A mí me mató un bolero

A mí me mató un bolero
en una noche estrellada,
cuando una luna dorada
inundaba el mundo entero.
A mi me mató una espina
clavada en el corazón,
disfrazada de canción
con alas de golondrina.
A mí me mató primero,
antes que cualquier amor
el cuchillo de un bolero.

ESTRIBILLO
Y aquel fuego se hizo miel desesperada
y ese hielo congeló nuestras miradas.
Y el amor se hizo canción
y la canción un “te quiero”
y el “te quiero”, una pasión
y se convirtió en bolero.

2
A mí me quemó ese fuego
que brota de sus entrañas,
que hiere, sufre y engaña
para abandonarte luego.
Ese amor, que llora y canta,
es invierno y primavera,
que brota por la garganta
y quieres aunque no quieras.
A mí me mató primero,
antes que cualquier amor
el cuchillo de un bolero.

ESTRIBILLO
Y aquel fuego se hizo miel desesperada
y ese hielo congeló nuestras miradas.
Y el amor se hizo canción
y la canción un “te quiero”
y el “te quiero”, una pasión
y se convirtió en bolero.

3.
Ese ritmo enamorado
es un volcán en las venas,
que acaricia y envenena
entre el dolor y el pecado.
A esa flor le da lo mismo,
ser espina o terciopelo,
empujarte hasta el abismo
o levantarte hasta el cielo.
A mí me mató primero,
antes que cualquier amor
el cuchillo de un bolero.

Y aquel fuego se hizo miel desesperada
y ese hielo congeló nuestras miradas.
Y el amor se hizo canción
y la canción un “te quiero”
y el “te quiero”, una pasión
y se convirtió en bolero.

Ay el amor

Ese que está contando las estrellas,
aquél que está silbando una canción,
Éste que besa todo lo que encuentra,
ése que piensa con el corazón.
Aquél que no conoce ni recuerda,
aquél encadenado a una pasión.
ése que sufre sin tener tristeza,
aquél que está llorando en un rincón.

Ay, el amor,
que te hiere, se escapa,
te busca, te mata,
te suelta, te ata,
te huye, te ataca
te pone a volar.

Ay el amor,
que te empuja, te arrastra,
te mima, te engaña,
te cura, te atrapa,
te deja, te abraza,
te obliga a soñar.

Ésa que en una calle baila sola,
aquélla que no para de saltar.
Ésta que tiene cara de amapola,
ésa que mira al techo y nada más.

Aquélla que ahora ríe y luego llora,
ésa que está mirando sin mirar,
ésta que está abrazando a las farolas,
ésa que nunca sabe dónde está.

Ay, el amor,
que te hiere, se escapa,
te busca, te mata,
te suelta, te ata,
te huye, te ataca
te pone a volar.

Ay el amor,
que te empuja, te arrastra,
te mima, te engaña,
te cura, te atrapa,
te deja, te abraza,
te obliga a soñar.

Éste que pierde todo lo que encuentra,
aquélla que habla y habla sin parar,
ése que pone cara de poeta, (Ése que besa el aire que ella besa),

aquélla que no deja de temblar.

Ay, el amor,
que te hiere, se escapa,
te busca, te mata,
te suelta, te ata,
te huye, te ataca
te pone a volar.

Ay el amor,
que te empuja, te arrastra,
te mima, te engaña,
te cura, te atrapa,
te deja, te abraza,
te obliga a soñar.

Agárrate a la vida

1
Cuando aparece la niebla
enturbiando las farolas,
cuando reina la penumbra
ensombreciendo la sombra.
Cuando se vienen abajo
las fortalezas más hondas.

Cuando el amor te maltrata
de cualquier manera y modo
y vivir es una guerra
contra el mundo y contra todo.
Cuando la suerte te aparta
del camino poco a poco.

ESTRIBILLO
Cuando amar sólo es un verbo,
cuando quema la verdad,
y los besos del recuerdo
escuecen como la sal.
Cúrate las heridas,
no digas nunca jamás
y agárrate a la vida
que anda escondida
por ahí detrás.

2.
Cuando los ojos del lunes
oscurecen la semana,
cuando el invierno se cuela
en las llanuras del alma
y entre tu piel y mis dedos
sólo cabe la distancia.

Cuando las horas se miran
disfrazados de esperanza
y las horas te devuelven
toneladas de nostalgia.
Cuando la vida es un juego
en el que tú nunca ganas.

ESTRIBILLO
Cuando amar solo es un verbo,
cuando quema la verdad,
y los besos del recuerdo
escuecen como la sal.
Cúrate las heridas,
no digas nunca jamás
y aférrate (y agárrate) a la vida
que anda escondida
por ahí detrás.

Ella

Él estaba enamorado,
siempre la quiso en silencio,
se le notaba en la cara,
en la punta de los dedos.
Siempre vivió para ella,
nunca le dijo te quiero,
le bastaba con sentirla,
ella era el centro del cielo.
Nada que no fuera ella
habitaba su universo
Ella también lo quería,
era el hombre de sus sueños,
pero quería escucharlo,
no le bastaba tenerlo.
Ella lo amaba a su modo
como en el cine, en los cuentos…
-el amor hecho palabra
es el amor verdadero-.
Esa breve anomalía
se interponía entre ellos;
ella buscaba su boca
y sólo encontraba besos.
Nunca dejó de intentarlo,
necesitaba saberlo,
de su boca, de sus labios,
confirmar lo que era cierto.
Cuando, por fin, una noche
él fue vencido a su empeño,
cuando ganado a su causa
le arrancó un vulgar «te quiero»,
todo empezó a terminarse
y ella dejó de quererlo.

