Versos libres

Pese a tantas dependencias, subordinaciones, autocensuras y limitaciones, que a los seres humanos nos constriñen, estos versos quieren ser libres. Pese a ser libres, sonarán con ritmo y rima; para mí eso no supone ninguna esclavitud

versos libres

Nacen con voluntad de libertad y los echo a volar con la esperanza de que lleguen lejos; sin que nadie pueda detenerlos, deformarlos o apagarlos. Espero que su fuego caliente a otros corazones. Espero que nadie se queme con ellos. O, mejor, sí lo espero

RAZONES

Hay razones de la mente,
que no entiende el corazón
y cuitas del corazón,
que no puede ver la mente.

Extraña melancolía
la que brota de los pozos
profundos de la alegría.

¡Ay, corazón malherido,
cuántas flores en tu pecho
condenadas al olvido!

Razones y sinrazones,
parecen la misma cosa
según sean las ocasiones.

ACORDES DEL PASADO

Cuando vuelven los viejos
acordes del pasado
a inundar el presente
con su turbio quebranto,
me invaden los fantasmas
Se me secan mis labios;
el fruto de mi higuera
se va volviendo amargo
y las nubes apagan
el Sol de mi verano.
Los viejos sones tristes
caminan a mi lado,
me invaden y recuerdan
el tiempo de un fracaso.

LA PEÑA FLAMENCA

Vuelvo a llenarme de vida
cuando regreso a esta Peña
y las musas me saludan
al traspasar esa puerta.
Volver a esta catedral,
donde brillan las estrellas,
es regresar a tu casa
cuando tu gente te espera.
Un abrazo que se nota
desde que entras en ella;
ﺢ esta es la peña de todos,
esta es mi Peña Flamenca.

EL FUEGO DE TUS OJOS

El viento mece las verdes
hojas del chopo sediento
y los suspiros, sedientos
por la vereda se pierden.

Tiñe pajizo el rastrojo
el lienzo del altozano
y del fuego del verano
están bebiendo tus ojos.

Qué extraña es la soledad:
puedo decir –y no miento-
que con ella yo me siento
más cerca de la verdad.

El campo se hizo amarillo
y la ciudad, escarlata;
por el arroyo de plata
se escucha el canto de un grillo.

Y del fuego de tus ojos
se alimenta mi verano
y mis versos se hacen rojos
mensajeros de tu mano.

EVALUACIÓN

Dígame usted Don Florencio:
¿Qué ha sacado en Lengua, Julia?
Aprobado por los pelos.
Es que estos niños no estudian.
Son flojos y perezosos,
ni te atienden, ni te escuchan
indolentes, malcriados,
un desastre sin excusa.

¡Valiente generación!
Entra Don Carlos en pugna:
yo he conocido a sus madres
y no eran tan estúpidas.
¡Que buenos tiempos aquellos!
Aquella escuela era única.
Es que contigo, Juan Carlos,
No hay nadie que se resista.

Y ya estamos en abril,
el fin de curso se acerca.
Van a dar la de Popeye,
Don Miguel, serio, sentencia.
Y mándame a Cayetano
a la mismísima mierda.
Y dime algo de Iván;
Pues a mí Iván me molesta.
Ponle un parte, no te cortes,
échalo a la calle, mientras.
¡para qué lo voy a echar,
si éste ni siquiera entra!

CON EL ALMA EN LOS LABIOS

Los versos sueltos se pierden
en el mar de lo diario,
en el laborioso afán
de un mundo que va muy rápido.
Entre notas y entre acordes
los versos van más despacio,
alcanzan antes el vuelo
y encuentran cielos más amplios.
Aquí estamos otra vez
recibiendo vuestro abrazo
con el corazón abierto
y “con el alma en los labios”.

ESE VASO DE VINO

Me gusta, sí, el cante jondo,
ancestral, sabio, certero,
brillante, vital, redondo,
mas sobre todo prefiero

Ese vasito de vino
compartiendo su talante
con la guitarra y el cante
envuelto en su catavino.

