Corrían los años 70. En el barrio de La Ciudad, de Ronda, en una espléndida casa, que parecía un palacio, llamada «Casa de Don Bosco», tuvo la oportunidad de dar rienda suelta a nuestra incipiente vocación musical,
No alcanzábamos los veinte años, pero el entusiasmo, la práctica constante y la energía compensaban nuestra inicial impericia y falta de técnica.
Aquello duró pocos años, pero a nosotros nos sirvió de mucho. Luego, la vida nos puso a cada uno en diferentes caminos. Tuvimos que esperar mucho tiempo, casi cuareta años, para volver con continuidad. Sí lo hicimos a principios de los noventa.
De esas dos etgapas podemos ver imágenes en la galería a la que se accede desde la imagen de la derecha.