Bromas

Esas son cosas que pasan
y que no tienen remedio;
no te culpes, pues mañana
no serán más que recuerdos.
Son las bromas del destino,
esas tristes diabluras
que coloca en el camino
de las pobres criaturas.

1
Ella llegó, tú no estabas
tú te fuiste y ella vino,
tú calentaste su lecho
y ella ardía con el vecino.

Tú la miras extasiado,
pero ella ni te mira;
tú mueres enamorado
y ella por otro suspira.

Ella se muere por verte
y tú no te dejas ver;
ella quiere conocerte,
tú no te dejas querer.

ESTRIBILLO
Son las bromas del destino,
esas tristes diabluras
que coloca en el camino
de las pobres criaturas.
2
Algunas veces te busco
y vuelvo desesperado
y otras veces sin buscarte
apareces a mi lado.

Toda la vida esperando,
la ilusión pronto se acaba
cuando llega te das cuenta
que no era lo que esperabas.

Cuántas veces en verano
vienen ráfagas de enero,
cuando yo quiero no alcanzo
y cuando puedo no quiero.

ESTRIBILLO
Son las bromas del destino,
esas tristes diabluras
que coloca en el camino
de las pobres criaturas.

3
A veces, algunas veces
te sonríe la fortuna,
mas eso no es lo normal,
lo normal es no dar una.

Y te quedas boquiabierto
cuando la vida te besa,
estás tan hecho a la pena
que te invade la sorpresa.

Y es mejor sin duda alguna
abrir el pecho y cantar
y cuando todo se tuerce,
mejor reír que llorar.

ESTRIBILLO
Son las bromas del destino,
esas tristes diabluras
que coloca en el camino
de las pobres criaturas.

Déjame que te cante

Ahora que sé el valor de los amigos,
ahora que no me importa tropezar,
ahora que sé que quiero estar contigo,
ahora que sé con quién no quiero estar.

Ahora que ya me inundan las goteras,
que ya no sé muy bien dónde acudir,
este otoño que busca primavera
responde al mal con ganas de vivir.

Aquí estoy yo rendido y desarmado,
desnudo como un hombre frente al mar,
deshojando entre el cielo y el pecado,
sabiendo que la meta es caminar.

Y mientras se organiza el pensamiento,
para pensar acudo al corazón,
solo quiero que atiendas un momento;
déjame que te cante una (mi) canción.

Ahora que no me caben ya más dudas,
que no le tengo miedo al qué dirán;
ahora que busco una verdad desnuda,
solo sé que no sé lo que será.

Ya no le temo tanto el calendario,
sigo teniendo ganas de soñar,
y aunque me impone tanto el escenario
más se impone el deseo de cantar.

Y así en la cuerda floja me mantengo,
de un mundo que no deja de sangrar
y entre versos y acordes entretengo
las ganas infinitas de llorar.

Mientras tanto, soporto este calvario
apoyado en el hombro de mi gente,
esa que aprieta como yo los dientes
luchando contra el dios del calendario.

En tus ojos

Si alguna vez yo fui feliz
fue enredado en tus brazos y en tu pelo.
Si alguna vez yo me perdí
fue en las curvas doradas de tu cielo.

Y por culpa del amor
y de esas cosas que pasan
me olvidé de vivir
y me perdí en el mar
de tu mirada.

Y en tus ojos se esconde el misterio
de la vida, el amor y la muerte
y en el mar de tus ojos me vuelvo
más hermoso, más sabio y más fuerte.

Y me olvido de mí
y de mis dudas
y abrazo una pasión
caliente y desnuda.
Y me invento
y me vuelvo una estrella
que transita por tu firmamento
y trepando por el horizonte
te descubro, te atrapo y me entrego.

Si alguna vez yo me rendí
fue entregado a las armas de tu cuerpo.
Si alguna vez salí de mí
fue para entrar en ti y en tu misterio.

Y perdido me encuentro
y en tu aire respiro
y recupero el alma,
que en tu ausencia perdí,
cuando te miro.

Y en tus ojos se esconde el misterio
de la vida, el amor y la muerte
y en el mar de tus ojos me vuelvo
más hermoso, más sabio y más fuerte.

Y me olvido de mí
y de mis dudas
y abrazo una pasión
caliente y desnuda.
Y me invento
y me vuelvo una estrella
que transita por tu firmamento
y trepando por el horizonte
te descubro, te atrapo y me entrego.

ECHA A VOLAR LOS LABIOS
Echa a volar los labios
de la esperanza,
que no quede en tu boca
ni una palabra.
Nunca te calles,
que tus versos ardientes
rompan el aire.

Una sombra siniestra
te está esperando,
una triste mordaza
sigue tus pasos.
No te detengas,
seguro en tu camino
y siempre alerta.

Luna llena en el pecho,
sol en los ojos,
claridad en la frente,
miel en el rostro;
hierro en la carne,
terciopelo en las manos,
fuego en la sangre.
Una playa desierta,
sin sol dorado,
es el alma del hombre
deshabitado.
Llena tu estanque
de esas pequeñas cosas
que te hacen grande.

Que ninguna frontera
ciegue tu marcha,
que ninguna muralla
parezca alta.
Sigue adelante,
hay que soñar veredas
por todas partes.

No dejes que el silencio
gane tu espacio,
no permitas que nadie
cierre tus labios.
Siempre la boca,
por encima del miedo
y la derrota.

Cuando apareces tú

El velo de la tarde
ha pintado las calles
de melancolía.
Y un sol que se desmaya,
debajo de la niebla
esconde su agonía.
Y florecen las sombras
que enturbian la mirada
si no apareces tú.

