A MÍ ME MATÓ UN BOLERO

PRIMERA PARTE

En el lado derecho, desde el punto de vista del espectador, hay una barra, situada en diagonal, con dos o tres taburetes. Detrás de la barra, una estantería con botellas de licores y un CAMARERO, aparentemente inmerso en su tarea, pero, como todos los camareros, siempre pendiente de la conversación y el trajín de lo que ocurre a su alrededor y siempre dispuesto a intervenir.

En la parte de la izquierda, un sofá o un par de sillones, que servirán de apoyo para algunas de las canciones y para que se coloque los intérpretes de los boleros.
En el centro, y en la parte de atrás, se colocará la orquesta sobre un pequeño estrado, con la batería en una posición ligeramente superior al resto de los músicos.
A la vez que se levanta el telón, arranca la orquesta con la introducción del bolero HISTORIA DE UN AMOR.
Ya no estás más a mi lado, corazón,
en el alma solo tengo soledad
y si ya no puedo verte
porque Dios me hizo quererte
para hacerme sufrir más.

Siempre fuiste la razón de mi existir.
Adorarte para mí fue religión
y en tus besos yo encontraba
el calor que me brindaba
el amor y la pasión.

Es la historia de un amor
como no hay otro igual
que me hizo comprender
todo el bien, todo el mal.
Que le dio luz a mi vida,
apagándola después.
Ay que vida tan oscura
sin tu amor no viviré.
Es la historia de un amor.

Es la historia de un amor
como no hay otro igual
que me hizo comprender
todo el bien, todo el mal.
Que le dio luz a mi vida,
apagándola después.
Ay que vida tan oscura
sin tu amor no viviré.
Es la historia de un amor.
HOMBRE (con aire un poco pedante, escéptico y profesoral, aunque cariñoso. Se le nota a la legua que ha llevado allí a su acompañante para enseñarle lo que es el bolero y presumir de sus conocimientos): Bueno, pues ya ves; como te prometí, aquí estamos, en este templo de la música sagrada del bolero. De “Su Majestad el Bolero”, como lo llaman en América. El santuario de las pasiones desbordantes, de los encuentros y desencuentros, del amor y del desamor. El bolero es un género musical que nace en…
MUJER (soñadora y ensimismada, aunque sin dejar de atender tenuemente a las palabras de su compañero, pero interrumpíendolo):
¿Qué importa de dónde viene?
¿Qué importa cuándo nació?
A mí el bolero me pone
un nudo en el corazón.
El bolero es un suspiro
guardado en un pentagrama,
gotas de sangre manando
del pecho de una guitarra
y que vuela dulcemente
desde un alma a muchas almas.
CAMARERO (saliendo de detrás del mostrador y dirigiéndose a la mesa): ¿Los señores desean algo material para el cuerpo? No es bueno alimentar tan solo al espíritu. El alma requiere del cuerpo para seguir sintiendo.
HOMBRE: Cierto es. Tráiganos la especialidad de la casa, que seguro será de lo mejor. (Sigue en el tono profesoral) Como te iba diciendo, el bolero es una música especialmente indicada para amar y enamorar en tardes apacibles y noches de luna…
MUJER: ¡Ay, la luna…!
A mí me mató un bolero
en una noche de luna,
hermosa como ninguna,
herida por dos luceros.
Inolvidables luceros
Iluminando la noche,
entre besos y reproches,
melodía de un bolero.

La orquesta empieza sobre el último verso la melodía de SABOR A MÍ.

Tanto tiempo disfrutamos de este amor,
nuestras almas se acercaron tanto así,
que yo guardo tu sabor,
pero tú llevas también, sabor a mí.
Si negaras mi presencia en tu vivir,
bastaría con abrazarte y conversar,
tanta vida yo te di
que por fuerza tienes ya, sabor a mí.

No pretendo ser tu dueño,
no soy nada, yo no tengo vanidad.
De mi vida doy lo bueno,
soy tan pobre, ¿qué otra cosa puedo dar?

Pasarán más de mil años, muchos más,
yo no sé si tenga amor la eternidad,
pero allá tal como aquí,
en la boca llevarás sabor a mí.
No pretendo ser tu dueño,
no soy nada, yo no tengo vanidad.
De mi vida doy lo bueno,
soy tan pobre, ¿qué otra cosa puedo dar?

