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CICERONE Y TROVADOR

Dos miradas diferentes sobre una ciudad única.

   Dos enamorados de una misma dama: Ronda.

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Una de las calles más típicas, más blancas, más enrejadas y con más luz de Ronda, es la calle de San Francisco. ¿Será por la luz del Santo Fundador de los Franciscanos, por la blancura de su alma…?

La Calle de San Francisco está situada en el Barrio del mismo nombre, y es aquella que baja desde el antiguo Convento de los Franciscanos, hasta el Ruedo Alameda. Cuando el Rey Fernando “El Católico” situó sus tropas en aquellos altos, cercano al acueducto que suministraba de agua a la Ciudad, para definitivamente arrebatar esta joya a los árabes, venía acompañado, como fue norma en las tomas de ciudades árabes, por sus frailes, en esta ocasión franciscanos a los que les legó el lugar desde el que él dirigió la conquista de Ronda.

Así que cuando definitivamente el día 22 de Mayo de 1485 (Domingo de Pentecostés) el Alférez Yáñez Fajardo rompió la muralla y con un puñado de valientes saltó al interior de la fortalecida ciudad, el Rey, después de recibir la llave de la ciudad de manos del Alcaide caído Hamet El Segrib, entró triunfalmente en Ronda y ordenó que se construyese una Iglesia con el nombre del Santo del día en que él se hacía poseedor de la Capital de la Serranía, es decir, el Espíritu Santo.

Allí donde habían estado los reales del Rey, los franciscanos construyeron un convento dedicado a su Santo Patrón, y a la calle que les llevaba hasta las puertas de Ronda la nominaron de igual forma: San Francisco. Y ahí encontramos la razón del nombre de esta calle tan simbólica de nuestra ciudad.

Pero no sólo, el convento, le dio nombre a la calle, sino a todo el Barrio y a su alameda principal e, incluso, dotó a sus habitantes de una manera de ser especial. Y, como San Francisco es el patrón de los animales, el Barrio se convirtió en el sector tradicional de la agricultura y la ganadería de Ronda. En él se viene celebrando desde la Reconquista una feria tradicional con motivo de la Festividad del Santo.

La calle ha mantenido el sabor de las típicas de pueblo de la sierra, y está dotada de una pavimentación de acuerdo a la época dieciochesca. Algunas de sus casa conservan fachadas de piedras y cierros preciosos; yo creo que es la calle que más cierros tiene en Ronda. Cuando el sol se está poniendo se percibe esa luz tenue que ilumina las casa blancas y los cierros. Las traseras de las calles eran los corrales donde se tenía a los animales, la leña y los artilugios de labranza, así que en invierno se siente el olor de de las chimeneas, el olor a pan recién hecho y… ¡Un encanto de calle!

En la actualidad la calle comienza en el citado convento, hoy Colegio Fernando de los Ríos, propiedad de Unicaja, donde ejerce sus labores de docente mi compañero el “trovador” de estos poemas que acompañan estas letras desordenadas.

Calle SAN FRANCISCO

Aromas de pan caliente
acarician las mañanas
y destilan las ventanas
espirales de aguardiente.

Y desde el bar de Alonsito
llegan murmullos de fiesta,
que hacen más suave la cuesta
y elevan el apetito.

Y en las tardes de verano
se echa a la calle la gente
y se abarrota el ambiente
de niñas, niños y ancianos.

Calle SEVILLA

 

Esta es mi calle sin fin,
conjunción copulativa
entre mi campo infantil
y mi Ronda amanecida.
Por ella entré, en ella vi
por primera vez la risa
de una esperanza de abril
tejiendo sones de dicha.
Como una novia gentil,
aún me invade su armonía
mi paraíso infantil
está en la calle Sevilla.

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Entre las calles que, perpendicularmente, caen sobre el eje trasversal de Ronda (Oeste, Noroeste) se encuentra la Calle Sevilla, salida natural de Ronda hacia el Norte dirección hacia esa capital andaluza, de ahí su nombre.

La calle Sevilla es una de esas vías modernas que se encuentran en las más emblemáticas y señoriales ciudades de España, como Barcelona o San Sebastián. Ésta es una de la calles en la que el Arquitecto rondeño Santiago Sanguinetti Gómez, se volcó para desarrollar e introducir en Ronda el Modernismo arquitectónico.

Santiago Sanguinetti fue arquitecto municipal entre los años 1907 al 1910 y, en este tiempo, desarrolló en Ronda una serie de proyectos acordes con la modernidad que nos deparaba el siglo XX. Realmente contribuyo a cambiar la fisonomía de las calles y consiguió darle a la ciudad un aire vanguardista, acorde con una época de moderada prosperidad económica que venía de la mano de la llegada del ferrocarril y del resurgimiento de una burguesía que permite acometer determinadas obras y modernizaciones.

Es en la calle Sevilla donde se asientan muchos de los burgueses que vivieron en Ronda y es en esta calle donde se encuentra una colección espléndida de mansiones de rancio abolengo, con unas fachadas modernitas y de art deco. No se da en Andalucía este tipo de construcciones y raramente en España; solamente en Cataluña se encuentra el Modernismo en su más amplia representación. En Ronda, gracias al ensanche que supone para la ciudad con la construcción del Puente Nuevo, los burgueses pudieron realizar edificaciones con la amplitud y la fuerza que tienen esa enorme colección de casas señoriales con las que cuenta la calle Sevilla.

A veces, paseamos por nuestra ciudad sin levantar la vista hacia lo que nos rodea, si lo hiciéramos, en la calle Sevilla quedaríamos admirados de las fachadas, las puertas, los ventanales, los cierros y el Modernismo que lo implica todo y todo lo embellece. Desde la primera casa a la entrada de la calle, a la derecha y a la izquierda, hasta pasado el cuarto tramo, se vienen a repetir esas maravillas de la arquitectura que nos dejaron los dos grandes personajes como fueron: Pedro Alonso Gutiérrez y Santiago Sanguinetti.

Al estar esta calle dentro del sector a conservar por parte de Patrimonio, no se han dañado en exceso estas joyas de principios del siglo XX y final de XIX, cuando se realizan la mayor parte de los edificios historicistas y modernistas de nuestra ciudad. De todas formas, sería de agradecer que tomásemos conciencia del valor que esta calle tiene, por su esmerada decoración y por el patrimonio urbanístico que nos ha legado a los rondeños.

Calle JEREZ

 de coches y risas
de pechos adolescentes,
huellas de humo y alcohol
en la noche de los viernes.
Amores de madrugada,
dulces pecados de siempre,
que a la luz de una farola
lánguidamente se pierden.
Cornamentas infinitas,
adulterios imprudentes,
locuras que en sus aceras
parecen cosa corriente.

La calle Jerez toma su nombre por haber sido la salida natural de Ronda hacia la ciudad gaditana de Jerez de la Frontera. La verdad sea dicha, una vez terminado el Puente Nuevo la salida del mismo hacia el Mercadillo exigía una Plaza (Nueva, hoy España) y una calle que nos condujera hacia el exterior de Ronda.

Salvada la Plaza Nueva, nacía la calle de San Carlos, hoy Virgen de la Paz, que nos conducía a la Alameda y a las escalinatas del Convento de las Carmelitas e Iglesia de la Merced. Hacía arriba de esta construcción no había nada, ya que se había tendido a dar, una vez construido el Teatro Vicente Espinel por Sanguinetti, salida a Ronda hacia la Capital de la Provincia y se toma como vértice de esta el propio teatro. En la actualidad es el eje principal de nuestra ciudad la Carrera Espinel (Calle de la Bola) que nos conducirá atravesando toda la ciudad hasta nuestra salida hacia Málaga.

Queda por lo tanto un poco abandonada la salida de Ronda hacia la Provincia de Cádiz, sólo con la Alameda, la Iglesia y Convento de la Merced y el que se construía al final de la misma y al borde del Tajo, el Hotel Reina Victoria; a la espalda de la Iglesia de la Merced en la finca de la Cerca se construía el Asilo de Anciano de las Hermanitas de los Pobres; el resto de la calle era terrizo y sólo existía un pequeño paseo por la cornisa por donde los clientes del hotel accedían al centro, el Paseo de los Ingleses.

Fue entonces cuando se decidió que la calle llevase el nombre del padre de la penicilina, que tanto bien ha hecho a la humanidad, y como era inglés…¡pues mejor! ¡Doctor Fleming!