Desnudas las palabras
se clavan como espadas
en el corazón.
Y una nota que vuela,
en el verso se cuela
y se vuelve canción.
Y una luna traviesa
deshace las tinieblas
cuando apareces tú.

Cuando apareces tú
se funde el hielo,
se aviva el fuego,
se hace la luz.

Se deshace el invierno,
se vuelve eterno
el tiempo entre nosotros
cuando apareces tú.

Se ha vestido la noche
con el traje plomizo
de la soledad.
Y de todas las cosas
se apodera el silencio
con su terca verdad.
Y la luna se vuelve
de pronto más lejana
si no apareces tú.

Se disipa la niebla,
se ilumina la tierra
cuando apareces tú.
La tristeza se escapa,
la tarde se desvela
atrapada en tu luz
Y el aire me acaricia
con su tenue sonrisa
cuando apareces tú

Cuando apareces tú
se funde el hielo,
se aviva el fuego,
se hace la luz.

Se deshace el invierno,
se vuelve eterno
el tiempo entre nosotros
cuando apareces tú.

Enamorado de ti

Siempre te tengo en la mente
clavada como una gran espina;
yo siempre te estoy mirando,
pero tú, en cambio, nunca me miras.
Ya no sé lo que inventarme
ni qué decirte para llamar tu atención.
Soy un lucero que brilla,
que brilla justo al lado del Sol;
para ti soy un lucero
que brilla justo al lado del Sol.

Yo sólo vivo por verte
y tú vives sin mirarme,
¿cómo es posible que siempre
estés mirando a otra parte?
A pesar de que me ignoras
y de que pasas de mí,
aquí estoy como un idiota
enamorado de ti.

Aunque soy todo un artista
y animo todas, todas las fiestas
y en donde quiera que estoy
tengo a la gente siempre contenta.
Pero todos mis encantos
no valen nada para llegar hasta ti:
tú miras sólo a los otros
y no me miras a mí.

Lo que yo diera por ser
el espejo de tus ojos
y robarte una mirada
aunque fuera de reojo.
Tal vez sea porque me ignoras
o porque pasas de mí
que aquí estoy como un idiota
enamorado de ti.

Esa mujer

Esa mujer,
que quema el fuego
y decora su piel
con los corazones
de los amores
que tuvo ayer.

Esa mujer
que no teme al miedo,
ni quiere soñar,
bebe en las miradas
febriles, preñadas
de soledad.

Y a su lado te vuelves pequeño
personaje sacado de un sueño,
ignorante, orgulloso, perdido
por esa mujer.

ESTRIBILLO
Esa mujer
no es una mujer;
es un veneno
que lanza fuego
y sangra miel.
Es un veneno
febril y bueno,
que sube hasta el cielo
porque esta mujer
no es una mujer.
Esa mujer
que reina en las olas
y que reta al sol,
es una estocada
en el pecho clavada,
un rayo de amor

Esa mujer
ese viento que arrasa,
es un salto mortal,
una brisa que hiela,
un sol que congela,
un cielo infernal.

y tus dedos se vuelven arpegios
cuando tocas la sed de su cuerpo
y te deja sin hoy y sin mañana
la flor de su piel.

ESTRIBILLO
Esa mujer
no es una mujer;
es un veneno
que arroja hielo
y sangra miel.
Es un veneno
febril y bueno,
que sube hasta el cielo
porque esta mujer
no es una mujer.

El licor de tus caderas

1.
Dejo correr el tiempo
y suspendo mi existencia
cuando mis labios intuyen
el calor de tu presencia.

y me olvido de tus sombras
y me acuerdo de tu risa
cuando me empapa tu aliento
a través de mi camisa.

Y me enveneno
y me envenenan
los guiños que se escapan
de tus caderas.

ESTRIBILLO
En las colinas sabrosas
que limitan con tu espalda
encuentra mi amor razones
para engancharse a tu falda.

Y en sus cimas gloriosas
y en sus laderas,
en cada palmo de ti
voy plantando mi bandera.

2.
A veces me refugio
en mis rincones
y te pienso y te sueño
y te canto mis canciones.

Y me olvido de mí
y me encadeno a tu nombre
y me vuelvo más niño,
más bueno, más hombre.

Y me enveneno
y me envenena
el licor que se escapa
de tus caderas.

ESTRIBILLO
En las colinas sabrosas
que limitan con tu espalda
encuentra mi amor razones
para engancharse a tu falda.

Y en sus cimas gloriosas
y en sus laderas,
en cada palmo de ti
voy plantando mi bandera.

En la bahía

En la bahía,
eché mi barco al mar en la bahía
y llené con tus besos mi equipaje,
en la bahía.
En la bahía,
Y antes que despuntara la mañana
puse mi corazón rumbo a otra playa,
en donde brilla el sol
de noche y día (bis).

Icé las velas
y coloqué el futuro de horizonte
dejé mi historia atrás,
mirando al mar.
Mirando al mar,
con el presente ardiendo entre mis manos,
dejo tu imagen junto a mi pasado
secando al sol
mi corazón.
ESTRIBILLO
Que se quiten las fronteras
que se ponga azul el cielo,
que se vuelvan primaveras,
mis inviernos sin consuelo.

Navegando sin destino,
de puerto en puerto
remontando las olas
por donde quiera el viento.