Pasarán más de mil años, muchos más,
yo no sé si tenga amor la eternidad,
pero allá tal como aquí,
en la boca llevarás sabor a mí.
Sabor a mí.

MUJER: ¡Cuánta miel destilan estas notas! Cuánta dulzura encerrada dentro de su melodía! ¡Cuánta ternura en sus letras! ¡Cuanta pasión contenida!
HOMBRE (sigue con aire docto, como si estuviera impartiendo una clase): Más bien desbordada. El bolero es pasión que se derrama sin medida; exaltación sin límites. Un alma abierta al mundo, que se entrega sin ningún tipo de cicatería. En el bolero no caben ni la mezquindad ni la tacañería. Todo en él rebosa grandeza y generosidad.
MUJER (con aire de nuevo poético y melifluo): A mí me mató un bolero…
HOMBRE (la interrumpe): Te recuerdo que ya te había matado antes… Cuando…
MUJER: Es cierto. Ya antes me había matado un bolero. Éste, en realidad, me re-mató.
CAMARERO (sigue el diálogo de la pareja con discreta atención y con enormes deseos de intervenir): Perdonen que me introduzca en vuestro diálogo. Pero es que en eso del poder de la música para matar y rematar tiene un servidor cumplidas experiencias. Son muchos años ya envuelto en esta plácida calidez de la música más apasionada. ¡Cuántas cosas no habré visto yo aquí!

(Mientras empieza la introducción de BÉSAME MUCHO, la pareja del sofá se levanta y acompaña con su baile la canción).

Bésame, bésame mucho,
como si fuera esta noche
la última vez.
Bésame, bésame mucho,
que tengo miedo a perderte,
perderte después.

Quiero tenerte muy cerca,
mirarme en tus ojos,
estar junto a ti.
Piensa que tal vez mañana
yo ya estaré lejos,
muy lejos de aquí.

Bésame, bésame mucho,
como si fuera esta noche
la última vez.
Bésame, bésame mucho,
que tengo miedo a perderte,
perderte después.

Quiero tenerte muy cerca,
mirarme en tus ojos,
estar junto a ti.
Piensa que tal vez mañana
yo ya estaré lejos,
muy lejos de aquí.

Bésame, bésame mucho,
como si fuera esta noche
la última vez.
Bésame, bésame mucho,
que tengo miedo a perderte,
perderte después.

CAMARERO: Como os decía, mi padre y antes mi abuelo, me precedieron en el cuidado de este paraíso del bolero. Ellos lo hicieron con mimo y cariño infinitos; yo intento mantener aquel respeto a nuestra música favorita y no desmerecer lo que ellos hicieron.
MUJER (sigue a lo suyo, soñadora y ausente): ¡Qué desastre de amor, siempre en el filo del precipicio, en la cuerda floja. Siempre alguien que se va, otro que no volverá… Estas historias duelen y dejan el alma herida. A mí me mató un bolero.

HOMBRE (reaccionando ante tanta muerte boleril): ¡Qué barbaridad! Esa es la sustancia del bolero. El amor en todo su dramatismo, el amor cargando con todos los obstáculos habidos y por haber… Aunque yo lo veo tal dulce…casi melifluo. No debes tomarte sus enredos al pie de la letra. Pero el bolero también es capaz de defender otras causas…

La orquesta arranca con los primeros acordes de ANGELITOS NEGROS.

Pintor nacido en mi tierra
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos.

Aunque la virgen sea blanca
píntame angelitos negros,
que también se van al cielo
todos los negritos buenos.

Pintor, si pintas con amor,
¿por qué desprecias su color
si sabes que en el cielo
también los quiere Dios?

Pintor de santos de alcoba
si tienes alma en el cuerpo,
¿por qué al pintar en tus cuadros
te olvidaste de los negros?

Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.

Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.

CAMARERO: Lo habitual, lo frecuente es que cada bolero esconda una historia real, dramática, detrás de su apariencia melodiosa e inocente. Contaba mi abuelo que aquella “Historia de un amor” que hemos escuchado al principio fue dedicada por su autor, Carlos Eleta, a su hermano, que acababa de perder a su mujer.
MUJER: la ausencia definitiva. Ahora se entiende tanto desgarro. Ahora comprendo que se apague la vida cuando se marcha para siempre la luz del amor. ¡Qué drama!
HOMBRE: ¡Qué barbaridad! ¡Ay! ¡Cómo te gusta exagerar las cosas! La ausencia es el tema favorito. El bolero, es sin duda, una exageración. Una exageración deliciosa, pero una exageración.
MUJER: ¡Ay, que delicia para bailar tan juntitos…
HOMBRE: El valor sociológico del bolero…
MUJER: El bolero contagia al corazón su dulzura y hace…
HOMBRE: El bolero termina derivando hacia varios subgéneros: el bolero…
MUJER: El bolero te mata porque te atrapa en su red de románticos ecos adormecidos…
HOMBRE: Yo pienso que el bolero…
MUJER: A mí me mató un bolero…
La orquesta inicia la introducción de NOSOTROS.