Esa copa se levanta
entre acordes y lunares
para aclarar la garganta
del cantaor mientras canta
su pena por soleares.

El vino calma las penas
y el cantaor llega al pecho
cuando canta por derecho
desde el fondo de sus venas.

¡Ay, esa copa de vino
encadenada a este cante,
lo mismo que dos amantes
unidos por el destino.

A MI MANERA

Navego con maestría
por un incierto sendero
y me agarro a la alegría
como el náufrago al madero.

Entre el arrojo y el miedo,
encomendado a la suerte,
voy sorteando a la muerte
simplemente como puedo.

Ni me aferro a una quimera
ni a vanas consolaciones,
cada uno a su manera
ha de cantar sus canciones.

Aquí no valen recetas
ni lecciones ni consejos,
ni lo que dicen los viejos
profesores y poetas.

Aquí vale tu camino,
el que eriges con tus pasos:
los éxitos y fracasos
de un humilde peregrino.

Y así marcho sin parar
por el filo de un abismo,
procurando ser yo mismo
siempre y en todo lugar.

Voy construyendo mi historia
esquivando los naufragios
y lidiando los presagios
de mi duda perentoria.

Pero no me han de ganar
esos molinos de viento,
que secan el pensamiento
y matan el verbo amar.

No fundo mis ilusiones
en vanas supercherías:
mejor pocas alegrías,
que muchas preocupaciones.

LA LUCHA

La insoportable levedad del ser,
la inútil vacuidad de la existencia,
Kundera y su infinita sed de esencia
condenada a la angustia de perder.

A perder, simplemente, sin destino,
a ganar solamente las migajas
y entregarse al terror de las mortajas,
con ardor imposible y asesino.

Voluntad de no ser fatalidad,
afán de no rendirse ante la nada,
buscar, aunque no exista la verdad,

correr tras la utopía deseada;
olvidar la esencial banalidad,
recordar las mentiras olvidadas.

LA LIBERTAD DEL VIENTO

Libre lo mismo que el viento
dice la voz popular,
pero el viento nunca es libre
y no sabe adónde va,
ni decide adónde ir
cuando empieza a caminar.
Es hijo de otros caprichos,
de una terrible verdad
que usa fuerzas invisibles
y no descansa jamás.
El viento siempre obedece,
es su deber natural.

EL CANTOR

El poeta se cobija
en su rincón favorito,
entra en trance como un rito
y en su ser se regocija.

Disfruta lo caminado
y conoce el alma humana
y vaticina el mañana
como un girón del pasado.

Retuerce los argumentos
y juega con las palabras
dulces, sabrosas, macabras
cicatrices del momento.

Como un poeta quisiera
conocer mis callejones,
revolcarme en mis rincones
y llorar de otra manera.

El poeta es un señor,
que echa fuera sus problemas
mas yo no escribo poemas,
yo solo soy un cantor.

BODA DE BEA Y RAFA

En este huerto glorioso,
ataviados de ilusión,
con arpegios de alegría
hoy nos convoca el amor.
Amor que funde dos almas
en un solo corazón;
amor que une dos voces
en una misma canción.

Bienvenidos seáis a esta fiesta
que nos tiene reunidos aquí
para oír cómo suena el “sí quiero”
que pronuncian Rafa y Beatriz.

Bienvenidos seáis a esta mesa
donde reina orgulloso el amor
y se hace presente el misterio
de que uno es lo mismo que dos.

Ay, este aire arriateño
mete oxígeno en mis venas,
alienta mis viejos sueños
y avienta todas mis penas.

.

NO HAY VERDAD

No hay verdad, sino verdades,
verdades incomprensibles,
viejas, sabias, razonables,
que solo sabe quien vive
sin imponer su verdad
y con las alforjas libres.
No hay verdad, solo certezas
provisionales, humildes,
dispuestas a abandonar
si un alguien las contradice,
porque se ha acercado más
a la verdad imposible.