No dije adiós
ni siquiera a las flores del sendero
ocultas tras las notas de un bolero
deshabitado
sin ti sin mí.
Y me abracé a la luz de mi destino,
abierto a las caricias del camino,
lejos de ti.
Lejos de ti

Abrigado por el sol
y por techo las estrellas
vivirá mi corazón
mientras me olvido de ella.
Mirando al mar,
porque navegar sin rumbo
es enfrentarse a la vida (aferrarse)
y decirle claro al mundo
¡no me duelen las heridas!
ESTRIBILLO
Que se quiten las fronteras
que se ponga azul el cielo,
que se vuelvan primaveras,
mis inviernos sin consuelo.

Navegando sin destino,
de puerto en puerto
remontando las olas
por donde quiera el viento.

El calor de una barra

Si el paraíso no tiene la forma de una barra, no me interesa para nada la gloria.
1
Señor de los infiernos infinitos,
tú que siempre reclamas
mi adhesión más profunda,
mi maldad más profana.
Tú que enturbias mi vida,
Tú que ensucias mi casa:
déjame a mano siempre
el calor de una barra.

Cuando los escorpiones de tus dedos
envenenen el alba
me quedaré sentado
en el cielo de plata,
donde el ruido es silencio,
y la noche, mañana,
en la gloria bendita
que desprende la barra.

ESTRIBILLO
Cuando tu triste sueño esté soñando
nuestra historia más triste
nuestra noche más larga,
yo te estaré esperando
como al sol la mañana:
hay libre un taburete
para ti en esta barra

2
Cuando tu mano negra por sorpresa
ataque por la espalda,
dibuje nubarrones
sobre las almohadas,
yo repondré las fuerzas
y alegraré mi cara
en el vientre más dulce,
al lado de la barra.

Cuando tu cataclismo inunde el mundo
y apague las miradas
y echen fuego las flores…
y bilis las palabras;
y una lluvia me anegue
y destruya mi savia,
me abrigaré en el vientre
que me ofrece una barra.

ESTRIBILLO
Cuando tu triste sueño esté soñando
nuestra historia más triste
nuestra noche más larga,
yo te estaré esperando
como al sol la mañana:
hay libre un taburete
para ti en esta barra

3
Cuando Dios se convierte en tu enemigo
y duelen las palabras
y escupen sal las fuentes
y hielo las miradas.
Y no queden recuerdos,
ni pasión, ni esperanza…
Déjame a mano siempre
el beso de una barra.

Si en tu infierno de fuego tengo sitio
me instalaré a mis anchas
en un rincón glorioso
de tu gloriosa tasca.
me olvidaré del cielo
y de salvar mi alma
y apoyaré mi codo
encima de la barra.

ESTRIBILLO
Cuando tu triste sueño esté soñando
nuestra historia más triste
nuestra noche más larga,
yo te estaré esperando
como al sol la mañana:
hay libre un taburete
para ti en esta barra

Extraño amor

Amor que camina
por la cuerda floja.
Amor de mentira,
pero que es verdad.
Amor que resiste
frente a la derrota
entre la pasión
y la soledad.

Amor que se embarra,
amor que se moja,
que vende nostalgias
y compra perdón.
Que sabe a caricias
y a tiernas historias,
que rompe el silencio
y se hace canción.

ESTRIBILLO
Arde en primavera
y vuela en invierno,
cruel y a veces tierno
y siempre retoño,
que luce en verano
y muere en otoño.
Amor que destruye
todo lo que toca,
amigo del viento
y hermano del mar.
Amor que se esconde
cuando lo provocas;
amor verdadero
que no sabe amar.

Amor que se escapa,
amor que regresa,
blanca flor que mima
y roja pasión.
Amor imposible
dulce cuando besa,
que no se conforma
con ser solo amor.

ESTRIBILLO
Arde en primavera
y vuela en invierno,
cruel y a veces tierno
y siempre retoño,
que luce en verano
y muere en otoño.

Hazme un sitio en tu montura

A lomos de Rocinante
atravesando La Mancha,
prefiere la libertad
al abrigo de su estancia.
Elige limpiar la tierra
de villanos con su lanza,
pertrechado de un ensueño                     
que cubre más que su adarga.
Va dentro de su armadura,
de su yelmo  y su celada                            
como un extraño inquilino
de su propia destemplanza;
como un ardiente adalid
de su ideal y su amada,
de su dulce  Dulcinea,
Aldonza transfigurada.
Hazme un sitio en tu montura,
dame tu brazo y tu espada
y préstame tu locura,
bendita locura humana.
Porque este páramo absurdo,
necesita tu mirada
de tu genial chifladura,
de tu valor y tu lanza.

Su caballo y su escudero
son su mejor alianza;
su arrojo y su bonhomía
forjan sus mejores armas.             
Lleva en el pecho una estrella
una febril llamarada,
un destino inexorable
que lo empuja y que lo llama.                      
Delante va su quimera,
detrás lleva a Sancho Panza        
y en el mundo que abandona
deja su hacienda y su casa,
el calor de sus amigos,
a su sobrina y su ama,                        
a su galgo corredor
sus libros, su cama blanda.
Hazme un sitio en tu montura,
dame tu brazo y tu espada
y préstame tu locura,
bendita locura humana.
Llévame, hidalgo, contigo,  
ayúdame en la mudanza
que mis huesos necesitan
y que este mundo reclama.

Su horizonte no es la línea
que dibujan las montañas      
ni esas siluetas arbóreas
que vislumbra en lontananza,   
sino dar fuerza a los débiles
dar su sangre a los que sangran,
comprensión a los que sufren
y rigor a los canallas.                            
Va cubriendo los caminos
con su gloria y con su fama,
a los charranes vencida
y a los gigantes ganada.      
No te pares caballero,
no abandones tu campaña, 
procura que los tunantes
se conformen con las ganas,
Hazme un sitio en tu montura,
dame tu brazo y tu espada.
y préstame tu locura,
bendita locura humana.
Que hace falta tu presencia,             
precisamos  tus hazañas.       
Hazme un sitio en tu montura,
dame tu brazo y tu espada.