Atiéndeme,
quiero decirte algo,
que quizá no comprendas,
doloroso tal vez.
Escúchame,
que aunque me duela el alma,
yo necesito hablarte
y así lo haré.

Nosotros,
que fuimos tan sinceros,
que desde que nos vimos
amándonos estamos.
Nosotros,
que del amor hicimos
un sol maravilloso,
romance tan divino.
Nosotros,
que nos queremos tanto,
debemos separarnos
no me preguntes más.
No es falta de cariño,
te quiero con el alma.
Te juro que te adoro,
y en nombre de este amor,
y por tu bien, te digo adiós.

Nosotros,
que nos queremos tanto,
debemos separarnos
no me preguntes más.
No es falta de cariño,
te quiero con el alma.
Te juro que te adoro,
y en nombre de este amor,
y por tu bien, te digo adiós…

MUJER: ¡Por Dios! ¡Qué trance! Si todo iba bien. ¿Por qué tienen que separarse?
HOMBRE: Ese es el pellizco dramático del bolero. Sin esa carga de desconsuelo, que introduce el dios caprichoso del amor, no habría materia para él. El bolero es eso…
CAMARERO: El bolero es más, mucho más; puede llegar a ser trágico. Esta vez la separación no fue por culpa de los azares del amor. Se trata de la carta de despedida que le dirige su autor, Pedro Junco, a su amada, enferma de tuberculosis, enfermedad incurable entonces.
MUJER: ¡Qué grandeza! ¡Qué maravilla! ¡Que forma de transformar en belleza algo tan terrible! ¡Convertir lo terrible en hermosura!

El diálogo es interrumpido por los primeros acordes de SOLAMENTE UNA VEZ.

Solamente una vez
amé en la vida,
solamente una vez
y nada más.
Una vez nada más en mi huerto
brilló la esperanza,
la esperanza que alumbra
el camino de mi soledad.

Una vez nada más
se entrega el alma,
con la dulce y total
renunciación.
Y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta que cantan
en el corazón.

Una vez nada más en mi huerto
brilló la esperanza,
la esperanza que alumbra
el camino de mi soledad.

Una vez nada más
se entrega el alma,
con la dulce y total
renunciación.
Y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta que cantan
en el corazón.

MUJER (tremendamente ensimismada y romántica): la soledad…el milagro…las campanas…Solamente una vez. Esto ya está mejor…
HOMBRE (dirigiéndose al CAMARERO, ante la actitud ausente de ella): ha vuelto a padecer un ataque de romanticismo. Dame algo amargo, que tanta dulzura empalaga.
CAMARERO: Cuide que no le pase a usted lo mismo. El bolero tiene un veneno, que a través de su ritmo y sus melodías, altera la normal disposición del ánimo y del espíritu. Al final, todos terminan cayendo en sus redes.
HOMBRE: Yo tengo un antídoto contra ese veneno. Yo he sido y soy un estudioso del bolero. Yo lo he estudiado y lo estudio.
CAMARERO: Pues yo lo he vivido y lo sigo viviendo.
MUJER: Yo he sentido y siento el bolero.

(En este momento, la orquesta arranca con la introducción de CAMINEMOS).

No, ya no debo pensar que te amé,
es preferible olvidar, que sufrir.
No, no concibo que todo acabó,
que este sueño de amor terminó,
que la vida nos separó sin querer;
caminemos, tal vez nos veremos, después.

Esta es la ruta que estaba marcada,
sigo insistiendo en tu amor,
que se perdió en la nada.
Y vivo caminando sin saber dónde llegar,
tal vez, caminando la vida nos vuelva a juntar.

