PLAZA DE ESPAÑA

Plaza del Parador,
plaza de España,
con sus puertas abiertas
y su farmacia.
Con sus bares cerrados
y su cerámica,
con Ríos Rosas pendiente
en su atalaya,
con su plaza de abastos,
pura nostalgia.
Por su cine y su torre
aún brotan lágrimas,
y por su barbería
lloran las barbas.
Plaza del Parador,
Plaza de España.

La Plaza de España se llamó, después de la construcción del Puente Nuevo, Plaza del Puente, nombre que conservó hasta que en el siglo XIX se le puso el nombre de la Constitución para, en el siglo siguiente, ponerle el nombre de España.
La Plaza la mandó construir en el año 1.806, el Corregidor D. Vicente Cano Almazán;  constaba de 36 arcos sostenidos por  columnas de piedra, bajo  los cuales había un soportal corrido de cinco metros de ancho. La fachada tenía tres frentes con sus balconadas, que le daban el aspecto elegante de las clásicas plazas antiguas que se conservan en la actualidad en bastantes ciudades españolas.
En el año 1.847, con fondos propios de la Ciudad, se construyó una Casa Capitular, al oeste de la Plaza, como así mismo una  Alhóndiga que se encontraba a la derecha de la casa Capitular. Con lo que la Ciudad quedaba dotada de unas instalaciones capitulares más acordes con la importancia que había adquirido Ronda con la construcción del Puente Nuevo.
Esta Plaza por su situación al poniente sufrió, a causa de los vientos y temporales de lluvia,  un deterioro importante durante el siglo XIX, y así mismo en el año 1.860 se derrumbaron una serie de arcos y columnas que la dejaron en un estado ruinoso, por lo que el Ayuntamiento decidió destinar la parte frontal al Ayuntamiento y el lateral norte, que fueron restaurados por los dueños de las casas, pero ya sin los arcos ni el los soportales que la habían caracterizado anteriormente.  
Estando en pleno proceso de restauración, el día 7 de Agosto de 1.863, se oyeron unos crujidos e inmediatamente unos gritos que advertían de que la construcción se venía a bajo, como así fue. Después de la consternación y el miedo que habían pasado las personas que se encontraban en los soportales, hubo que,
urgentemente, ir apartando los escombros para recuperar a las personas que habían quedado bajo ellos, sin que se produjera más que una victima mortal y un buen número de heridos. El susto fue morrocotudo y la consternación y la pérdida de los fondos, también, por lo que la Plaza estuvo muchos años en ruinas hasta que a finales del siglo el Ayuntamiento, con la colaboración de los vecinos y dueños de los edificios, la restauró y consolidó.
La Casa Capitular, Ayuntamiento posteriormente, y la alhóndiga, mercado de mayoristas y minoristas, se cedió por el Municipio en el año 1.984 al Ministerio de Turismo para la construcción de un Parador, que se inauguraría el día 19 de Septiembre del año 1.994.
La Plaza de España en la actualidad es el centro neurálgico de Ronda ; es  amplia, elegante y a la par sobria, siendo, así mismo, la plaza por excelencia de Ronda. En ella, además del Parador de Turismo, se encuentra un Monumento al ilustre hijo de Ronda D. Antonio Ríos Rosas, como también, el inicio de la cornisa que, bordeando el Parador, va a dar a los jardines de Blas Infante, haciendo un recorrido espectacular por la cornisa oeste de Ronda, desde donde se puede disfrutar de la inmensidad de la Serranía, de los Molinos del Tajo y de todo el valle del Guadalevín.
La Plaza cuenta con otras instalaciones turísticas, como hoteles, restaurantes, tiendas de recuerdos,  alfarería, y productos típicos de la Serranía de Ronda. De esta Plaza arrancan en la actualidad, las salidas para la Costa del Sol y Sevilla-Jerez. 

Al final de la calle Tenorio se encuentra una plaza, que el pueblo la ha llamado siempre “el Campillo”, tal vez, por su reducido espacio como para ser un campo, y que era, eso, un pequeño lugar en el que terminaba este sector de Ronda, dando acceso por un camino, situado en el ángulo de la derecha, a los antiguos Molinos del Tajo.
Este camino de los Molinos se ha arreglado y por él circulan a diario un buen número de turistas, que bajan para disfrutar de las vistas espectaculares del Tajo y el Puente Nuevo.