He guardado tu recuerdo

He guardado tu recuerdo
en la carpeta sin nombre
donde guardo los mensajes
que me alborotan la noche.
Allí guardo mis secretos,
mis verdades, mis razones
y los besos que la luna
reparte entre sus amores.

No volveré a sentir
ni tu piel ni tus reproches,
ni las tristes alegrías
de tus momentos mejores.
Ya me olvidé de ti.
Ya me olvidé de ti.

ESTRIBILLO
No sabes lo que siento
perder mi luz, mi sendero,
pero hay otro camino,
que no calienta tu fuego,
que no precisa de ti
para comenzar de nuevo.

He olvidado tu recuerdo,
ya tu imagen se ha perdido
en la distancia que media
entre el amor y el olvido.
Ya no me olvido de ti,
porque ya te he olvidado.
¿Cómo puede el amor irse así,
cuando tanto se ha amado?

¡Ay! No volveré a sufrir
la soledad en silencia
viendo alejarse de mi
la princesa de mi cuento.
Ya me olvidé de ti.
Ya me olvidé de ti.

ESTRIBILLO
No sabes lo que siento
perder mi luz, mi sendero,
pero hay otro camino,
que no calienta tu fuego,
que no precisa de ti
para comenzar de nuevo.

Jugando a amar

1
Ando buscando un amor
más sabio que las palabras
más tierno que una flor.
Más poderoso que el mar,
y más hermoso que el sol.
Como la musa al poeta
ando buscando un amor.

El amor es un juego,
con su cara y su cruz,
su sal y su misterio;
con sus días azules
y sus noches de fuego.
Con su luz y su sombra,
el amor es un juego.

ESTRIBILLO
Tengo las ilusiones por estrenar,
tengo muchos recuerdos que compartir,
tengo todas las noches para soñar
y tengo todo lo que aprendí
jugando a amar.

2
Ando buscando un amor
con sus claves, sus normas,
sus reglas y sus riesgos;
sus lugares comunes,
sus espacios abiertos,
sus rincones oscuros,
sus pasajes secretos.

Con claros y aguaceros,
con risas y con llantos
con instantes de fuego
y con siglos amargos.
Con gritos y silencios,
con su luz y su sombra,
el amor es un juego.

ESTRIBILLO
Tengo las ilusiones por estrenar,
tengo muchos recuerdos que compartir,
tengo todas las noches para soñar
y tengo todo lo que aprendí
jugando a amar.

Libre como los pájaros

Una brisa nueva
acaricia mi cara,
trae nueva luz a mis ojos
y algodón a la mañana.

La calle se desliza
delante de mis pasos,
todo es azul y siento
el abrazo del viento
libre como los pájaros.

Y la gente me mira
con otra mirada
y los árboles sonríen
con su risa de plata.

Estribillo
En un rincón oscuro
de una calle sin nombre
he tirado los restos
que aún quedaban en mí
de tu imagen que he roto
en trozos tan pequeños
que ni siquiera en sueños
ya me acuerdo de ti.
Las flores ya no lloran
y en ocasiones
le cuentan sus tristezas
a los cantores.

Pero a mí me regalan
esos colores
que hacen volar los pies
y cantar otra vez
viejas canciones.

y mis dedos recorren
su carne oscura
y mis labios la besan
mientras murmuran:

Estribillo
En un rincón oscuro
de una calle sin nombre
he tirado los restos
que aún quedaban en mí
de tu imagen que he roto
en trozos tan pequeños
que ni siquiera en sueños
ya me acuerdo de ti.

Mañanas de primavera

Hay mañanas que pintan
de azul el sendero
y que saben a miel;
que llevan la luz en la cara
y dejan su marca
grabada en la piel.

E igual que una golondrina
retozas por las esquinas
lo mismo que si hubieras
nacido ayer.
Sin el peso del pasado,
de la culpa y del pecado,
vuelves a mirar el mundo
por primera vez.

Mañanas de primavera
que endulzan la vida entera
y ponen el corazón a funcionar.
Mañanas que ponen calma
y balcones en el alma
para que salgan las penas a respirar.

Hay mañanas que besan,
que con su presencia
encienden el sol;
que donde colocan su mano
transforman lo blanco
y lo negro en color.

Y te levantan, te suben,
te elevan hasta las nubes
y tocas la luna llena
con tus labios.
Y le regalas un cuento
a la rosa de los vientos
Y acunas la vida entera
entre tus brazos.

Mañanas de primavera
que endulzan la vida entera
y ponen el corazón a funcionar.
Mañanas que ponen calma
y balcones en el alma
para que salgan las penas a respirar.

Mi patria

Mi patria tiene nombre
pero no tiene tierra.
Mi patria no me exige
ni himnos ni banderas,
ni sangre ni dolor
ni batallas ni guerras.
Mi patria no predica
ni mitos ni grandezas
ni encierra sus valores
en mapas y fronteras.
Mi patria no defiende
ninguna vaga esencia
ni se mira al espejo
ni odia lo que hay fuera.

Mi patria está en el aire,
en el sol y en la arena,
donde labran con mimo
sus versos los poetas:
en los días azules
y en las noches de estrellas,
en los ariscos montes
y en las verdes praderas;
en las pequeñas cosas
y en las grandes conciencias,
en un vaso de vino,
en una puerta abierta,
en las grandes pasiones
y en las pobres miserias.