Por esta calle empezaron a circular los autobuses de la Empresa de transportes Generales Comes que unían Ronda con Jerez y que saliendo del bar del mismo nombre recorría la calle hasta la salida de Ronda hacía Jerez y Sevilla, de modo que se le rompió por la calle Jerez y es el nombre que ostenta en la actualidad, habiendo perdido el del inglés.

A diferencia de la calle Sevilla esta calle estuvo habitada por familias de clase baja, pero con el tiempo y el desarrollo se convierte en una avenida donde la especulación urbanística se cebó con esos enormes bloques de siete pisos, los únicos que hay en Ronda, habiendo perdido lo característico del origen de la calle. En esta calle estuvo situada la intendencia militar, una fábrica de aceite de D. Antonio Ollero, un cuartel de la Guardia Civil, dos aserraderos de madera de los hermanos Escalona, una chatarra propiedad de la familia Molina y un puesto de venta de chacinas de la familia Jiménez del Pozo de Montejaque.

En la actualidad es una calle moderna, pero no Modernista, ya que las edificaciones, salvo las mencionadas, son todas de mediados del siglo XX. Ahí abrió mi amigo Andrés Mateo Coca su Discoteca en los años 70 y ahí, en la discoteca, pasamos los rondeños y rondeñas los mejores años de nuestra juventud.

 

 

Variopinta marejada
de festivos caminantes,
de asombrados paseantes,
de curiosos en manada.
Azarosa encrucijada
de destinos y colores,
de fugaces resplandores,
esta Torre de Babel
aún conserva el oropel
de los viejos esplendores.

Calles VIRGEN DE LA PAZ y PEDRO ROMERO

Estas dos calles rondeñas arrancan con la construcción del Puente Nuevo y ese fue el nombre de la que saliendo de aquél y pasando por la Plaza de la Constitución se dirigía hacia el norte de la nueva ciudad. En origen, el nombre de la calle fue ese, del Puente Nuevo; después, en memoria y agradecimiento al Príncipe Carlos, Primer Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, se le puso el nombre de San Carlos. La Real Maestranza de Caballería fue la Entidad que adecentó este arteria de Ronda, de ahí que, con mayor motivo, lleve el nombre del Hermano Mayor de esta entidad tan rondeña. En la conmemoración de la Coronación Canónica de la Virgen de la Paz como Patrona y Alcaldes Perpetua de Ronda, celebrada en Ronda en Mayo de 1.947, se le asignó el nombre de Virgen de la Paz, que conserva en la actualidad.
La calle Virgen de la Paz es, hoy, una arteria importantísima de Ronda y en ella se encuentran instalaciones de relevancia para la ciudad como La Real Maestranza de Caballerías, la Plaza de Toros, la Alameda del Tajo, el Edificio de Correos y una sucesión de de casas de estilo rondeño que se han reconvertido en usos para turismo. La calle viene a finalizar en la Plaza de La Merced, donde está situada la Iglesia del mismo nombre y el Claustro conventual de la Hermanas Carmelitas Descalzas.
La calle Pedro Romero, justo enfrente de la puerta principal de la Plaza de Toros, toma su nombre del insigne torero rondeño. Anteriormente ésta calle llevó el nombre de la Virgen de Gracia (Calle Gracia), patrona de la Real Maestranza, pero cuando se homenajea a este torero rondeño, con motivo del segundo centenario de su nacimiento en Ronda, en 1.954, se le puso su nombre en reconocimiento a la labor realizada en el mundotaurino por el insigne personaje.

Calle SOR ÁNGELA DE LA CRUZ

 

 

Adornada de piedras y de pasos 
perdidos de azarosos caminantes,
hoy como ayer, ahora igual que antes,
su frente apunta al increíble ocaso.
Su brevedad discurre entre un palacio,
la casa de un marqués y una plazuela
donde toman el sol gatos y abuelas
y la vida y el tiempo van despacio.

Ésta calle, que nace en la Plaza de María Auxiliadora (El Campillo) y es una calle muy corta por el poco número de casa que tiene, toma su nombre de las Hermanitas de la Cruz, Congregación religiosa que funda la persona que le da el nombre a la calle: Sor Ángela de la Cruz Guerrero, que ha sido canonizada en el año 1.994 por el Papa Juan Pablo II, en una ceremonia celebrada en Sevilla.
La ciudad de Ronda decidió darle su nombre , cuando las hermanas de la Cruz se instalaron en la casa que, a la izquierda, hace esquina con la bocacalle que, a la derecha, nos lleva a la Plaza de Mondragón. Esta casa, en la actualidad, es propiedad de D. Francisco Clerc de la Salle. En ella casa se instalaron las Hermanas de la Cruz cuando vinieron a Ronda; ahí tenían su convento y desde ahí empezaron a realizar su labor callada de ayuda a los pobres y necesitados de Ronda. Caridad de la que en aquellos tiempos, después de la Guerra Civil, estábamos tan necesitados. Aún me acuerdo cuando mi madre me enviaba al convento, con mi cacerola, para que las monjas me la llenaran de leche, aquella leche y aquella mantequilla que los americanos nos enviaron en los años cincuenta. Ellas, previa presentación del vale de la parroquia, eran las encargadas de la distribución de estos productos. En el centro de la sala del convento ponían una marmita enorme, la llenaban de agua y le volcaban la leche en polvo; la mantequilla venía en unas barras enormes que ellas distribuían en láminas de unos dos centímetro de grosor. Posteriormente el Ayuntamiento les cedió las instalaciones de la Caridad, iglesia incluida, y ellas hicieron el convento de nueva planta que conocemos hoy. Convento y escuelas para niñas y niños necesitados. Anteriormente ahí habían tenido su sede el comedor de la Beneficencia Municipal, la Casa de Recogimiento para Transeúntes y, en la parte final, a la derecha viniendo de la Plaza de la Duquesa de Parcent, la que da a la Plaza de Mondragón unas escuelas públicas de niñas que tenían la entrada por la propia Plaza de Mondragón, hoy inexistente. La calle de Sor Ángela hace su recorrido aprovechando el muro sur-este de las Escuelas Salesianas de Santa Teresa, que fundaran los Marqueses de Moctezuma en el año de 1.902.

Calles SANTA CECILIA y LA TOMA

En esta Ronda que esconde
tantos pasos, tanta historia,
hay calles  que sólo sienten,
al ritmo de sus farolas,
algún susurro escondido,
algunas risas sonoras.
Calles de Ronda, tranquilas
calles de Ronda, curiosas.
Manadas de caminantes
se afanan en otras zonas
más expuestas a la luz,
más deseosas de gloria.
Calles como muchas calles,
calles discretas de Ronda,
privilegio de sus gentes,
 de señores y señoras
que amablemente discuten,
que torpemente se agobian;
que buscan ansiosamente
y con poco se conforman,
que beben vino corriente,
que disfrutan y que lloran.
Calles de Ronda preñadas
de ilusiones contagiosas,
de niños buscando juegos,
de viejos buscando sombras.

