HOMENAJE
HOMENAJE por mi JUBILACIÓN
Se les ocurrió a mis amigos que el 9 de junio era el mejor día para celebrar mi jubilación. Y no faltó casi nadia y quie lo hizo fue por imposibilidad material para poder estar allí. Más de 100 amigos, más de cien almas sintonizando con la mía. Noté el cariño y el calor de cada uno de ellos. Algunos, incluso, hablaron y lo hicieron con el corazón en la boca. Yo no pude desprenderme de las lágrimas que bañaban mis ojos.
Gracias, amigos; sin más retórica, gracias. No hay una palabra más grande que esa, ni más directa, ni más sublime, ni más preciosa. Ella sustituye a cualquier otro discurso brillante o retorcido, grandilocuente o retórico. Ninguno llegaría hasta donde es capaz de llegar esta palabra: GRACIAS.
Y con ella os mando esta canción, de la que, de momento, solo os dejo la letra, pero que prometo que algún día os cantaré. Es lo que allí sentí, en El Polvorilla, el pasado sábado día 9 de junio de 2018.

Este es el collage que se le ocurrió a mi amigo Queco Roca y que resume de un vistazo todas las cosas que ha uno se le han ido ocurriendo en los últimos años. No están todas, pero sí lo más trascendente.
El príncipe de un cuento
Aquí me siento plácido y querido,
a un palmo, más o menos, de la gloria,
hurgando en el cajón de la memoria
a salvo de la muerte y del olvido.
Me encuentro bien, mejor, de maravilla
abrazado al abrigo de mi gente,
dejándome llevar por la corriente
en este verde edén del Polvorilla.
ESTRIBILLO
Y envuelto en este mar de corazones,
pirata en mi bajel de fantasía,
navegando al compás de mis canciones,
ando entre la emoción y la alegría.
Así quiero seguir, ganando guerras,
saltando vallas y perdiendo miedos,
intentando llegar donde no puedo,
los pies un palmo encima de la tierra.
Aquí me siento el príncipe de un cuento,
envuelto en esta magia de ternura,
y a salvo del dolor y la amargura,
elevo a eternidad cada momento.
Cuando el glacial fantasma del presente
me visita, cebándose conmigo,
me abriga y alboroza solamente
el Sol de mi familia y mis amigos.
ESTRIBILLO
Y envuelto en este mar de corazones,
pirata en mi bajel de fantasía,
navegando al compás de mis canciones,
ando entre la emoción y la alegría.
Así quiero seguir, ganando guerras,
saltando vallas y perdiendo miedos,
intentando llegar donde no puedo,
los pies un palmo encima de la tierra.
Este poema-canción se me ocurrió durante el acto. Allí no pude terminar de darle forma para haberlo ofrecido a los asistentes. Se la di luego; por eso, lo coloco aquí en mi página, como homenaje para siempre a mi gente.