Donde hay un ser que busca
las verdades eternas,
que ríe y que padece,
que se enamora y piensa.
En el niño que mira
con ojos sin tinieblas,
en el hombre que añora,
en la mujer que sueña;
en unas piernas dulces,
en un brazo sin fuerzas;
en el alma que siente,
donde hay un ser que espera,
allí tengo mi patria
sin himnos ni banderas.

La patria está en el mundo,
en la frente, en la lengua,
en un alma que sufre
y un corazón que tiembla,
en el sudor diario
y en los besos que vuelan.

Mi barrio

Como una noche incendiada
mi barrio tiene la sangre:
azul de mirar al cielo,
dulce de tanto mirarse.
Mi barrio tiene una luz
que derrama por sus calles
como un tesoro infinito
de todos, pero de nadie.
Mi barrio está siempre lleno
de gentes de todas partes
que nunca comprenderán
sus secretos ancestrales,
esos que sólo conocen
los que sus sueños comparten.
Mi barrio tiene la piel
curtida por mil azares
y en sus venas fluyen gotas
de linajudos linajes,
por eso siempre parió
apellidos respetables:
testigos y testimonio
de indelebles lealtades.
En mi barrio hay cofradías
con aromas medievales,
amigas de las cadenas
y de dogmas seculares.
 
 
Mi barrio dibuja escudos
coronando los portales,
de muy rancios abolengos
y de oscuras vanidades.
Pero mi barrio también
sabe mirar adelante,
quiere encarar el mañana
y el presente más vibrante.
Mi barrio vive hacia dentro
y por sus poros se evade,
se proyecta hacia el pasado
y hacia el futuro se esparce.
En sus arterias los piercings
se alinean con los trajes
y las severas beatas
con alegres colegiales.

Mi barrio aún se estremece
mirando al sol de la tarde
cómo dibuja en el cielo
arreboles impensables.
Mi barrio tiene fronteras
que limitan con el aire,
con murallas infinitas,
con tapices celestiales.
Mi barrio es parte de mí
como yo de mis verdades;
no puedo reconocerme
sin mirarme en su paisaje.

Me he encadenado a ti

Me he encadenado a ti,
a tus labios de fresa,
al aire que respiras,
a tu sombra de higuera,
a tus días azules,
a tu calor de leña;
a tus pasos de pluma
que acarician la tierra.

Me he encadenado a ti.

Me he amarrado a tu puerto,
Me he enganchado a tu falda
Me he bañado en tu estanque
He volado en tu barca,
con la brisa que inunda
la danza de tus alas,
al ritmo de tu cuerpo,
a la luz de tu cara.

Me he encadenado a ti.

ESTRIBILLO
Y pongo mis pedazos
al abrigo del viento,
en la cala que siento
mecida por tu mano,
delicada y traviesa,
como una mariposa
que como si tal cosa
toma el sol en mi arena.

He bebido el silencio
de la paz que respiras,
me he llenado del fuego
de tu cuerpo de espiga.
Me he mecido en el aire
furioso de tu pelo
y en tu orilla reposo
bajo el sol de tu cielo.

Me he encadenado a ti.

Me he subido al arpegio
de tu risa de plata
he bajado a tu infierno,
he trepado a tu almohada.
He aparcado las dudas,
que me queman el alma
me he prendido a tus hilos,
a tu luna y tu magia.

Me he encadenado a ti

ESTRIBILLO
Y pongo mis pedazos
al abrigo del viento,
en la cala que siento
mecida por tu mano,
delicada y traviesa,
como una mariposa
que como si tal cosa
toma el sol en mi arena.

Promesas rotas

Estoy aquí,
en esta jaula de cristal,
mirando como huye el atardecer,
sin un adiós, se va y se va,
despacio, igual que vino,
como sin querer.

Y se van con él los sueños,
pero se quedan las dudas
y aparecen los recuerdos
nadando en la noche oscura.
Mientras yo sigo aquí
en medio de la ciudad
encadenada a los hilos
que teje la soledad.

En la noche mueren
los sueños que un día
labró golpe a golpe
la melancolía.
Y en la luz que brota
de la madrugada
hay promesas rotas
que saben a nada. En este mar
donde no brilla el sol
no caben las estrellas ni la luna.
Aquí naufraga el corazón
entre la tempestad
y la locura.

Y no hay sitio para mí
en el reino del asfalto
donde soñar y vivir
es un juego tan lejano.
Mientras yo sigo aquí
en medio de la ciudad
encadenada a los hilos
que teje la soledad.

En la noche mueren
los sueños que un día
labró golpe a golpe
la melancolía.
Y en la luz que brota
de la madrugada
hay promesas rotas
que saben a nada.

Póngame ud. una copa de ternura

Póngame usted una copa de ternura
y media ración de besos
y traiga además de eso
unos granos de dulzura,
que tengo la boca, amigo,
traspasada de amargura.
Y sírvale otra copa a mi esperanza,
que ya no encuentra salida
y ha perdido el horizonte,
que gobernaba mi vida
y está hundida en una guerra,
que es una guerra perdida.

Porque este mundo ha perdido la razón
y hace falta más que nunca
pensar con el corazón.

Y retire esta nube de miseria
que me han colgado en la calle;
le agradeceré el detalle
que la cosa está muy seria.
Y haga esfumarse también
la copa llena de miedos,
de congojas y desvelos,
que nos anuncia el futuro
ese pasadizo oscuro,
lúgubre y sin melodía
que han pintado los fulleros
con todas sus fullerías.