Con la venida de los Salesianos a Ronda en el año de 1.902, éstos solicitaron que la tal Plaza llevase el nombre de la Virgen que había ayudado a su Santo Fundador a crear la Congregación: “María Auxiliadora”. La Corporación de la época lo vio bien y con ese nombre oficial quedó. Por ello hay un azulejo con la figura de la citada Virgen y la inscripción con su nombre.

Se trata de una plaza coqueta y con unas balconadas que dan a la Serranía y que son un compendio de situación privilegiada hacia el oeste de Ronda. Desde ella se ven las sierras más importantes de la cadena que cierra este valle, desde el Peñón del Mure hasta la Sierra de la Peineta. Ello incluye el espectacular Pico de San Cristóbal y la colección de medias sierras de tonos grises y verdes que, al atardecer y amanecer, son un regalo que Dios le hace a los rondeños para que crean en su existencia.

La Plaza cuenta con el muro exterior de la Escuelas Salesianas de Santa Teresa, hoy Conservatorio Elemental de Música, que lleva el nombre de su creador Ramón Corrales. De igual forma, cuenta con la Casa del matrimonio, desaparecidos hace años, Martos-Avilés Casco; una vivienda con una situación espléndida que se encuentra , en la actualidad, en media ruina, pero cuya situación y enclave son perfectos; desde ella se disfruta de una panorámica maravillosa del todo el sector oeste del Tajo, incluida el Asa de la Caldera. El edificio es una casa solariega con unos jardines estupendos y un interior amplio en dos plantas y un primer sótano en el que estaba situado el servicio y las cocinas y en el segundo sótano se encontraban los gallineros, las conejeras y un pequeño huerto. 
Esta casa linda, por su parte este con una segregación que se hizo del Palacio de Mondragón y que en la actualidad ocupa D. Julián de Zulueta y Cebrián, ilustre científico de la UNESCO y ex alcalde de nuestra Ciudad, en la segunda legislatura de la democracia.
A continuación, hay una callejuela que lleva a la Plaza de Mondragón y una serie de casa del servicio, que se han restaurado últimamente con un gusto exquisito, habiendo conservado el sabor árabe – andaluz que tenían.

EL CAMPILLO

Mirando a ese horizonte tan travieso
donde el sol se retira hasta mañana,
la Plaza del Campillo se engalana
para asistir al mágico suceso.

Recibe el homenaje como un beso
que manda el astro de la frente grana
y en su pecho se agita la liviana
nostalgia que reclama su regreso.

En tus jardines siguen mis anhelos
jugando entre los trozos de una infancia
que sigue disfrutando en tus balcones.

Escenario de dudas y desvelos,
universo preñado de fragancia,
escuela de imborrables emociones.

DUQUESA DE PARCENT

Ay, plaza de mi infancia!
¡Ay, rincón de mis juegos!
De mis ojos sin nubes,
de mis días sin miedo.
De una historia a estrenar,
de un futuro completo.
Duquesa de Parcent,
¡cuánto te quiero!
Me diste otro horizonte,
un mundo nuevo,
un mundo diferente,
un mundo viejo,
en tiempos complicados,
en buenos tiempos,
tiempos en que soñaba
que yo era eterno.
Guardada por castillos
y nobles templos,
Duquesa de Parcent,
¡Cuánto te quiero!