No, no, no, no, ya no debo pensar que te amé,
es preferible olvidar que sufrir,
No, no concibo que todo acabó,
que este sueño de amor, terminó,
que la vida nos separó, sin querer,
caminemos, tal vez nos veremos, después.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE
(El mismo decorado. Han pasado unos días y los mismos personajes vuelven al mismo lugar y se colocan en parecidas posiciones. El camarero sigue con sus anécdotas y su indiscreta presencia entre la pareja. En ésta, el HOMBRE ha abandonado el tono profesoral y escéptico, contagiándose del sentimentalismo de la mujer, que ahora aparece más cerebral en su relación con el bolero. Mientras sube el telón la orquesta va desgranando los primeros segundos de EL RELOJ).
Reloj, no marques las horas,
porque voy a enloquecer.
Ella se irá para siempre,
cuando amanezca otra vez.
No más nos queda esta noche
para vivir nuestro amor
y tu tic tac me recuerda
mi irremediable dolor.

Reloj, detén tu camino
porque mi vida se apaga.
Ella es la estrella que alumbra mi ser,
yo sin su amor no soy nada.
Detén el tiempo en tus manos,
haz esta noche perpetua
para que nunca se vaya de mí,
para que nunca amanezca.

No más nos queda esta noche
para vivir nuestro amor
y tu tic tac me recuerda
mi irremediable dolor.

Reloj detén tu camino
porque mi vida se apaga.
Ella es la estrella que alumbra mi ser,
yo sin su amor no soy nada.
Detén el tiempo en tus manos,
haz esta noche perpetua,
para que nunca se vaya de mí,
para que nunca amanezca,
para que nunca amanezca

MUJER (Adoptando el aire pedante que tenía el hombre en el acto anterior y dirigiéndose a él con aire de entendida en la materia): El bolero nace en Cuba en el siglo XIX y no tiene nada que ver con el bolero español. He estado leyendo estos días varios tratados sobre el tema y la verdad es que he aprendido a entender sus letras, sus melodías y sus ritmos de una manera más consciente y racional).
CAMARERO: Es un universo tan rico, que ha conseguido llegar a todos los rincones y estremecer a millones de almas.
HOMBRE (ensimismado y sin apenas atender el discurso de los otros):
El bolero es como un río
que de pasión se desborda
y va dejando en la orilla
besos y espuma de rosas.

Un dolor que se hace acorde,
una espina en cada nota,
un perdón, una traición,
un pesar que sabe a gloria.
MUJER (en complicidad con el camarero para señalar el cambio de actitud de su compañero): ¡Que barbaridad! ¡Qué cambio!
(Coincidiendo con el último verso, la orquesta inicia el famoso bolero PERFIDIA).

Nadie comprende lo que sufro yo
canto pues ya no puedo sollozar,
solo temblando de ansiedad estoy ,
todos me miran y se van.

Mujer,
si puedes tu con Dios hablar,
pregúntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar;

Y al mar,
espejo de mi corazón,
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de tú amor…

Te he buscado dondequiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para que quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quien sabe por donde andarás
quien sabe que aventuras tendrás
que lejos estas de mí…

Te he buscado por dondequiera que voy
y no te puedo hallar,
para que quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.

Y tú,
quien sabe por donde andarás
quien sabe que aventuras tendrás
que lejos estas de mí…!
De mí…!
De mí.

HOMBRE: un abandono, otro más. El bolero es el placer de sufrir.
MUJER: ¡Uy! ¡Qué cambio! En realidad, el bolero no es un género que hable de la plenitud del amor, de la felicidad del encuentro, del hallazgo del otro. ¡Qué error hay en esto! El bolero es el espacio del desamor, del desencuentro, de la traición, del dolor por el abandono, del sufrimiento por la pérdida…En el fondo, vende más la desventura que la felicidad. Figúrate que el primer bolero, ¡el primero de todos! Se llamó TRISTEZAS.
HOMBRE: Las historias con final desdichado son magníficas. La gracia de la desgracia; la elegancia de la adversidad.
MUJER: Ahora que estás apreciándolo en su plenitud y entendiendo su esencia es el momento de que te plantees crear un bolero. Para ti, que escribes y compones, no debe ser tan difícil.
CAMARERO (mediando en la conversación): Hablando de componer… Osvaldo Farrés escribió Madrecita, dedicada por supuesto a su progenitora. Lo curioso es que esta canción, que fue una de las más escuchadas durante mucho tiempo, nunca pudo ser oída y disfrutada por la destinataria principal: su madre era sorda.
MUJER: Eso demuestra que los artistas están un poco en el limbo o en las nubes o allí dondequiera que habiten las musas… Le hizo el mejor regalo, pero el más inapropiado.