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La que conocemos hoy como calle de Santa Cecilia se llamó en su tiempo calle “Sevilla por bajo”, hasta la plaza de Carmen Abela y de la plaza para arriba, calle “Sevilla por alto”, pero al estar situada en esa calle la Iglesia de Santa Cecilia, se le puso éste nombre.
Como Ronda creció de abajo hacia arriba, todas estas calles que nacen en la llamada calle Real y aledaños,  crecieron por la necesidad social de ampliar las viviendas en los Llanos del Mercadillo, donde había más espacio que en la Ciudad, de ahí que, alrededor del espacio comercial que se creara en esta parte baja, se empezara a edificar tomando como referencia la Iglesia Parroquial de Santa Cecilia (Padre Jesús en la actualidad) para ampliar Ronda hacia arriba.
La calle de Santa Cecilia, justo en la Iglesia,  toma el camino de la meseta por este sector de Ronda. La primera construcción que encontramos es la del Convento de Madre de Dios. Está fechada su construcción en los primeros años del siglo XVI, por el empeño de D. Fernando de Oviedo, clérigo de Sevilla, que fundó un convento de dominicas, compró el terreno y lo construyó. A finales del siglo XIX se instaló en él un asilo, que tomó el nombre de Nuestra Señora de los desamparados y en la actualidad es el Colegio de San José de la Montaña. Después. La calle sigue hacia arriba, recibiendo, en la parte más empinada,  a la calle de los Remedios y a la de los Vicente, para continuar con edificaciones totalmente normales y los patios de vecinos clásicos de la época, como era el “túnel”, patio de vecinos que tenía ese nombre por ser una especie de tal labrado en la roca en el que a derecha e izquierda estaban situadas las viviendas; eran casas míseras y sin ningún tipo de servicios.
Como anécdota diré que en la misma curva, en la casa que hacia esquina con la escalinata que baja a la Plaza de la Oscuriá, una madrugada  se estrelló un camión  cargado de cerdos, quedando empotrado en la misma.  Al parecer se dirigía, viniendo de Sevilla hacia el matadero y se le rompieron los frenos, por lo que el conductor, para evitar estrellarse contra la esquina de la Plaza de Carmen Abela, mal vio que la calle continuaba y que había una zona, que él vio como campo abierto y hacia allí se dirigió, con tan mala fortuna que se encontró las escaleras y de un volantazo se metió en la casa para evitar males mayores.
La calle de la Toma tiene su nombre por haber sido el lugar de donde se tomaba el agua para la fuente de los ocho caños. El agua venía por su pie desde una presa pequeña hecha en el río y por un pequeño acueducto llegaba hasta esta calle donde había un gran alberca para almacenarla y después dejarla ir hacia la fuente.  Actualmente es una calle más de ese intrincado núcleo de casas y calles que conforman el barrio de Padre Jesús. 

Ruedo Gamero y Manuel Montero

Alejado del mundo,
Ruedo Gamero
donde cada mañana
se para el tiempo,
porque en cada zaguán
reina el misterio
y los duendes se cuentan
viejos secretos.
Donde, ¡extraño milagro!
suena el silencio
y en su  pecho resuenan
antiguos ecos.
En todos sus rincones
duermen mis juegos

infantiles de ayer,
de un siempre eterno,
a lomos de ilusiones
que aún hoy conservo.
Sendas que la memoria

vuelve senderos,
caminos imposibles,
hechos recuerdos.
 Laberinto de sombras,
Ruedo Gamero.

El ruedo Gamero toma su nombre de uno de los potentados que se beneficiaron de las particiones que hicieron los Reyes Católicos de los bienes de los musulmanes después de la Reconquista. La familia de los Gamero fue muy importante y se instaló en ese Ruedo, que lleva su nombre, que en realidad es una callejuela que da una vuelta desde la Plaza de Mondragón a la conocida hoy en día, como Plaza de Sor Ángela de la Cruz.
Estos potentados eran dueños de una manzana entera de casas o de espacios libres que ellos construían, situando su casa en el centro y alrededor de ella otras para el servicio y para alquilar, con lo que conseguían alguna renta más de las que ya tenían. Posteriormente, la casa de estos Gamero pasó a propiedad de la familia Troya, de prestigioso nombre y muy conocidos y considerados en Ronda. La casa principal daba a la Plaza de Sor Ángela de la Cruz y toda la manzana de casas circundantes era de la propiedad de estos Gamero, incluido lo que hoy es Convento de la Hermanas de la Cruz y las casas que hay frente al Palacio de Mondragón.
La otra calle, la que saliendo de la Plaza de Mondragón se dirige al sur, por donde se supone que va el pasaje que une el Palacio de Mondragón con el Castillo del Laurel, toma el nombre de D. Manuel Montero, famoso abogado rondeño que recibió el beneficio de que esta calle, donde había nacido, llevase su nombre en reconocimiento por haber ganado un litigio interpuesto por el Ayuntamiento de Cortes de la Frontera al Ayuntamiento de Ronda, demandándole parte de los Montes de Propios. Después de un largo y costoso litigio, este abogado le ganó la partida a Cortes y de ahí el agradecimiento dedicándole esta calle, ya que el Ayuntamiento de Ronda nunca le pagó el sueldo que tan merecidamente se había ganado.
El juicio se resolvió finalmente en el Tribunal Supremo, donde el abogado de Cortes fue D. José de Bergamín, que perdió el juicio a favor de D. Manuel Montero y Ronda. Bergamín también era rondeño e hijo de una Familia humilde; su padre había sido agricultor, pero el hijo fue un personaje célebre en el mundo de la abogacía. Esta calle desemboca en la Plaza de la Duquesa de Parcent, dejando a su derecha la casa de los Hermanos Furet, una mansion espléndida con unos jardines maravillosos y unas vistas sobre el valle y el Barrio de San Francisco que son lugar de privilegio. A la derecha de la calle, hoy Convento de las Hermanas de la Cruz, estaba la casa de Cotarro, en la cual se recogían los mendigos y transeúntes que eran atendidos por la Hermandad de Paz y Caridad ,que tenían sus instalaciones en la propia Plaza junto a la Iglesia de la Caridad.

Callejón de San Antonio

Ruedo doña Elvira

Laberinto sin sentido,
carrusel de callejones,
de lujuriosos rincones
y recovecos perdidos.

Aquí se instaló el olvido
a salvo de la memoria,
que va puliendo la historia
con su incansable cincel
para plasmar en papel
 su fracaso y su victoria.

La calle de San Antonio Abad, se llama así a causa de la devoción popular a este santo casamentero. Las mocitas de la Ciudad le dedicaron una hornacina a la entrada de esta calle, esquina a la de Armiñan,  y de ahí le viene el nombre a este callejón que viene a terminar en la calle del Marqués de Salvatierra, pero que en origen salía por la actual calle de la luz a la misma del Marqués.
 Es una calle de servicio de las casas señoriales que hay en la de Armiñan, donde, con la construcción del puente nuevo y el consiguiente ensanche, se vinieron a vivir muchas familias pudientes, que necesitaron de servicio doméstico.
Este servicio habitaba tanto en la calle de San Antonio Abad como en el Ruedo de Dª Elvira y aledaños.
La que se conoce como Ruedo de Dª. Elvira es otro caso de manzana de casas, que era propiedad de una familia que vivía en la principal, siendo las demás utilizadas para alojamiento de su personal deservicio y para su alquiler. En este caso la dueña era Dª Elvira Caballero Aguilera, de ahí el nombre del enclave.
En este caso, la vivienda principal era la que está situada en la plaza del Ruedo y que, tras la Guerra civil, fue expropiada y reutilizada como Casa Cuartel de la Guardia Civil durante muchísimos años. En la actualidad es de propiedad privada; sus dueñas son las viudas de mis amigos Antonio Aguilera García, celebre herrero – forjador, que vivía por encima de mi casa y que con su cuñado Antonio Troyano la adquirieron en su día.
Justo en los bajos de esta casa tuvo su taller de reparaciones artísticas un personaje muy importante de la vida rondeña de los años cincuenta, D. Francisco de Asís López Díaz, persona servicial y gran artista que se dedicaba a hacer dorados, reparaciones de muebles, restauración de pinturas, además de pintar, y hacer pergaminos de una calidad excelente. Actualmente estos bajos están ocupados por dos cocheras.
Lindando con ellasd estaba la casa que se hizo después de la guerra civil, para alojar al Teniente que hacía de comandante de puesto en Ronda.

Calles PEÑAS, TOMILLA, CANTOS, PUYA

 

A esa Ronda original,
Ronda de toda la vida,
¡qué bien le sienta la cal!
¡Qué mal le sienta la prisa!
Esa Ronda germinal,
Ronda de toda la vida,
huela a carbón, sabe a pan,
a miel y a aceite de oliva,
a cuentos frente al hogar,
a gatos por las esquinas.
A esa Ronda germinal,
¡qué bien le sienta la cal!
¡Qué mal le sientan las prisas!