La que hoy conocemos como Plaza de la Duquesa de Parcent, fue en su tiempo la Gran Plaza de la Alcazaba que, saliendo del Castillo, daba esplendor a la ciudad y la conducía por calles hermosas hacia la parte más noble de la Ronda musulmana.
Después de la Reconquista y con el daño que sufrió la Ciudad por los constantes bombardeos que sobre ella se hicieron, quedó en ruinas hasta su restauración, convirtiéndose en la Plaza de Santa María. Era entonces la plaza principal, de ahí el nombre popular que ha llevado siempre de “Plaza de la Ciudad”.
En ella se celebraban las fiestas populares, las justas y concursos a caballo y los lanceamientos de toros en la época antigua. Allí se encontraba el Ayuntamiento, el Pósito, los cuarteles, la cárcel y el propio Castillo, construyéndose en su espacio el Convento de Santa Isabel de los Ángeles, la Capilla de la Caridad y la actual Santa María de la Encarnación, sobre las ruinas de la antigua Mezquita Mayor.
Esta plaza fue construida por los árabes sobre unos muros de contención, por lo que se cree que está hueca, y que por sus bajos circula el pasadizo que, viniendo de Mondragón, conectaba con el Castillo, estructura árabe que está cegada en la actualidad.
Cuando se construye el Puente Nuevo, la ciudad se empieza a desarrollar hacia el Norte (Llanos del Mercadillo), quedando un poco abandonado este barrio, que había sido la parte residencial de Ronda y donde se encontraban la mayor parte de las grandes mansiones de la nobleza y de los célebres “señoritos” de Ronda.
Por ese tiempo y en agradecimiento a la labor que había hecho la Duquesa de Parcent en Ronda, al traer a ebanistas, carpinteros, tallistas, jardineros, tejedores, cerrajeros, etcétera y promocionando entre los rondeños estos oficios, que tanto prestigio le han dado a nuestra Ciudad, se le llamó Plaza de la Duquesa de Parcent, sin que por ello perdiese su nombre popular. De hecho, el perímetro
del jardín que luce en ella es la corona del ducado de Parcent, hoy desaparecido.
Recientemente se ha colocado en el centro el busto de la Duquesa, gracias a la iniciativa de un grupo de rondeños y del Alcalde Juan Benítez Melgar. El busto, en mármol blanco, es un regalo que el nieto de la Duquesa, el Príncipe Alfonso de Hohenlohe, hizo a la ciudad de Ronda y que dormía el sueño de los justos en un salón del Ayuntamiento actual.
El antiguo cuartel de milicias, situado al Este de la plaza, de la época de Carlos III, fue dinamitado por las tropas francesas cuando abandonaron la ciudad de Ronda y restaurado posteriormente en la época de Fernando VII, como cuartel y posterior Caja de Reclutas, colegio, escuela de música y casa de vecinos, ser definitivamente restaurado en los años setenta como Ayuntamiento de Ronda, habiéndose cedido el antiguo para Parador de Turismo.

Por su parte Sur, la Plaza estaba cerrada, al borde del precipicio, por el antiguo Castillo del Laurel, que fue cedido, para convertirlo en colegio, a la orden de los Agustinos, hasta que en el año 1917 lo retomaron como colegio los Salesianos, cedido por la Fundación Moctezuma, como colegio para internos. Fue un centro escolar de prestigio y fama nacional. En la actualidad, y una vez que los Salesianos lo dejaron hace dos años, ha sido adquirido por una sociedad de rondeños para hacer una instalación hotelera.
En la parte Suroeste se encuentra el citado Convento de Santa Isabel de los Ángeles que fue una cesión de la Reina Isabel a la orden franciscana de clausura, de Santa Clara de Asís. Al Norte, la plaza es cerrada por la Iglesia de la Caridad, donde eran llevados los condenados a muerte para ponerse en paz con el Creador. Hoy es la Iglesia de las Hermanas de la Cruz, que recuperaron el antiguo comedor y hospicio público de chicos para hacer su convento y escuela. Al lado del convento se encuentran una serie de casas, habitadas en la actualidad, que fueron los talleres que montó la Duquesa.
Finalmente, mirando al Sureste se encuentra Santa María de la Encarnación la Mayor, con sus balconadas y su galería, desde donde se cuenta que los Maestrantes veían las corridas de Toros mientras se terminaba su Plaza. Una vez terminada ésta, los Maestrantes cedieron a los miembros del Cabildo y Beneficiarios de Santa María un palco en su Plaza de Toros, que ha sido conocido hasta mediados del siglo XX como “el palco de los curas”.
Cierran la Plaza por su parte Este, los Juzgados de distrito, ya trasladados a un nuevo edificio construido al lado de la variante de Ronda, en la parte más al Norte de la ciudad moderna. En estos Juzgados se encontraba el Ayuntamiento en los tiempos posteriores a la Reconquista, y en los bajos, la cárcel. Después fue sólo cárcel y se cuenta que de ella se escapó por última vez de un centro penitenciario, el célebre bandolero “Pasos Largos”, en el año 1934, en que le dio muerte la guardia civil; ha pasado a la historia del bandolerismo como el último de ellos.
En este edificio estuvo situada la casa que la Reina Isabel la Católica, cedió a su hijo Juan, “Señor de Ronda”, y a su nuera Margarita de Austria, cuando el Rey Fernando, después de reconquistar nuestra ciudad, instituyó el “Señorío de Ronda” que cedió a su hijo el Príncipe de Asturias, D. Juan, que murió en Salamanca a la edad de diecinueve años, dejando viuda a Dª Margarita y sin herederos. Se cuenta que la princesa, una vez viuda, vivió en Ronda, de ahí que, en la fachada de los Juzgados se encuentre el escudo de los Austrias, que originalmente estaba colocado sobre la puerta principal de la casa, antes de su restauración para palacio de justicia; esta puerta estaba situada frente a la puerta de Santa María, que da a este sector de la Plaza.