Porque este mundo ha perdido la razón
y hace falta más que nunca
pensar con el corazón. 3
Y prepare una ensalada con los restos
que queden de valor y de coraje
y un poco de vergüenza y seriedad
y en vez de sal y vinagre,
ponga un poco de verdad
que espante tanta mentira,
tanta promesa quebrada
y tanta ilusión perdida.
Y alíñela con amor,
con grandeza y alegría
y llévese este dolor,
esta infernal agonía.

Porque este mundo ha perdido la razón
y hace falta más que nunca
pensar con el corazón.

Y añádale unas gotas de paciencia
a cada copa que traiga
y llévese sin demora
la tristeza, la nostalgia.
Y déjeme que brinde por la vida,
por favor si es tan amable,
Y siéntese aquí a mi lado
Antes de que sea muy tarde.
Y de postre una canción,
una voz y una guitarra,
y un poco de comprensión
para entender lo que pasa.

Porque este mundo ha perdido la razón
y hace falta más que nunca
pensar con el corazón.

La Plaza del Amor

RECITADO Y LENTO
En la plaza donde yo
colecciono los recuerdos
de un tiempo que ya pasó,
sigue viva mi inocencia,
mi infancia, mi adolescencia,
es la Plaza del Amor.
ARRANCA EL RITMO RÁPIDO
Niños, viejos, inocentes
cuando beben de su fuente
sienten un fuego interior,
que los vuelve diferentes,
generosos y valientes,
es la Plaza del Amor.

Tiene una fuente encantada
prodigiosa, iluminada
por la luz de la pasión
y en su templete sagrado,
como un dios enamorado
solo manda el corazón.

Los mayores se enamoran
y los niños ganan buena educación
y a quien bebe de esta fuente
se lo lleva la corriente del amor.

Qué dulce puede ser la soledad

Qué dulce puede ser la soledad
Si se vuelve una puerta de salida,
un pobre callejón para escapar,
para dejar atrás las pesadillas.
Qué oscura puede ser la luz del día
Y cómo te envenenan los recuerdos
Cómo puede apagarse la alegría
Si te vuelves invierno.

Como amargan los besos que te di,
cómo duelen los años que perdí
en tus brazos.
Cómo pesa la vida que no viví,
cómo arañan los sueños que no sentí
a tu lado.

Lo mismo que a un mal sueño te abandoné,
puse rumbo directo hacia la vida,
olvidé en el desván lo que te amé,
aparqué en mis aceras las heridas.
Ahora otra vez he vuelto a caminar,
ya no caben reproches en mi pecho,
tengo nuevos los labios para amar,
los labios nuevos, pero…

Cómo amargan los besos que te di…

Titiritero

1º ESTROFA
1. Permanente compañero 
de mañanas y de lunas,
de certezas y de dudas,
Titiritero.
que en los desiertos del alma
vas levantando senderos.
De mañanas y de lunas,
permanente compañero.
2. Como un Quijote irascible
y tras su estela de nata
persigues con tus piratas
una verdad imposible.
¡Ay, utopía!
Cabalgadura,
que nos vuelve gigantes
en miniatura.
2ª ESTROFA
1. En el azul de tu mar
disfrazado de mujer
echa sus alas al viento
tu barquito de papel.
Y en su luz y en su sabor
y en la espuma de sus olas
vas  preñando caracolas
con tus palabras de amor.
2.  En ese mar castigado
por la avidez de los hombres
voy a  dibujar caminos
para ponerles tu nombre.
Y en cada gramo salado
de su profundo misterio
habrá un pentagrama alado
encadenado a tus versos.
3ª ESTROFA
1. Lo mismo que un gorrión
te tuteas con las nubes;
donde Penélope sube
sentadita en su estación.
Y allí Manuel y Lucía
recuperan la alegría
y­­ Currito y su canción
tiemblan de melancolía
 
2. Y bajo el azul salado
de tu nevado velero
reposa el niño yuntero
y sueña Antonio Machado
a la sombra de un olmo dorado
mientras un (tu) limpio lucero
tiernamente enamorado
alumbra el negro sendero.

Soy lo que soy

No me pidas que te engañe
soy lo que soy y lo que he sido
y no tengo más verdades
que las que yo he conseguido.

Tengo ventanas abiertas
y pinta de buen señor
más también tengo rincones
donde apenas llega el sol.

Debajo de las luces
hay sombras que me apagan;
lo que quiero y no puedo
pesa más que mis ganas.

Y así como cualquiera,
camino y me detengo
por fuera me desangro
y me rompo por dentro.

ESTRIBILLO
Y como todos paso
por las cosas sin casi
poderlas tocar.
y de vez en cuando,
solo de vez en cuando
me agarro a una nube
y me pongo a volar.

Y me pesan los recuerdos
y me entristece el olvido:
yo soy lo que he ganado
y soy lo que he perdido.

No me gusta andar lo andado,
me encanta abrir mis veredas
y tengo dentro del alma
más preguntas que respuestas,

Algunas veces he dado
con certeza en la diana
mas lo normal es que el tiro
me salga por la culata.

Las penas de los otros
conviven con las mías
y siembro cuando puedo
cosechas de alegría

Y atesoro fracasos
lo mismo que cualquiera
pero vivo mis sueños (y en mi cabeza bailan)
a mi manera. (más dudas que certezas)

ESTRIBILLO
Y como todos paso
por las cosas sin casi
poderlas tocar.
y de vez en cuando,
solo de vez en cuando
me agarro a una nube
y me pongo a volar.

Y me pesan los recuerdos
y me entristece el olvido:
yo soy lo que he ganado
y soy lo que he perdido.