La guitarra tira de la orquesta en el inicio de QUIZÁS, QUIZÁS, QUIZÁS. Y la pareja de baile acompaña con su danza la interpretación de este bolero.

Siempre que te pregunto,
que cuándo, cómo y dónde,
tú siempre me respondes:
quizás, quizás, quizás.

Y así pasan los días,
y yo desesperando,
y tú, tú, contestando;
quizás, quizás, quizás.

Estas perdiendo el tiempo,
pensando, pensando;
por lo que más tú quieras,
hasta cuándo, hasta cuándo.

Y así pasan los días,
y yo desesperando,
y tú, tú, contestando;
quizás, quizás, quizás.

Siempre que te pregunto,
que cuándo, cómo y dónde,
tú siempre me respondes:
quizás, quizás, quizás.

Y así pasan los días,
y yo desesperando,
y tú, tú, contestando;
quizás, quizás, quizás.

Estás perdiendo el tiempo,
pensando, pensando;
por lo que más tú quieras,
hasta cuándo, hasta cuándo.

Y así pasan los días,
y yo desesperando,
y tú, tú, contestando;
quizás, quizás, quizás.
quizás, quizás, quizás.
quizás, quizás, quizás.
MUJER: Este puntito de ironía en la respuesta ambigua de la amada es realmente excepcional en la temática del bolero, que suele ser cruda y despiadada. Nada de dudas. El amor y el odio a tumba abierta.
CAMARERO: (nostálgico) Este bolero era el favorito de mi abuelo. Lo tarareaba a todas horas. Era una obsesión, que se volvía molesta después de varias horas a su lado. Era algo parecido a lo que contaba Lupita Palomera, la intérprete del bolero Vereda tropical. Llegó a ser tan popular en México, que en los anuncios de los periódicos solicitando servicio doméstico, se veían algunos que decían así: “Se solicita empleada doméstica que no cante Vereda tropical”.
MUJER: Yo entiendo que el bolero es un género musical que…
HOMBRE (cortando el discurso de la mujer): No es posible entender esta música si el corazón no se abre….
MUJER: La música romántica ha sido siempre utilizada para…
HOMBRE: Un bolero me llevó hasta ella…
MUJER: La estructura del bolero responde…
HOMBRE: A mí me mató un bolero…
MUJER (hablando al camarero y señalando con disimulo al hombre): ¡Qué barbaridad!
HOMBRE (abstraído y en lo suyo):
Un bolero es la distancia
entre el amor y el olvido,
entre aquello que ganamos
y aquello que hemos perdido.

La orquesta, en ese preciso momento, empieza los primeros compases de DOS GARDENIAS.
Dos gardenias para ti,
con ellas quiero decir:
te quiero, te adoro, mi vida.

Ponle toda tu atención,
porque son tú corazón y el mío.
Dos gardenias para ti,
que tendrán todo el calor de un beso;
de esos besos que te di
y que jamás encontrarás
en el calor de otro querer.