La comunidad de los Trinitarios tenían un Cristo llamados de las Penas y, por deformación del nombre antiguo de Penas, se le rompió en llamar de las Peñas. Pero tiene más sentido el que se conozcan estos dos sectores de Ronda, como las Peñas,, por lo accidentado del terrero y por las innumerables rocas y pedruscos sobre las que están edificadas las casas. Se conocen como Bajas las que nacen al final de la calle Real y Altas las que quedan detrás del antiguo Hospital de Santa Bárbara. Se cree que al inicio de las Peñas Bajas, a la derecha, cuando empieza la escalinata, estaba la casa donde nació Vicente Espinel. Esta calle de las Peñas sube hasta la calle Puya por unas escalinatas muy pendientes y sinuosas, como lo son ambas arterias.
La historia de la calle Tomilla es la misma que la de la Toma; se llama así porque hasta ahí llegaba el agua que se suministraba posteriormente a la parte baja de Ronda, pero siendo ya impulsada por sistemas de motores y bombas. Existía en la parte alta de la calle un depósito, hoy desaparecido, que era el receptor de la que posteriormente se distribuía.
La calle Cantos, toma su nombre de un Regidor que hubo en Ronda que era de Fuentes de Cantos. Así debiera llamarse, pero el pueblo la abrevió a Cantos solamente. Esta calle nace en la plaza de la «Oscuriá», que pasa por haber sido el lugar donde estuvo el barrio judío de Ronda, y de hecho queda un vestigio en la citada plaza en forma de cementerio, que en la actualidad está tapado por una serie de casas construidas con posterioridad, de tal manera que para acceder a las citadas instalaciones judías hay que pasar por éstas. Alrededor de estas instalaciones de tipo hidráulico se crearon estos núcleos de población que aumentaron considerablemente el número de habitantes de Ronda en la época final del siglo XIX. Una vez que esas arterias pequeñas llegan hasta la parte alta de Ronda, se empieza a construir en sus terminaciones (calle de Santa Cecilia, los Remedios, los Vicentes, ambas Peñas, Cantos y Tomilla). Así, a partir de las mismas se empiezan a construir calles más amplias y con un sabor a ciudad importante.
Es el caso de la calle Puya. D. Juan José Puya, contratista de obras, que fue el personaje que se encargó del tratado y canteamiento de la piedra que se utilizó para la construcción del Puente Nuevo, tenía el almacén en esta calle y de ahí que el pueblo de Ronda, en agradecimiento a su labor, le dedicara esta calle.

Calle VIRGEN DE LOS DOLORES

Templete de los Dolores,
terrible y tremendo nombre,
cargado de adoradores
¡rara condición del hombre!
En su altar los condenados
rogaban por su destino,
para purgar sus pecados
ante el último camino.

¡Cuánto dolor en los ojos
de estos pobres miserables
convertidos en despojos
indefensos, vulnerables.
¿Dónde nace ese atavismo,
ese ancestral atropello,
que marca siempre a los mismos
con una cuerda en el cuello?

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Se halla este Templete en la calle que lleva el nombre de la Virgen de los Dolores. Es una Capilla abierta que se encuentra adosada a una casa particular y que se construyó en el año 1.734. La motivación de la misma podría ser que, puesto que ahí, justo al lado, en la casa que es actualmente colindante, se encontraban los antiguos juzgados de Ronda y se tenía la Iglesia de la Caridad para que los reos pudieran rezar sus plegarias y pedir perdón de sus pecados, este Templete bien hubiera podido tenerpudiera tener, también ese significado. De otra manera no se entendería que las columnas de capiteles jónicos tengan adosados personajes con sogas al cuello, con simbología de ser ahorcados, ajusticiados por condenas dadas en los juzgados vecinos. No son estrictamente figuras humanas, ya que de cintura hacia abajo se van deformando con apariencia de peces, sin que se perciba al final de las figuras, sus pies.
El Templete es una construcción de estilo barroco, hecho en piedra de cantería rondeña, con arcos de medio punto y carpaneles en tres de sus lados, sostenidos por columnas con capiteles jónicos. En el interior se haya un pequeño altar de madera tallada y en forma de balconcito que guarda una pintura de la Virgen que da nombre al monumento y a la calle. El conjunto se cubre con techumbre a tres aguas de teja morisca. Debajo y en los laterales se encuentran dos escudos de los Reyes Católicos. Tiene una pequeña cúpula en semicírculo, decorada en estuco con formas vegetales y con olores amarillos, azules y dorados.
Era muy habitual en el siglo XVIII hacer este tipo de hornacinas callejeras dedicadas a las vírgenes y los santos. Ésta calle es de las más antiguas del sector moderno de Ronda, ya que era una de las que saliendo de la de Santa Cecilia subía hacia la parte norte de la ciudad, por donde posteriormente se tendría que desarrollar aquélla de forma importante. Las dos aceras están llenas de casonas de los antiguos comerciantes, que hicieron sus casas en el entorno del centro comercial, de ahí que todavía se encuentren una serie de ellas con un sabor de rancio abolengo.
Por la calle Virgen de los Dolores se accede en la actualidad a la Plaza de los Descalzos, que toma su nombre de la Iglesia de Santa Cecilia, antigua de los Trinitarios Descalzos. Esta iglesia es la actual parroquia de la que dependemos mi familia y yo y en ella ha sido bautizada mi hija María de los Ángeles e hizo la primera Comunión mi hijo Alejandro José.

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Calle DE LA LUZ

 

En esa calle de la luz oscura
donde apenas el sol pasa su mano
rezaban el rosario aquellos curas
por el alma de todos sus hermanos.

De la calle del Marqués de Salvatierra, a la izquierda, donde se encuentra la fuentecita (a la que de niño me enviaba mi madre para coger agua cuando faltaba, en la que había, en la esquina del Convento de Santo Domingo) sale una calle que se denomina, actualmente, de La Luz, pero que en la antigüedad se llamaba de la Aurora, porque los dominicos del Convento salían todos los días a las siete de la mañana por la calle de Santo Domingo hacia el Ruedo de Dª Elvira y de ahí a la calle de San Antonio para, girando a la derecha, usar esa callejuela y regresar al Convento. Por ello el pueblo rompió a llamarla «de la Aurora». Cuando se acomete la pavimentación, modernización y canalización de las aguas fecales de Ronda en los años setenta, se le da continuidad a la calle de San Antonio por su caída natural, hacia abajo, por el que, popularmente, conocíamos los de ese sector de Ronda como el callejón de “la mierda”, por ser un lugar donde con frecuencia y debido a la falta de sanitarios – qué palabra más bonita, pero en aquel tiempo en desuso – íbamos a hacer nuestras necesidades muchos habitantes de la zona. Al salir de Ronda los dominicos, se perdió la costumbre del rosario de la Aurora y el pueblo a esa calle la llamó con el nombre actual, pienso yo, por ser una calle estrecha y en penumbras. Un callejón con un encanto especial y con unas edificaciones del más puro estilo árabe, que están a la espera de que el Ayuntamiento las restaure dentro del programa de la Escuela Taller.

Calle del MARQUÉS DE SALVATIERRA

 

Esa fuente que daba de beber
a todos los vecinos, generosa,
hoy es un monumento del ayer,
ya no es útil, mas sigue siendo hermosa.
La calle se derrama cuesta abajo
en su delirio por llegar airosa
al río que divide al viejo Tajo
dibujando una estela sinuosa.

La actual calle del Marqués de Salvatierra, que arranca desde el Minarete de San Sebastián hasta el Puente Viejo o Puente de San Miguel, se había llamado en su tiempo calle Real de la Puente, pero como el citado marqués, abuelo del actual, era un hombre muy culto y había beneficiado a Ronda durante tantos años y teniendo en cuenta que era miembro de la Real Academia Correspondiente de la Historia, el Ayuntamiento le honró con esta esta calle, donde se encuentra su Casa Palacio.
Es una calle que como queda dicho arranca desde el Minarete de San Sebastián, nombre que le ponen los Reyes Católicos, por ser la Reina Isabel muy devota de este santo mártir, pero que fue un minarete árabe del siglo XIII y que se supone era el de una mezquita que hubo en este lugar, justo a la entrada de Ronda por la antigua Puerta este, llamada de la Ecijara.
La actual calle tiene una serie de casas nobles que fueron habitadas por distintas familias importantes de la ciudad. Un poco más abajo del Minarete y haciendo rincón, se encuentra la casa de los Montero y más abajo, la conocida como casa del Califa. Ésta casa era el retiro de verano del Califa del protectorado español en Marruecos. La familia de este personaje venía todos los veranos a Ronda, por los años cincuenta, y era un espectáculo ver la caravana de coches que formaban.
Los críos de aquel tiempo nos desplazábamos hasta la cuesta del Marqués de Salvatierra para ver a tanto árabe, vestidos con sus trajes típicos y, sobre todo, a la ingente cantidad de moras que venían en el cortejo. Las familias de los alrededores vivían todo el año de los tres o cuatro meses que estaba en Ronda el Califa con su cohorte. Posteriormente, cuando se independiza Marruecos, Mohamed V, nombra a su Hermano, el citado Califa, como Embajador en Londres y se pierde esa frecuencia de venidas a Ronda, que daba trabajo y riqueza a la zona. Posteriormente, según se cree, lo nombró Presidente del Banco Central Marroquí, hasta que Hassan II, su sobrino, lo destituyó. Pero esa es otra historia que no es la nuestra ni creo que interese a la tarea en la que estamos de contar nuestras cosas.
La casa citada la ha comprado últimamente el Ayuntamiento que la ha restaurado y la está utilizando como sede de los Cursos de Español para extranjeros.