Esta coqueta plazuela, pequeña pero encantadora, se sitúa delante de la Casa del Gigante, también descrita en esta obra como museo y casa. La Plaza toma su nombre del gigante del Siglo VII antes de Cristo que figura en lo alto de la pared exterior de la casa, y que, antiguamente, estaba enclavado en el propio muro, hasta que, al ser restaurada por el Excelentísimo Ayuntamiento de Ronda,
se comprobó por parte de los técnicos arqueólogos, que databa del siglo VII antes de Cristo.
El citado busto ha estado situado en ese muro desde siempre, a plena intemperie sin que le haya pasado nada, ni nadie se preocupase de él, al parecer. Actualmente se encuentra expuesto en el interior de la casa, ahora convertida en museo.
En la plaza se encuentra también el palacio de los Marqueses de Moctezuma, que fuera antiguamente casa de los Ovalle, familia importante de Ronda que, por matrimonio, pasaron a formar parte de la familia de los Moctezuma, ocupando la casa conocida con el nombre de estos segundos. Aquí se instalaron las conocidas Escuelas Salesianas de Santa Teresa. Aún recuerdo el día de aquel otoño del año 1966, cuando crucé su umbral para hacerme cargo de un grupo de
muchachos que querían hacer teatro. Fue D. Abraham Lorenzo quien me soltó la
responsabilidad, en el Círculo de Domingo Savio; responsabilidad que adquirí con
cariño y que, hoy en día, aún llevamos entre todos, como TES de Ronda.
En la plaza se encuentra también otra casa con escudo de armas que, en la actualidad habita la familia de los Verdú, industriales afamados de Ronda, unidos por matrimonio, también, con una de las familias conocidas, la de los Montero. Tengo que reseñar que mi compañera de oficio de guía de turismo, Teresa Montero Verdú, vive en esa casa que es la de su madre. Una casa preciosa con una portada en piedra del Arroyo del Toro, que le da cierto aspecto de casa importante, aunque ha sido restaurada totalmente en su interior.

PLAZA DEL GIGANTE

Vestida de aristocracia,
entrañable plazoleta,
pequeña, sobria, coqueta,
ensimismada en su gracia.
Un gigante y un poeta
la cuidan a todas horas
y pintan con sus auroras
su estampa callada y quieta.

Adosada a esta plaza y a la casa de los Verdú, se encuentra otra, situada ya en la calle de D. José María Holgado, antiguo Marqués de Moctezuma, que sufrió un incendio en los años 70 y que, adquirida por mi buen amigo José Manuel Arnal, ha sido convertida en un hotelito encantador, con unas habitaciones decoradas por él mismo, cada una de un estilo diferente, pero con la exquisita sensibilidad que caracteriza a su dueño. El Hotel se conoce con el nombre de San Gabriel.
Después de haber recorrido media Ronda de un lado para otro, en el centro de la Plaza se encuentra el monumento a Vicente Espinel.

MONDRAGÓN, SOR ÁNGELA DE LA CRUZ Y PEDRO PÉREZ CLOTET

Románticos rincones,
que acunan al amor
en las noches oscuras
y en las tardes de sol.
Vestidas de silencio,
su sencillo vigor
se alimenta de hierros,
de cal y tradición.

