos plantas y está rodeado por una zona de patios que han servido tradicionalmente para la expansión de los críos. En los años cincuenta se segregó la parte este del patio trasero para construir la Escuela de Maestría, hoy Centro del Profesorado. En la planta baja había tres aulas y en la planta segunda otras tres; el despacho del Director estaba en la baja, según se entraba a la derecha y la secretaría justo frente. Es un edifico
típico del XIX hecho en ladrillo muy al estilo mudéjar. Recuerdo que nos daba un miedo especial el pararrayos que instalaron en el tejado y cuyo cable caía por la fachada trasera buscando la tierra. El suelo era de madera, para evitar el frío en los inviernos de Ronda. El edificio dispone de grandes vidrieras al exterior que le dan una luminosidad muy importante a todo el interior del edificio y los espacios libres de pasillos y escaleras también muy amplios y acogedores.
Yo tengo un recuerdo funesto y otro agradable de éste centro: el primero, el día 11 de Mayo de 1.953, tuve la desgracia de perder a mi padre, y recuerdo que ese día no salí del colegio hasta por la tarde. Allí me mantuvieron entretenido con actividades deportivas, que a mí me encantaban hasta que me llevaron a casa para encontrarme con el drama. El segundo es el agradable y positivo y fue cuando en el pasillo del segundo piso instalaron un comedor en el que
almorzábamos los que teníamos más necesidades; allí comía yo trasla muerte de mi padre pues en casa lo pasamos bastante mal.
Fue mi maestro D. José Delgado Iborra, que era el maestro de la sexta; de la quinta lo era D. Manuel Ortiz y de la Cuarta, un recién llegado a Ronda, D. Rafael Haro. Allí lo pasé muy bien y empecé a hacer de portero de fútbol.
JUAN CARRILLO
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.