Calle MARIANO SOUBIRÓN

Desde la Alameda
 arranca su historia
 de asfalto y aceras,
 buscando otros aires
 desde la Alameda.

La calle de D. Mariano Souvirón es la que saliendo de la calle Virgen de la Paz, enfrente de la puerta principal de la Alameda del Tajo, sube a la derecha. Esta calle se llamó en su día, calle del Teatro, porque justo en la equina izquierda hubo uno. D. Mariano Souvirón fue un Salesiano, profesor insigne de varias generaciones de rondeños, que en la guerra civil tuvo un comportamiento importante, casi heroico, a favor de sus compañeros de Congregación, algunos de de los cuales murieron y han sido beatificados por el Papa.actual, Benedicto XVI; él se escapó del martirio y cuando murió en el año 1.946, el Ayuntamiento acordó cambiarle el nombre de «calle del Teatro» por el de este salesiano, que es por el que actualmente se la conoce.

Calle JOSÉ APARICIO

 

Hoy, inmenso comedor.
de forasteros hambrientos,
ayer, final de viaje
 de toros y de toreros.

La calle de José Aparicio toma su nombre porque en ella vivió este alcalde de Ronda y Diputado en Cortes por el Partido Liberal. En el siglo XVIII esta calle, que conecta en la actualidad la Plaza del Teniente Arce con la Plaza de España, se llamó de las Carnicerías, porque cuando aún no existía el teatro Espinel, la puerta principal de la Plaza de Toros estaba ubicada justo donde actualmente está la puerta número 2, y después de las corridas que se hacían en la Plaza, descuartizados los toros, las carnes de estos venían a parar a esta calle donde, por cercanía del suministro, estaban situadas la mayor parte de la carnicerías de Ronda.
Como conocemos actualmente, la puerta principal de la Plaza se trasladó a la calle Virgen de la Paz, al quedar muy ahogada en su ubicación primigenia por la construcción del teatro Espinel , de ahí que la encontremos ahora en la posición actual.
Es una calle moderna en la que en su tiempo vivieron algunas personas ilustres de Ronda, como los Aparicio, y que actualmente está llena de instalaciones propias del sector turístico: hoteles, restaurantes, tiendas de recuerdos y terrazas exteriores, que en plena temporada se llenan de turistas disfrutando de la gastronomía local al aire libre.
En ella vivió y tuvo su estudio el pintor antequerano, afincado en Ronda, Téllez Loriguillo, pintor importante dentro de Ronda y que ha dejado un buen patrimonio de su obra, distribuido por nuestra ciudad, en casas particulares, hoteles y, principalmente, en la Caja de Ahorros, a la que le realizó un buen número de trabajos y que aquélla tiene expuestos por un buen número de sus sucursales, colegios, colonias y edificios de su propiedad.

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Calle CERRILLO


Con respecto a la de antes,
esta en cambio era otra ruta
donde reinaban las putas
y pecaban los tunantes.

La calle del Cerrillo es una calle empinada que, saliendo de la de los Remedios, sube hacia un pequeño cerro, para bajar luego hasta la Plaza de las Ánimas, donde se hallaba la Posada de éste nombre y donde se cree que estuvo hospedado el Príncipe de los Ingenios, D. Miguel de Cervantes, en la ocasión en que estuvo en Ronda. Esta Posada toma su nombre, según voz popular, porque al estar situadas en ella las casas de la prostitutas, los visitantes de éstas y de los placeres prohibidos, se vestían de fantasmas para no ser reconocidos (ánimas en pena), y de ahí el nombre de Ánimas para la Posada, que era donde venían a desvestirse.

Calle LA ERMITA

Procede su nombre santo
de una pequeña capilla
que hay instalada en su orilla
y que le aporta su encanto.

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La calle que se conoce como del Rosario tenía su continuación por la conocida como calle de la Ermita. Esta calle toma su nombre de la antigua Ermita que existe en la misma y que está dedicada a la Virgen de la Concepción, pero el pueblo le rompió a llamar con el nombre con el que hoy se la conoce. Al final de la calle se encuentra este pequeño santuario que se desconoce cuándo y a instancias de quién fue construido, aunque se supone que de una familia adinerada que vivía en ella.
Se cree que fue el Hermano Mayor de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, bajo cuya advocación estuvo la capilla, D. Francisco de Paula Antonio, el que mandó construir la que tradicionalmente ha sido cuidada por personas anónimas y piadosas que no quisieron que el culto en ella se perdiese.
A mediados del siglo XX, la Hermandad de los Gitanos pretendió recuperarla para su culto, pero al morir repentinamente el hermano Mayor, suspendieron la actividad cofradiera, recuperada últimamente.
Pero quien la sigue utilizando es la Hermandad del Santísimo Cristo de la Columna, que ha tenido en ella su sede hasta hace unos años en que se trasladó a la nueva Parroquia de San Cristóbal. Aún recuerdo el trabajo que nos costó a los empleados del Hotel Reina Victoria recuperar la Hermandad, como asimismo el uso de la Ermita, a lo que se oponía el Obispado de Málaga. Obviados los problemas y abandonada por la Cofradía, que sólo la ha utilizado en alguna ocasión para encerrar sus imágenes, en la actualidad está casi en ruinas, sin que nadie se preocupe de su utilización o recuperación.
La calle de la Ermita sale a la calle de los Vicente, cercana a la Plaza de Carmen Abela.

Calle de SANTO DOMINGO

Cuesta de Santo Domingo,
metáfora de la vida:
siempre subir y bajar,
cuesta abajo y cuesta arriba,
por un camino de piedras
que lacera y que lastima.
Cuesta de Santo Domingo,
metáfora de la vida.
Subir a tientas, subir,
bajar rodando, de prisa,
para volver a subir,
 a empezar otra salida.

Mi calle. En otros tiempos se llamó calle de San Pedro; posteriormente, y después de la guerra civil española, tomó el nombre, escrito en una placa a la entrada de la calle, – hoy desaparecida -del Alférez Gómez de las Cortinas, aunque el pueblo le siguió llamando de Santo Domingo, que es nombre que ha prevalecido en el tiempo.
Es una de las últimas calles del sector antiguo de Ronda, ya que inmediatamente después se hizo el Puente Nuevo y la ciudad se desarrolló de una manera extraordinaria sobre los llanos del Mercadillo, en su parte norte. Se trata de una arteria que baja hacia los puentes viejos y se construye justo para acceder a ellos y al suministro de agua.
En un principio terminaba más abajo, pero con los años se fue extendiendo hacia el oeste para conectar con la calle principal de Ronda, la que llevaría a ésta hacia el Puente Nuevo y al desarrollo urbanístico.
Es una calle de origen árabe y se supone que data de los siglos XI al XIII, ya que en ella se encuentra la entrada a La Mina y se conservan restos de la subida de agua hasta las aljibes que existían en la cornisa oeste. Las casas que en la actualidad ocupan el sector oeste de la cornisa son relativamente modernas, ya que fueron construidas por familias nobles, después de la Reconquista.
Entrando por su parte alta, en la misma esquina, había una fuente de agua potable, de la que se suministraban los vecinos de la zona; en aquellos tiempos no había agua consumible en las casas. Enseguida, la Iglesia de los dominicos, que son los que le dan nombre a la calle. Ésta iglesia se construyó por orden de la Reina doña Juana, hija de los Reyes Católicos sobre una Ermita, que ya existía, dedicada a la Santa Cruz. En un principio la Iglesia de denominó de San Pedro Mártir, pero cuando se hubo terminado y entregado a los dominicos, éstos la dedicaron a Santo Domingo, fundador de la Orden.
Poco más abajo, a la izquierda, está la Casa de los Condes de Santa Pola, construida sobre las instalaciones árabes de la Mina y que en la actualidad es un restaurante y horno de asar explotado por la familia Mayo. Sigue hacia abajo la calle, haciendo, a la derecha un pequeño rincón a modo de plaza y continuando hasta llegar a la Casa del Rey Moro, nombre que le puso el pueblo por la figura en cerámica que la Duquesa de Parcent mandó poner en la entrada de servicio de su casa. En ésta se encuentra el pasaje que baja hasta la mina de agua.
La Casa del Rey Moro da a una plaza conocida como Ruedo de Doña Elvira, en la que se encontraba un antiguo cuartel de la Guardia Civil, hoy de propiedad particular. Entrando por la calle, a la derecha, se encontraba la sillería de Mata, maestro sillero y a continuación, el taller de carpintería de los hermanos Hernández, ebanisteros y tallistas de prestigio, que han dejado en la ciudad una tradición importante de estos dos oficios. El padre de estos Hernández fue un tallista y ebanista que trajo la Duquesa de ParcenT para decorar su casa con muebles y tallas, desaparecidas en su totalidad en la actualidad.