Se ha manchado la escarcha con el negro
rencor de viejos odios
profundos, arraigados y metálicos,
deplorables, sedientos, poderosos.
El rencor de los claustros,
de los viejos cerebros,
de las conciencias manchadas de sangre,
de los velados ojos.
La mancha se ha adueñado del espacio,
del tiempo y sus recodos,
del mar y las fronteras,
del cielo y sus despojos.
Y aquella vieja escarcha, que brillaba
con el Sol, con el fuego,
ya no es más que un vestigio del pasado,
ni siquiera un recuerdo.

TU CAMINO

Aquí vale tu camino,
el que eriges con tus pasos:
los éxitos y fracasos
de un humilde peregrino.

Y así marcho sin parar
por el filo de un abismo,
procurando ser yo mismo
siempre y en todo lugar.

Voy construyendo mi historia
esquivando los naufragios
y lidiando los presagios
de mi duda perentoria.

Pero no me han de ganar
esos molinos de viento,
que secan el pensamiento
y matan el verbo amar.

No fundo mis ilusiones
en vanas supercherías:
mejor pocas alegrías,
que muchas preocupaciones.

CON EL ALMA EN LOS LABIOS

Los versos sueltos se pierden
en el mar de lo diario,
en el laborioso afán
de un mundo que va muy rápido.
Entre notas y entre acordes
los versos van más despacio,
alcanzan antes el vuelo
y encuentran cielos más amplios.
Aquí estamos otra vez
recibiendo vuestro abrazo
con el corazón abierto
y “con el alma en los labios”.

UN BESO PERDIDO

En un árbol desnudo
del parque somnoliento
hay un beso perdido,
olvidado en el suelo.
Un beso nada más,
nada menos un beso.
Un beso abandonado,
porque huyeron sus dueños.

Bajo el árbol desnudo
hay un beso en el suelo
dormido entre las hojas
del parque somnoliento,
esperando una boca,
prendido en un recuerdo;
afligido, angustiado
mientras vela entre sueños,
perdido como un niño,
esperando el regreso
de quienes lo olvidaron
Ya no es más que un recuerdo.

Un beso se ha apagado,
al pie del árbol viejo,
cansado de llorar
se ha dormido en silencio.

ÉSTA, ÉSTE

Esta feria sin payasos,
esta mirada perdida,
este sol sembrando ocasos,
esta parodia de vida.

Esta espina aquí clavada
en el centro de este pecho,
este erial, este barbecho,
esta ilusión olvidada.

Este verso que no rima,
este acorde que no suena,
esta triste pantomima
de un hombre atado a una pena.

Esta luna solitaria,
este errático planeta,
esta sombra, esta silueta,
esta ficción funeraria.

Y este suspiro sediento
de paz, de luz y consuelo,
es un disparo hacia el cielo,
es un papel contra el viento.

EL PISTOLERO

Hay un borrachín autista
molestando en un rincón.
En un lado el pianista
entonando una canción.
Un forastero atraviesa
El saloon muy lentamente
y va a sentarse a una mesa
todos lo siguen pendientes
de sus gestos, de sus pasos.
En la calle el sol declina,
está apuntado a su ocaso
y ensombrece las esquinas.

Por el camino, a lo lejos
asoman cuatro vaqueros,
sobre sus caballos viejos,
bajo sus cuatro sombreros.
Se detienen en la puerta,
nadie se pierde el detalle,
mientras unas ramas muertas
van rodando por la calle.
Con aires impertinentes
entran al local corriendo
mientras se queda batiendo
la puerta de hojas batientes.