La Plaza de Mondragón toma su nombre del palacio donde se cree que vivieron los reyes de taifas de Ronda. Es una plaza pequeña y angulada hacia la derecha, donde forma otra pequeña plazuela en la que se encuentra una casita antigua, en su ángulo derecho, que ha recibido varios premios por su tipismo y estilo árabe sobrio y que, tradicionalmente, después de la Reconquista, se convirtió en una casa de vecinos, creyéndose que fue usada por el servicio de los Mondragón y Villasierra. Para el mismo fin sirvieron la serie de casas que había frente al Palacio, restauradas en la actualidad, pero conservadas con sus características originales.
Pegada a la derecha del Palacio existe otra, que se supone era parte del propio Mondragón y que fue segregada por la familia y vendida a un particular o a algún miembro de esta familia. La casa se conoce como Villa Paz y fue propiedad de D. Pedro Sánchez Castillo, alcalde de Ronda allá por los años setenta. En la actualidad, el callejón y mirador que da a las sierras, está segregado de lo que fuese Villa Paz y es un pequeño bar. La casa está habitada, actualmente, por D. Julián de Zulueta, un científico enamorado de Ronda, que tuvo la suerte de ser alcalde de esta ciudad, en la época reciente de la democracia.

En la Antigüedad, la Plaza Mayor o de Santa María, hoy de la Duquesa de Parcent, no tenía tantas callejuelas que saliesen de ella y todo el entorno del templo era conocido como alrededores de la Iglesia; eran espacios totalmente abiertos. Poco a poco se fueron haciendo callejuelas y plazuelas a las que, con el tiempo, se les fueron dando otros nombres, para no crear confusión, por lo que la Plaza de Sor Ángela de la Cruz, se conocía como Ruedo de Santa María, y al instalarse en él las Hermanas de la Cruz, y dando sus patios a esta Plaza, se le puso el nombre de su fundadora, Santa Ángela de la Cruz Guerrero, canonizada por el Papa Juan Pablo II en la última visita de éste a Sevilla.

A la Plaza de D. Pedro Pérez Clotet le pasaba exactamente igual; formaba parte del Ruedo de Santa María, y así continuó hasta que, después del fallecimiento del ilustre poeta de Villaluenga del Rosario, en Ronda, el 11 de Mayo del año 1964, se le puso su nombre a esta pequeña placita en honor y homenaje al San Juan de la Cruz de la Generación del 27.

PLAZA DEL BEATO DIEGO

Esta pequeña plaza, que se encuentra a mediados de la calle de San Juan de Letrán, se llamó en su época más antigua, de Nuestra Señora de la Paz y posteriormente, al nominar la calle como de San Juan de Letrán, la plaza tomó ese nombre también hasta principios del siglo XIX en que, al morir el fraile de la orden
tercera de los capuchinos, Diego José de Cádiz, en homenaje a su devoción a la Patrona de Ronda y, al haber muerto en esa misma plaza, justo en la casa frente a la Capilla de la Virgen, con halo de santidad, se nominó la Plaza con el nombre de este predicador de los capuchinos.
En la parte izquierda de la Capilla, con motivo del centenario de la beatificación, se erigió un monumento a su memoria, por iniciativa del sacerdote salesiano D. Gonzalo Huesa Lópe, siendo párroco de Santa María la Mayor. Ya hablamos en otro lugar de esta obra de la Capilla de la Patrona y del Cardenal Spínola, que lo fuera de Sevilla, y que había sido Obispo de Málaga en los inicios del siglo XX y éste cardenal arzobispo de Sevilla, desde su sede episcopal de Málaga, intentó por todos los medios a su alcanceque determinadas órdenes religiosas, que se dedicaban a la enseñanza y a acoger a niños pobres, se establecieran en Ronda a través de fundaciones. Lo consiguió con los Salesianos, como ya ha quedado dicho y, de igual forma, lo consiguió con las Esclavas del Sagrado Corazón, Orden fundada por él mismo.
Ésta Orden religiosa es, en la actualidad, la que regenta la Capilla de la Patrona y, adosada a ella, tiene un colegio para chicas internas y externas, por el que han pasado, al igual que por los Salesianos, un número ingente de alumnas, que han recibido educación y manutención de estas Hermanas. Yo tengo la suerte de tener una prima hermana mía, con mis mismos apellidos, María Ortega de la Cruz, que fue, en la década de los ochenta, Superiora General de las Esclavas Concepcionistas. Fue nombrada en un Consejo General del año ochenta y tuvo que venirse desde Brasil, donde ha vivido tradicionalmente, para ocupar el cargo para el que la habían designado. Al terminar su mandato, la enviaron a Venezuela (Caracas), donde ejerció de Superiora Regional para Sudamérica. En la actualidad, y ya jubilada, descansa de todos los avatares en el Colegio que esta Orden tiene en Jaén (España).