Un poco más abajo, a la izquierda, estaba el taller de Antonio Aguilera, “El Farfollo”, un herrero de postín que ha inundado Ronda (con la colaboración inestimable de su hijo Antonio Aguilera García, “Antoñito”) de obras de cerrajería en balcones, cierros, ventanales, lámparas, etc. En la casa que lindaba con el herrero, en el número ocho, hoy seis, nació este aprendiz de “Cicerone”. Al final de la calle, en una pequeña plazoleta, se encuentra la ya descrita Casa-Palacio de Salvatierra y al final de la calle, cerrándola y, a la vez, abriéndo la ciudad al futuro, el Arco de Felipe V.

Calle SAN JUAN DE LETRÁN

Un clavel en la maceta,
la maceta en el balcón
y la mano de la dueña,
más hermosa que la flor.
Balcones de mi calle,
¿qué estáis mirando?
dejadme que yo siga
sus dulces pasos.

Que nadie nos vigile
Cerrad las puertas
Que quiero estar a solas,
Solo con ella.
¡Ay, quién pudiera
recorrer a su lado
las alamedas.

Los Reyes Católicos, una vez reconquistada Ronda, fundan tres Parroquias, la de Espíritu Santo, la de Santa Cecilia y la de Santa María de la Encarnación. Se produjo un aumento de la población, por el sector que iba hacia el oeste, por lo que crearon unas subparroquias, una dedicada a San Juan de Letrán y otra a San Sebastián. De ahí procede el nombre actual de la calle, que saliendo de la de Tenorio, va hacia la izquierda buscando la calle de Armiñan y donde se encuentra la plaza del Beato Fray Diego José de Cádiz y la Capilla de la Virgen de la Paz.
Es una callejuela estrecha y muy típica, que empieza con la casa de los Serratosa, famosa familia de médicos muy considerados en Ronda en el siglo pasado y continuando,a su izquierda con el exterior del Colegio de las Esclavas Concepcionistas, de las que depende, actualmente, el Santuario de la Patrona de Ronda. En el sector de la izquierda y a la salida del callejón está situada la casa actual del Trovador que se complace en enriquecer estos torpes textos con sus poemas llenos de sensibilidad.
Sigue la calle por la Plaza del Beato y la casa donde éste murió el día 24 de Marzo de 1.801. Era un capuchino de la Orden tercera de predicadores, hombre con fama de Santo y muy devoto de la Virgen de la Paz. De su muerte en Ronda ya hablamos al hacerlo de la Iglesia de la Patrona. Lo que sí comentaré es que cuando murió estaba hospedado en esa casa, que posteriormente fue adquirida por un General del ejército, hombre de bien y conocido en Ronda como el General Gómez López. Continúa la calle con una serie de casas a la derecha; a la izquierda está el muro del jardín de la casa nobiliaria que está en la plazoleta de D. Juan García Aloyssa, un personaje muy peculiar que era Caballero Cubierto ante el Rey, aunque nosotros la hemos conocido siempre como la plaza de la Puerta de Ávila.

Calle REAL

 

Preñada de balcones
 y soportales,
 impasible ante el tiempo,
 conserva el aire
 de vidas cotidianas,
 de alegres tardes
 al calor del brasero;
 cosas de antes,
 de viejos  resplandores
 que ya no arden.

La calle Real, o calle «de las Curtidurías», en la época antigua, tomó su nombre de las fábricas de curtidos que existían en ella y, asímismo, por estar a la salida de “la puente” de las curtidurías, puente del que ya hablamos en otro lugar.
Durante la guerra de Sucesión en España, en la que se disputaban el trono los partidarios del Archiduque Carlos y los partidarios de Felipe de Anjou, (nieto del conocido como “Rey Sol” ,en Francia, Luís XIV), éste pretendía la corona española desde la misma muerte de Carlos II “El Hechizado”, que ya lo había dejado en su testamento como heredero de la corona. A ella accedió con el nombre de Felipe V. Las disputas posteriores entre Alemania e Inglaterra, a favor del Archiduque y de Francia a favor de Felipe, llevaron a Europa a la conocida como Guerra de Sucesión Española. Ésta tuvo su final con la muerte del Emperador José en Alemania, que llevó al Archiduque Carlos a Frankfurt para hacerse cargo del trono de Alemania y ahí terminaron las disputas. Fue definitivamente con el tratado de Utrecht (1.713) cuando fue reconocido Felipe V como rey de España. Ronda se puso de parte de Felipe y siempre fue fiel a esta postura, interviniendo sus huestes en la defensa de Estepona, Gibraltar y Ronda y la Serranía, de ahí que cuando, definitivamente, Felipe accedió a ser Rey de España, decidió que, para conmemorar la efemérides, se construyese un Arco de Triunfo, en la parte alta de la Puente, que llevase su nombre y sirviese como entrada a Ronda desde el Arrabal. Asímismo rogó que se nominase como calle Real la que daba entrada a la nueva ciudad de Ronda.
A la finalización de esta calle empieza la de las Peñas Bajas, donde se cuenta, así lo recoge Espinel, que nació el escritor, poeta y músico más importante de Andalucía del “Siglo de Oro” español. Allí, en el comienzo de la calle, en una casa desaparecida en la actualidad, se encontraba el hogar del matrimonio Gómez Adorno-Martínez Espinel, padres del tan ilustre rondeño.
De niños siempre estábamos los de la calle de Santo Domingo en guerra con los de la calle Real y había jefes de partida y todo. Esto recordaba a aquellos antiguos y esforzados rondeños que eran conocidos en la tierra patria por su valor y bizarría, de ahí que los reyes siempre recurrieran a los hombres de nuestra tierra cuando necesitaban soldados de valor para sus guerras.

Calle ARMIÑÁN

Entre recios soportales
va desde el Puente hasta el barrio.
Como una madre rumbosa
en su rastro va dejando
sabor de cal y de rejas,
de balcones olvidados.
¡Cuanta memoria dormida
hay debajo de su asfalto!:
las pisadas y sus ecos,
las rodadas de los carros,

el rumor de los murmullos,
los cascos de los caballos
de bandoleros sangrientos,
de señoritos ufanos;
las lágrimas y las risas
de los lances cotidianos.
 En busca de las Murallas
va desde el puente hasta el Barrio,
desde los cerrados cerros
hasta los abiertos campos.