Con fragor de baticolas
el silencio de la tarde:
lo rompe un grito: ¡cobarde!
y el fuego de una pistola.
Y una bala, mala suerte,
disparada con prestancia,
atraviesa la distancia
entre la vida y la muerte.
Cruzan la escena, primero
el Sheriff y su ayudante;
detrás, con mustio semblante,
camina el sepulturero.


Y con la misma inconsciencia
que el pistolero asesina,
yo transporto en mi retina
cuatreros y diligencias.
Y sueño duelos ardientes,
sentado en mi mecedora,
viendo escaparse las horas
que se lleva la corriente.
La vida sigue escupiendo
sus héroes y sus villanos;
el mundo sigue pidiendo
un fusil en cada mano.

LA EXPERIENCIA

Es la madre de todo la experiencia,
del arte, del talento y de la gloria,
de la dura labor obligatoria
de la ociosa y artera negligencia.

También de la pericia y de la ciencia,
del arte de la amor y la oratoria,
de la fortuna audaz y aleatoria,
de la calma, la paz y la paciencia.

Es también la que cura las heridas,
la que sube montañas, la que miente,
la que no da una bola por perdida

la que enseña prudencia al imprudente,
la que enseña a olvidar al que no olvida
y atiborra de calma al impaciente.

PRESOS

Presos comunes, sin nombre,
apenas seres humanos,
que están presos en sus cuerpos;
en sus vidas, sin embargo,
se mueven como palomas
volando y sobrevolando
las cadenas que lo tienen
a su celda encadenados.
Pobres presos en silencio
devorándose entre extraños,
viviendo sin conocer
lo que se traen entre manos.
A veces abren la puerta
y atisban a un ser extraño,
que los mira tristemente
y que les tiende los brazos,
pero ellos dan la espalda
y se marchan tan ufanos.
¡Es mejor seguir a oscuras
y mirar hacia otro lado,
a los que juntos caminan
subiendo esta cuesta abajo!

¿VERSOS LIBRES?

¿Versos libres?
Libres como las palomas,
obligadas por sus genes
a ser fieles a su sombra.
Libertad,
esa pasión vieja y tópica,
lo mismo que el horizonte
se aleja cuando la tocas.
Versos libres,
ya quisieran como el Sol
alumbrar todas las cosas
y alcanzar en plenitud
el umbral de la memoria,
mas solo serán el eco
del corazón y sus lógicas.

DE OTRA MANERA

Vivir mientras podamos,
pero de otra manera,
abriendo las ventanas,
saltando las fronteras.
Ir barriendo las nubes
que ocultan las estrellas,
perseguir a los tristes,
llenarles la cabeza
de confetis de besos
y música de fiesta.
Socorrer a los que andan
cargados de certezas,
que corren si parar,
y armarlos de paciencia.
Deshojar margaritas
en lugar de hacer cuentas
y despegar las alas,
que alejan de la tierra.
Perderte por las calles
de las dudas traviesas,
que al perderte, tal vez,
a lo mejor te encuentras.

EL VIENTO

Lleva en su vientre el olvido,
la distancia y el silencio,
la tosquedad de los montes,
la languidez de los pueblos,
el alma de las marismas
y el perfume de los huertos.
Transporta nubes preñadas
y soledades de invierno;
verdores de mimbre y juncos,
canciones de terciopelo,
soplos de anhelos frustrados,
suspiros tristes y viejos
y palabras que se olvidan
en cuanto arrancan el vuelo.
Y misterios y rencores,
venganzas y odios eternos,
dudas y amores gastados
y besos, besos, y besos.

A OSCURAS

Aquí vale tu camino,
el que eriges con tus pasos:
los éxitos y fracasos
de un humilde peregrino.
Y así marcho sin parar
por el filo de un abismo,
procurando ser yo mismo
siempre y en todo lugar.
Voy construyendo mi historia
esquivando los naufragios
y lidiando los presagios
de mi duda perentoria.
Pero no me han de ganar
esos molinos de viento,
que secan el pensamiento
y matan el verbo amar.
No fundo mis ilusiones
en vanas supercherías:
mejor pocas alegrías,
que muchas preocupaciones.

