EL CICERONE Y EL TROVADOR

Un paseo embriagador por nuestra RONDA, de ahora y de siempre

PLAZA DEL CAMPOLLO

Al final de la calle Tenorio se encuentra una plaza, que el pueblo la ha llamado siempre “el Campillo”, tal vez, por su reducido espacio como para ser un campo, y que era, eso, un pequeño lugar en el que terminaba este sector de Ronda, dando acceso por un camino, situado en el ángulo de la derecha, a los antiguos Molinos del Tajo.
Este camino de los Molinos se ha arreglado y por él circulan a diario un buen número de turistas, que bajan para disfrutar de las vistas espectaculares del Tajo y el Puente Nuevo.

Con la venida de los Salesianos a Ronda en el año de 1.902, éstos solicitaron que la tal Plaza llevase el nombre de la Virgen que había ayudado a su Santo Fundador a crear la Congregación: “María Auxiliadora”. La Corporación de la época lo vio bien y con ese nombre oficial quedó. Por ello hay un azulejo con la figura de la citada Virgen y la inscripción con su nombre.

Se trata de una plaza coqueta y con unas balconadas que dan a la Serranía y que son un compendio de situación privilegiada hacia el oeste de Ronda. Desde ella se ven las sierras más importantes de la cadena que cierra este valle, desde el Peñón del Mure hasta la Sierra de la Peineta. Ello incluye el espectacular Pico de San Cristóbal y la colección de medias sierras de tonos grises y verdes que, al atardecer y amanecer, son un regalo que Dios le hace a los rondeños para que crean en su existencia.

La Plaza cuenta con el muro exterior de la Escuelas Salesianas de Santa Teresa, hoy Conservatorio Elemental de Música, que lleva el nombre de su creador Ramón Corrales. De igual forma, cuenta con la Casa del matrimonio, desaparecidos hace años, Martos-Avilés Casco; una vivienda con una situación espléndida que se encuentra , en la actualidad, en media ruina, pero cuya situación y enclave son perfectos; desde ella se disfruta de una panorámica maravillosa del todo el sector oeste del Tajo, incluida el Asa de la Caldera. El edificio es una casa solariega con unos jardines estupendos y un interior amplio en dos plantas y un primer sótano en el que estaba situado el servicio y las cocinas y en el segundo sótano se encontraban los gallineros, las conejeras y un pequeño huerto. 
Esta casa linda, por su parte este con una segregación que se hizo del Palacio de Mondragón y que en la actualidad ocupa D. Julián de Zulueta y Cebrián, ilustre científico de la UNESCO y ex alcalde de nuestra Ciudad, en la segunda legislatura de la democracia.

A continuación, hay una callejuela que lleva a la Plaza de Mondragón y una serie de casa del servicio, que se han restaurado últimamente con un gusto exquisito, habiendo conservado el sabor árabe – andaluz que tenían.

Mirando a ese horizonte tan travieso
donde el sol se retira hasta mañana,
la Plaza del Campillo se engalana
para asistir al mágico suceso.

Recibe el homenaje como un beso
que manda el astro de la frente grana
y en su pecho se agita la liviana
nostalgia que reclama su regreso.

En tus jardines siguen mis anhelos
jugando entre los trozos de una infancia
que sigue disfrutando en tus balcones.

Escenario de dudas y desvelos,
universo preñado de fragancia,
escuela de imborrables emociones.