La actual calle de Armiñan, originalmente, estaba dividida en tres tramos. El primero de ellos era el que saliendo de las Imágenes pasaba por delante del antiguo Hospital Real de Santa Bárbara, hoy desaparecido, y que regentaban los Hermanos de San Juan de Dios; de ahí que ese fuera el nombre de éste primer tramo: Calle de San Juan de Dios. El segundo tramo se llamaba de la Tendezuelas, porque era donde se encontraban las pequeñas tiendas, que describimos cuando hablamos de la calle del Espíritu Santo, instaladas por los comerciantes que venían a Ronda con motivo de las Ferias y que no eran ganaderos. Finalmente, de la Botica, porque en ella se encontraba una que vino a ser célebre al ser asesinado su dueño por la fuerzas francesas en su ocupación de nuestra ciudad. Así que el pueblo llano, al ser represaliado el propietario, le dio ese nombre en su memoria.
Cuando se inaugura el Puente Nuevo y se hace la travesía de Ronda que uniría la carretera de Algeciras con la de Sevilla, el Ayuntamiento piensa en demoler las casas de la calle original, para darle más anchura a la nueva arteria, a lo que se opuso el Concejal D. Antonio Marín Muñoz, que propuso hacer una pequeña variante y no destruir el casco antiguo, pero salió adelante la propuesta general y los vecinos aprovecharon para hacer una serie de casas de determinada categoría que le dieron prestancia a la nueva vía y ahí quedan esa serie de viviendas con sus balconadas, sus cierros, sus balcones, sus portadas, sus ventanas, sus zaguanes y sus magníficas decoraciones modernistas, propias del siglo XIX. Cuando se inaugura ésta calle vino a inaugurarla el Director General de Obras Públicas, D. Luís de Armiñan, de ahí el nombre de esta travesía que une el sur y el norte de la ciudad.
Al corto tramo que iba desde el puente hasta el comienzo de la calle Armiñan, una vez pasado el estrechamiento que existía, se le dio el nombre de Teniente Corró, en memoria de un militar rondeño, hijo de una familia importante que murió en la Guerra de Marruecos, junto con otro Teniente que vivió en esta calle y que se apellidaba Arce, de ahí que su nombre se diera a la placita situada junto a la Plaza de Toros. Dos héroes rondeños que dieron la vida por la Patria.

Calles DE LAS TIENDAS, NUEVA y DEL ROSARIO

Aquí nació el pintor Joaquín Peinado
en esta encrucijada de caminos,
donde abundan las tiendas y el buen vino,
solaz de corazones fatigados.
 
Aquí empezó a nacer la Ronda nueva,
la que voló orgullosa sobre el Tajo,
la que creció hacia arriba desde abajo,
la que ilumina al sol mientras se eleva.

del-rosario

Estas tres calles definen perfectamente la ampliación y desarrollo de nuestra ciudad hacia el plano norte o “Llanos del Mercadillo”. Ya hemos dicho que las calles de Santa Cecilia, Remedios y Los Vicente, trajeron a Ronda hasta la parte norte, aprovechando la construcción del Puente Viejo o de San Miguel. A partir de ahí se empieza a buscar la salida de Ronda hacia el norte, noreste y noroeste de la planicie que se encontraba del otro lado del puente.
Será posteriormente, con la realización del Puente Nuevo, en el siglo XVIII, cuando Ronda alcance un definitivo avance y y dé un salto hacia el sector norte, con el desarrollo inmobiliario, social y cultural que hoy conocemos. Unos de los primeros que se instalaron en ese sector, buscando la paralela a la cornisa de Ronda, es decir a la calle de Santa Cecilia y perpendicular a la de los Remedios, fueron los linaceros, un oficio que tenia que ver con la industria del lino y sus derivados, tanto para la estética de las mujeres como para la utilización de sus aceites para la industria. Ellos fueron los que se instalaron en este tramo de calle, que posteriormente pasó a llamarse del Progreso, por la cantidad de tiendas que se instalaron en ella. Tras la Guerra Civil tomó, por órdenes superiores, el nombre de Queipo de Llano. Pero el pueblo, que es sabio, continuó llamándola, de forma popular, «de las Tiendas», que es el nombre que tiene actualmente.
La calle Nueva es la primera que se habilita después de la construcción del Puente Nuevo, de ahí su nombre actual, pero también tuvo otros. Después de Nueva, el pueblo la llamó de Alcolea, sin que se tenga conocimiento actual de por qué, aunque existe la posibilidad de que en ella se instalara alguna industria de fabricación de Alcohol y de ahí le venga dicho apelativo. Después de la guerra civil tomó el nombre, impuesto, del General que tomó Ronda de las manos republicanas, el General Varela y, ¡siempre la sabiduría del pueblo!, volvió a nombrarla como la Nueva, y así se conserva.
La calle del Rosario no debe su nombre a la ciudad gaditana, cuna del ilustre poeta D. Pedro Pérez Clotet (Villanueva del Rosario), aunque haya habido controversias en ese sentido. Se llama así, porque los Dominicos, cuya patrona era la Virgen del Rosario, tenían la costumbre de salir cada mañana por las calles cercanas de su Monasterio a rezar el de la Aurora, de ahí que algunas calles por las que ellos hacían su recorrido hayan conservado el nombre de Aurora, (callejuela que va de la calle de San Antonio a la calle de Salvatierra), de Santo Domingo y del Rosario, porque era la calle alternativa, cuando se hace el Puente Nuevo, por la que ellos salían. Luego, bajando por los Remedios y subiendo por Salvatierra, volvían a su convento por la Aurora y San Antonio.

Calle TENORIO

Este Tenorio
no era un don Juan,
ni un burlador
ni un vil truhán.
Era un político
de armas tomar
y  un cargo bueno
en la capital.

Esta preciosa calle, tal vez la más fotografiada del mundo, opone su estrechez, a la inevitable y necesaria anchura de bienes y fortuna de los propietarios de las casas que se levantan en sus orillas.

La calle Tenorio, aunque se ha dicho y se ha especulado con que fuera la calle “del Tenorio”, nada más lejos de la realidad; esta calle toma el nombre de un político rondeño, que fue Diputado Provincial y el único que ha ostentado la Presidencia de la Diputación Provincial de Málaga y que se llamaba Joaquín Tenorio Vega.
La calle, anteriormente, se había llamado de D. Pedro Zurga. Éste había sido escribano del Rey que era el funcionario que, antiguamente, hacía las labores de Notario. Éste Tenorio había nacido en esa calle y fue un político que se volcó con Ronda mientras fue Presidente de la Diputación.
Como cosa curiosa diremos que cuando se hizo el mercado de abastos en el año 1.929, durante la Dictadura de Primo de Rivera, él donó todas la placas de mármol de los puestos del citado mercado. Cuando digo que las donó, quiero decir que las costeó de su pecuno particular. Como quiera que estamos metidos en la tarea de los nombres de las calles, será conveniente decir que hasta el siglo XVIII, éstas no tenían nombres, sino que eran conocidas por oficios o apelativos que el pueblo ponía indiscriminadamente.
La calle Tenorio es la última a la izquierda antes de llegar al Puente Nuevo. En ella se situaron familias de buen nombre y de bastante dinero; la primera casa, a la derecha es una preciosa joya del siglo XIX con unas decoraciones estucadas muy interesantes y que señalan el nombre de sus primeros propietarios, Granadinos; las guirnaldas estucadas terminan sobre la puerta, las ventanas y los balcones con una granada.
Los últimos propietarios han sido los miembros de la familia de D. Francisco Madrid. Como anécdota contaré que en esa casa estuvo viviendo, alquilada por la productora de la película, Sarita Montiel ,cuando estuvo rodando la película “Carmen la de Ronda”. Los niños del entorno nos acercábamos a la casa para intentar verla y bastantes veces tuvimos la ocasión de que así fuese. Incluso alguno, me consta, se atrevió, por la noche, a darle una serenata. ¡Cosas de niños! Otra casa importante, justo enfrente de ésta, es aquélla en la que vivió el poeta gaditano, rondeño de adopción y de Villaluenga del Rosario de nacimiento, D. Pedro Pérez Clotet, miembro de la Generación del 27, homenajeado últimamente por el TES de Ronda que ha conseguido la publicación de sus Obras Completas.
Más arriba está la casa que fuera de los Condes de Montelirio, hoy hotel del mismo nombre. Después, a la derecha, hay una sucesión de otrasque supongo serían del servicio de los señores que vivieron en las casas de la acera de enfrente, todas ellas amplias, con sus jardines respectivos y su enorme terraza que cuelga sobre la cornisa del Tajo. Un privilegio que muy pocos en Ronda se pueden permitir.

CARRERA ESPINEL (CALLE LA BOLA)

Consuelo de estresados corazones
carrusel de mentiras y verdades,
pasarela de torpes vanidades
jolgorio de miradas y mirones.