MENTIRAS

Mentiras y más mentiras,
basura ensuciando todo,
cabezas amordazadas
por un implacable odio.

Por las aceras circulan
como lava del demonio,
rencores que se acumulan,
que se van volviendo crónicos,
y dejan el alma mustia
y las miradas sin rostro.
Mentiras y más mentiras,
que van ensuciando todo.

LIBRES

Cargados de esclavitud
caminan los seres libres,
eternamente amarrados
a cadenas imposibles.
Y mientras van caminando,
ardorosamente tristes,
sueñan con mil aventuras,
de esas que dan en los cines.
Son las pobres criaturas,
inocentemente simples,
o mejor, casi infantiles,
que no saben que sus vidas
son historias invisibles,
que a casi nadie interesan.
¡Que suenen los violines;
que va a sacar a su perro
el intrépido hombre libre,
lamiéndose las heridas,
mas, feliz, irresistible
y cuando nadie lo ve
se lame las cicatrices.

ELLAS

Ellas, siempre amantes, siempre amadas,
ellas, nunca tristes, nunca extrañas,
ellas, siempre nobles, nunca hurañas,
felices y también enamoradas.

Ellas, siempre y más, condescendientes,
ellas, siempre atentas y livianas,
ellas, siempre ocultas y olvidadas
ellas, abnegadas y pacientes.

Ellas, glamourosas, atrevidas,
ellas, presumidas y dispuestas
atentas, cordiales, sometidas;

ellas, sugerentes, pero honestas
ellas, deseadas y sufridas,
ellas, tan amadas, tan queridas
y siempre las reinas de las fiestas.

TÚ VERÁS

Dejar libre la pasión,
abandonarse al deseo,
abonarse al cachondeo,
aprovechar la ocasión.

Olvidarse de las normas,
las reglas, las convenciones
y vivir de cualquier forma,
sin lindes ni restricciones.

Recuperar el camino
de hacer lo que no interesa
y reírse del vecino,
del rey y de la princesa.

O eso o seguir corriendo,
mutilando el corazón:
vivir o seguir muriendo
abrazado a la razón.

MAL ASUNTO

La cosas son como son,
podrían ser de otra forma
si aplicáramos la norma
de seguir al corazón.

y lo que suele ocurrir
más bien antes que después
es hacer para vivir
lo que manda el interés.

Mal asunto, mal invento,
escabroso panorama
estar viviendo este drama
pensando que es solo un cuento.

No hagas nunca lo mandado,
atrévete a discrepar,
pero ten mucho cuidado,
la vida tira a matar.

La vida solo es un juego
con sus trampas y problemas,
en el que juegas con fuego
y en el que siempre te quemas.

Afila pronto tus dientes,
no tengas miedo a la vida,
mírala siempre de frente,
juégala en cada partida.

LO NORMAL

Hay que ser alguien normal,
que no llame la atención,
alguien que parezca igual
que cualquiera, del montón.

Pasar desapercibido,
esa es la bendita norma,
que a todos nos uniforma
y nos condena al olvido.

Mas lo normal no es la norma
ni debe ser lo corriente,
pues yo veo a mucha gente
que a su gusto la transforma

y que piensa que existir
es nadar contracorriente
y convierten su presente
en un arte de vivir.

EL MAR DEL OLVIDO

Por el mar del silencio
reman los olvidados,
los que no tienen nada,
los viejos y los santos.
Hacia el mar del olvido
deslizan sin descanso
sus pobres osamentas
los valses y los tangos,
las canciones de siempre
y don Quijote y Sancho.
Por ese sumidero,
rotos en mil pedazos,
desaparecen todos
los ecos del pasado,
las voces del presente;
se van sin dejar rastro,
sin que quede una huella,
ni un eco de sus pasos.