Con celo cristiano
preside su plaza
el Beato Diego
junto a las esclavas;
detrás, la patrona,
delante, su casa.
Martillo de herejes
y pastor de almas,
con ardor guerrero
habita su estatua.

plaza beato diego 2

PLAZA DEL SOCORRO

Lugar de citas y encuentros
fortuitos y obligados,
voluntarios y sabrosos,
en las tardes de verano.
Por las mañanas el sol,
que asoma por los tejados,
pone una alfombra de luz
a los impacientes pasos.
Hay una brisa que besa
y acaricia sin descanso,
a todas horas brotando
de su corazón urbano,
del bendito manantial
que deshace los agravios
y templa los corazones
mientras se escapan los años.

La Plaza del Socorro toma su nombre de la Iglesia que habita en su entorno. Se construyó en el tiempo en que fueron alcaldes de la ciudad D. Joaquín Serna y, posteriormente, D. Miguel de Puya, en el año 1842. Esta Plaza, que siempre se llamó popularmente del Socorro, ha estado rotulada en ocasiones con otros nombres: primero con el de Lamiable, un ingeniero que intervino decididamente en la construcción de la línea de ferrocarril Algeciras-Ronda-Bobadilla; después de la Guerra Civil se rotuló con el nombre de Plaza del Generalísimo y en la actualidad y definitivamente, ha prevalecido el apelativo con el que siempre la había llamado el pueblo rondeño.
Se trata de una plaza cuadrangular, con una serie de edificios de estilo modernista, en la que destacaba la casa que construyó para él y su familia D. Manuel Gómez de las Cortinas, que se distinguió en su tiempo por el costo de los trabajos y que actualmente se encuentra en restauración. Era la casa donde antiguamente
estaba la afamada confitería de Las Campanas, que toma su nombre por estar justo al lado del antiguo campanario de la Iglesia. Actualmente la citada confitería se encuentra enfrente de su ubicación anterior y es célebre por su yemas del Tajo, un dulce típico de la ciudad de Ronda y muy apreciado por quienes nos visitan.
En la parte Noroeste de la Plaza se encuentra el edificio del Circulo de Artistas de Ronda, conocido popularmente como el Casino, nombre que, durante el régimen estuvo prohibido, de ahí que se rotulase con el nombre antes indicado. El edificio es de estilo modernista como toda la Plaza lo era.
El Casino está formado por un núcleo de socios que aportaron el dinero para comprar esa parcela y posteriormente construir el edificio en el año de 1.862. En aquellos años era un edificio elitista que se mantenía con las cuotas de aquéllos. Esto realmente no ha cambiado. Era un edificio lujoso, con unos salones espléndidos y un patio con solería de mármol y columnas de hierro, mesas de billar, mesas de juego de cartas y dominó, salones de lectura y, en la parte alta, un lujoso salón de actos. En el principio se creía que pudiera haber sido, con el paso de los años, un Liceo o un centro cultural importante de la vida rondeña, pero no es cierto. Sigue siendo ese centro elitista que, no obstante, en la actualidad, ha abierto bastante sus puertas a iniciativas culturales y sociales. Parte de su espacio ha servido para la ampliación del Hotel Polo y para la construcción de viviendas a las que han accedido sus propios socios, quedando como tal Círculo de Artistas la parte delantera. En la parte Oeste de la Plaza se han instalado, en los bajos de los antiguos edificios, varios negocios orientados a los turistas, como bares, restaurantes cafetería, tiendas de recuerdos, tiendas de confección y alguna que otra pizzería. En el centro de la Plaza y por iniciativa del alcalde, D. Juan Benítez Melgar, se ha instalado una enorme fuente con una estatua de Hércules, las dos columnas y los dos leones que configuran el escudo de Andalucía, aprobado en el Congreso Georgista celebrado en Ronda en el año 1918.