Torrente de pequeñas ambiciones,
potente difusor de actualidades,
entre ofertas, rebajas, novedades
se afanan tremulosas emociones.
De encuentros fugitivos y constantes
se alimenta tu piel, músculo inerte;

de niños caprichosos y tunantes,
de ese sol que se asoma para verte.
De hombres y mujeres paseantes
que encuentran su placer en recorrerte

 

ESTRAMBOTE
Juguete de políticos que juegan
a mancillar sin tino tu apariencia
en una triste lid donde se pegan
por mostrar sin rubor su incompetencia.

La calle de la Bola o Carrera de Espinel en su origen se llamó calle Alberto Calzado, ya que este personaje muy importante de la vida rondeña, vivía al comienzo, a la izquierda de la calle donde está el célebre cierro rondeño, conocido en todo el Mundo. El segundo tramo de esta nueva calle, tomó el nombre de la Bola, porque era donde se encontraba el célebre “juego de la bola”, de origen castellano.
Pero con motivo del homenaje que se le hizo en Ronda a Vicente Espinel, con motivo del trescientos aniversario de su nacimiento (1.850), se le puso su nombre, a ésta que estaba destinada a ser, calle principal de Ronda con el paso de los tiempos. Pero a pesar de todo, la gente le ha mantenido el nombre popular de “La Bola”.
Muchos de los que nos visitan preguntan por ella. Esta calle, que en origen sólo contaba con tres tramos, se ha ido ampliando hacia en Norte de Ronda en su salida hacia Málaga. Por este sector era por donde entraban las mercancías que transportaban los arrieros, de ahí que la parte superior de la calle, en un principio, se denominase con el nombre de aquellos trabajadores. Ya en los últimos tiempos, a partir de los años cincuenta, en que el desarrollo comercial de nuestra ciudad se sitúa en esta arteria principal, se unifican los criterios y se le empieza a llamar a toda la calle, Carrera Espinel (La Bola).
Esta Carrera es, en la actualidad, la gran arteria comercial y social de la Capital de la Serranía. Por ella pasaron a diario los habitantes de los pueblos de la comarca que venían a su centro comercial natural, del que ha vivido Ronda tradicionalmente, hasta que el turismo nos ha inundado con sus divisas y sus compras compulsivas. Por ella pasan y pasean a diario millares de turistas que han cambiado el aspecto pueblerino de la arteria para ser el centro comercial, financiero e inmobiliario de Ronda y la Serranía. La calle de la Bola es, actualmente, (convertido en los últimos años) un paseo peatonal agradable, vistoso, bulliciosos, intercultural, interétnico e intersocial de alto nivel, donde el dinero se mueve produciendo riqueza a la ciudad y a sus habitantes.
En el entorno de la Carrera Espinel se encuentran la mayor parte de los servicios turísticos: bares, restaurantes, hoteles, tiendas de recuerdos, bancos y comercios con los productos típicos de la Serranía.

CALLE ESPÍRITU SANTO

Antes fue calle Real
y por ella entró Fernando
El Católico, aquel rey
que devolvió a los cristianos
aquellos reinos perdidos,
las posesiones de antaño.
Por ella anduvieron gentes
de ferias con su ganado:
vacas, bueyes y terneros,
mulos, burros y caballos.
Luego fue mudando el nombre
con el correr de los años
para llamarse hasta hoy
la del Espíritu Santo.

La conocida hoy como calle del Espíritu Santo, en memoria del día que se reconquista nuestra ciudad por el Rey Fernando, “El Católico”, (22/05/1485), fue nombrada por el propio Rey como Calle Real, por haber sido ésta por donde el propio Rey accedió a nuestra ciudad después del quedar rendida la plaza de Ronda a las tropas cristianas. En la  citada calle Real y en su entorno, era donde se celebraban las Ferias reales de ganado, de las que se hacían dos, una en mayo (La Real Feria de Ronda) y  otra en octubre. Estas ferias se celebraban en la plaza adjunta  por la que se accedía a la ciudad, es decir a la entrada de la Puerta del Cementerio (Almocábar).
La calle Real antigua llegaba hasta la calle de las curtidurías, actual calle Real, ya descrita. Es decir, que saliendo de la Puerta de Almocabar subía por las Imágenes hasta la Plaza del Minarete de San Sebastián y bajaba hasta la Puente, hoy puente de San Miguel. Cuando se  celebraban las Ferias acudían a Ronda ganaderos de todas partes, que necesitaban de hospedaje para ellos y comodidades mínimas para sus ganados, por lo que, a la antigua muralla, se adosó una Pila de piedra, llena siempre de agua, para que los animales pudieran beber. Por su parte,  los ganaderos   alquilaban a los dueños de las casas unos soportales que tenían rejas partidas, que hacían como de puertas, de las que todavía en la calle del Espíritu Santo quedan algunas, donde ellos reposaban y, por el pago de un alquiler mínimo, tenían comida y cama, y estaban independizados de los dueños del inmueble. Asimismo en estos pequeños soportales, los mercaderes de plata, de especias, de lanas y de otros productos montaban sus tenderetes, con lo que, además, tenían donde poner también su pequeña tienda. 
Las Ferias se dividían en tres tablas o sectores, el sector bovino (vacas, bueyes y terneros), caballar (caballos, burros y mulos) y del comercio en general.  Las Ferias se extendían por todo el recorrido de la antigua calle Real, siendo así que se llamaba calle Real del Espíritu Santo y calle Real de la Puente. Y se aprovechaban todos los espacios para exhibir el ganado.
Tanta importancia tuvo, que en el siglo XVIII hubo que poner otra Pila-Fuente para personas y animales en la calle de las Curtidurías (Fuente de los Ocho Caños). Una vez que se hace el Puente Nuevo, el Ayuntamiento cambia el recorrido y en lugar de bajar hacia el Puente de San Miguel dirige al paso hacia el Puente Nuevo e instala una serie de soportales y locales  a la entrada del mismo (los Arcos y soportales de Santo Domingo, hoy reabiertos por el Ayuntamiento como tiendas de recuerdos) y trasladala Feria a los Llanos del Mercadillo.  Posteriormente, la Calle Real se dividió en los tramos que conocemos hoy como: Plaza de Pons Sorolla, Espíritu Santo, Imágenes, Armiñan, Marqués de Salvatierra y Santo Domingo por abajo.

LOS REMDIOS Y LOS VICENTE

En la calle Real, antiguamente, estaba situado el Convento de los Trinitarios Calzados y la bajada natural para asistir a los actos religiosos de esta comunidad y de su Patrona la Virgen de los Remedios, era esa calle, de ahí que popularmente se le rompiera con ese nombre.
Esta calle en bajada, desde la del Coronel Corrales, hasta enlazar con la de Santa Cecilia, es una de las más típicas de Ronda. En ella se instalaron personajes de la clase media y del comercio, que edificaron sus casas al borde de la cornisa sur-oeste del precipicio, en la parte que da a la garganta entre el puente de San Miguel y el Puente Nuevo.
Los amaneceres que se pueden contemplar desde la mitad de la calle, con esos contrastes de colores rojizos y anaranjados, con esa colección de cierros dando contraste a la cal de los muros y provocando con sus hierros ser violados por el sol naciente, son un espectáculo digno de verse. Y cuando el sol ha girado después de romper la montaña, para salir perezoso e ir hacia el oeste a morir, se empieza a ver salir el redondel de plata de la luna que, también perezosamente, está avasallando Sierra Hidalga y en un prolongado beso va sembrando de tenue luz plateada la Ciudad de Ronda. Para mí es la calle más atractiva de Ronda.

CALLE DE LOS VICENTE

La calle de los Vicente toma su nombre de éste apellido, que era de una familia que vivía en el partido de los Vicente. Esta familia, muy adinerada se vino a vivir a esta calle y el pueblo le empezó a llamar de los Vicente, quedando obsoleto y olvidado el nombre anterior que había sido el de «La Carnicería», por hallarse en esta cuesta una muy famosa.

La calle sale de la Plaza de Carmen Abela y viene a dar a la plazoleta de la Posada de las Ánimas para seguir, en una pendiente muy pronunciada hasta coincidir con la calle de los Remedios y de Santa Cecilia.

Casas que guardan hogares
con rejas de hierro forjado,
vidas que guardan secretos
profundos pero cercanos;
por celestiales veredas
la luna viene a buscarlos.

Recias esencias de piedra
en el reino de los plásticos,
amaneceres que invitan
a creer en los milagros.
Reflejos que se alborotan,
atardeceres sagrados.