Tengo ganas

1. Tengo ganas de sentirte,
tengo ganas de tenerte,
de enredarme con tu cuerpo
Y tu calor.

Tengo ganas de romper
esas barreras que me amarran
y me tienen alejada
de tu amor.

Tengo ganas de decirte
que tus besos
son el sueño de mis sueños,
son la fuente donde yo

bebo el vino que alimenta
mi esperanza
que da luz a mi mañana
y consuelo a mi dolor.

Y apago la sed de ti
con tu recuerdo
y en sus brazos pongo a salvo
mi verdad
Y me lleno de tu imagen
de tu cara,
de la luz de tu mirada
que apaga mi soledad.

2. Tengo ganas de salir
de este agujero que me aparta
de tus brazos, de tu pecho
y de tu voz.

Tengo ganas de volver
a ser la orilla de tu playa,
a ser una con la suma
de los dos.
Tengo celos de las olas
que te bañan,
y del aire que te abraza
y de la luna y del sol

que te besan resbalando
por tu espalda
mientras mi risa se apaga
y llora mi corazón.

ESTRIBILLO

Vístete de primavera

Deja atrás la soledad y la tristeza,
abre al mundo las ventanas que hay en ti.
No permitas que no acabe lo que empieza
no consientas que te agobie el porvenir.

Deja atrás esos recuerdos que te pesan,
no te quedes esperando en la estación.
Ponte el mundo por montera
y vístete de primavera
y camina mientras cantas tu canción.

No permitas que vuelen las ocasiones,
no consientas que te estorbe el equipaje,
no te importe malgastar las emociones,
No permitas que nadie frustre tu viaje.

Deja atrás esos recuerdos que te pesan,
no te quedes esperando en la estación.
Ponte el mundo por montera
y vístete de primavera
y camina mientras cantas tu canción.

Trovador

Con cuatro acordes
en su maleta,
pintaba el cielo
sobre la tierra.
1.
Iba entre polvos y piedras
soportando a cuestas,
su cara y su cruz,
cantando a la mañana,
al sol y a las estrellas
sin haber visto nunca la luz.
Mientras su ritmo sonaba
como sin querer prestaba
blanca y fugaz tentación
a los primeros ardores,
los maliciosos amores,
con su vieja canción.

Con sus manos dibujaba
a Campanera con sus ojeras,
por aquel camino verde
plagado de boleros,
donde los cuatro muleros
soñaban con la mujer
que allí, tras la montaña
vive entre barros y cañas
en su casa de papel.
2.
Con las notas de su pecho
iba sembrando barbechos
en cualquier salón,
iba tejiendo armonías
imposibles y olvidadas
con cada canción.
Con la magia de sus dedos
fugaces enredos
disfrazados de pasión
ocultos en los rincones
despertaban con los sones
de su acordeón.

En los pasillo del cielo,
entre lunas y luceros,
ha puesto un salón dorado
donde las almas sombrías
recuperan la alegría
al ritmo de su canción;
y allí junto a la puerta
pasa las horas muertas
tocando el acordeón.

Tus ojos

1.
Ojos grandes, eternos
como el mar azul;
ojos brillantes y tiernos
igual que una nana,
que pintan la mañana
con su radiante luz.

En su lágrimas vuelan
mil mariposas
y halla sentido el mundo
y todas sus cosas.
Ese tesoro
que mira sin verte
y que tú no puedes ver
sin estremecerte.

Y es que el cielo es azul
porque lo miras tú.

2.
Dos espejos marinos
y trasparentes,
que embriagan como el vino
de la alegría,
febril melancolía
de sol naciente.

Detrás de su mirada
se esconde el cielo
anunciando temblores
de terciopelo.
Ese tesoro
que mira sin verte
y que tú no puedes ver
sin estremecerte.

Y es que el mar es azul
porque lo miras tú.

3.
Con impalpables dedos
encienden mi hoguera;
ojos que vuelan
y acarician con brisa,
fugaz sonrisa,
de primavera.

Dos espadas al viento,
felinas, tentadoras
clavadas en mi pecho
a todas horas.
Ese tesoro
que mira sin verte
y que tú no puedes ver
sin estremecerte.

Y es que el mar es azul
porque lo miras tú.
que se esconden traviesos
hurgando besos
al amanecer.

y a su grupa
yo emprendo el vuelo.

Ya no queda nada

1. Ya no queda nada
de aquellos encuentros,
de aquellas miradas,
de aquellas monedas,
torpes ilusiones
echadas al agua.
Ya no queda nada.

Ya no queda nada
de pactos secretos,
de alegres mañanas,
del calor ardiente
que el amor derrama,
de aquellas promesas
ya no queda nada.

Los labios ansiosos,
las manos inquietas,
los brazos abiertos,
la arena y el agua.
Los versos ingenuos
las tardes de otoño
las flores ajadas
ya no tienen pulso,
son polvo, son nada.
No son ni recuerdo,
ya no queda nada.

2. Cuando duelen los besos
y escuecen las palabras,
cuando quema el recuerdo
y la música amarga,
vencen los rencores
gana la desgana.
Ya no queda nada.

Ya no queda nada
de aquellos jardines,
de aquella montaña,
de aquel trigo verde,
de aquellas manzanas.
De aquellas cosechas
Ya no queda nada.

Los labios ansiosos,
las manos inquietas,
los brazos abiertos,
la arena y el agua.
Los versos ingenuos
las tardes de otoño
las flores ajadas
ya no tienen pulso,
son polvo, son nada.
No son ni recuerdo,
ya no queda nada.