A tu lado vivirán
y se hablarán
como cuando estás conmigo.
Y hasta creerás
que te dirán:
«Te quiero».
Pero si un atardecer
las gardenias de mi amor se mueren
es porque han adivinado
que tu amor me ha traicionado
porque existe otro querer.
A tu lado vivirán
y se hablarán
como cuando estás conmigo.
Y hasta creerás
que te dirán:
«Te quiero».
Pero si un atardecer
las gardenias de mi amor se mueren
es porque han adivinado
que tu amor me ha traicionado
porque existe otro querer.
MUJER: Fíjate, en esta canción todo iba bien, pero, al final, aparece la sospecha, la posibilidad de la traición. La esencia del bolero.
HOMBRE: Veo que has estudiado el tema a fondo.
MUJER: Intento conocer lo que me hace sentir.
HOMBRE: y yo intento sentir lo que tanto conocía.
CAMARERO: Bueno, pues, este acuerdo hay que celebrarlo con un pequeño regalo que os hace la casa. (En ese momento, en la pantalla del fondo se proyectará un breve montaje, que recogerá breves apariciones de las principales figuras del género. Todos prestan atención al mismo).
CAMARERO: Casi todos ellos pasaron por esta casa. Ellos han convertido este lugar en un recinto sagrado para los amantes de este tesoro colectivo
MUJER: Y a ella hemos de volver para seguir defendiendo esta bandera, que es de todos, de todos los que piensan y sienten.
HOMBRE: De todos los que sienten y piensan. Yo ya me he convertido en devoto de esta religión. ¿Tú me acompañarás?
MUJER: Si tú me dice ven…lo dejo todo.
El discurso es interrumpido por la orquesta que empieza los primeros acordes de DOS CRUCES.
Sevilla tuvo que ser,
con su lunita plateada,
testigo de nuestro amor
bajo la noche callada.
Y nos quisimos los dos,
con un amor sin pecado,
pero el destino ha querido
que vivamos separados.
Están clavadas dos cruces,
en el monte del olvido,
por dos amores que han muerto,
sin haberse comprendido.
Están clavadas dos cruces,
en el monte del olvido,
por dos amores que han muerto,
que son el tuyo y el mío.
Ay barrio de santa Cruz,
Ay plaza de doña Elvira,
hoy os vuelvo a recordar,
y me parece mentira.
Ya todo aquello acabó,
todo quedó en el olvido,
nuestras promesas de amores,
en el aire se han perdido.
Están clavadas dos cruces
en el monte del olvido,
por dos amores que han muerto
sin haberse comprendido.
Están clavadas dos cruces
en el monte del olvido,
por dos amores que han muerto,
que son el tuyo y el mío.
¡Ay, ay!,
que son el tuyo y el mío.
HOMBRE: El bolero es para gente apasionada.
CAMARERO: ¡ Y tanto! Por citar solo dos ejemplos de que eso es verdad: Julio Jaramillo, un famoso cantante en su época tuvo más de 30 hijos y Daniel Santos, otro bolerista, se casó ¡12 veces! ¿Hay o no hay pasión en sus notas?

MUJER: Pasión y corazones palpitantes y desenfrenados, atravesados por el cuchillo de una melodía irresistible.
CAMARERO: Muy bien. Este es el momento en el que cada noche un cliente puede mostrar sus cualidades boleristas. ¿Algún voluntario?
MUJER: ¿Has pensado lo que te pedí? ¿Le has dado forma a nuestra devoción?
HOMBRE: Ya se la di hace tiempo. La verdad es que a mí también me mató un bolero, como a ti, como a tantos que han ido cayendo rendidos, a lo largo de los tiempos, al hechizo que provocan sus cadencias. Lo que pasa es que desde que estamos viniendo a esta cantina se ha acentuado mi afición. Antes lo veía como un tema de estudio, ahora me llega más hondo y me cala más adentro. Y aquí está, con todo el respeto…También a mí…me mató un bolero.
La orquesta irrumpe con el punteo introductorio de A MÍ ME MATÓ UN BOLERO.
A mí me mató un bolero
en una noche estrellada,
cuando una luna dorada
inundaba el mundo entero.
A mi me mató una espina
clavada en el corazón,
disfrazada de canción
con alas de golondrina.
A mí me mató primero,
antes que cualquier amor
el cuchillo de un bolero.


Y aquel fuego se hizo miel desesperada
y ese hielo congeló nuestras miradas.
Y el amor se hizo canción
y la canción un “te quiero”
y el “te quiero”, una pasión
y se convirtió en bolero.

A mí me quemó ese fuego
que brota de sus entrañas,
que hiere, sufre y engaña
para abandonarte luego.
Ese ritmo enamorado
es un volcán en las venas,
que acaricia y envenena
entre el dolor y el pecado.
A mí me mató primero,
antes que cualquier amor
el cuchillo de un bolero.

Y aquel fuego se hizo miel desesperada
y ese hielo congeló nuestras miradas.
Y el amor se hizo canción
y la canción un “te quiero”
y el “te quiero”, una pasión
y se convirtió en bolero.

Y el amor se hizo canción
y la canción un “te quiero”
y el “te quiero”, una pasión
y se convirtió en bolero.

MUJER: Por desgracia, es hora de marcharse. Pero antes quiero brindar para celebrar esta velada inolvidable que me habéis regalado.
Antes de decir adiós,
brindar con vosotros quiero,
por nuestro común fervor
hacia el querido bolero.
CAMARERO:
A este brindis yo me uno
HOMBRE:
Y yo me quito el sombrero.
MUJER:
Una amistad para siempre;
HOMBRE:
Otra ronda, camarero.
Y la orquesta se suma al brindis, iniciando el punteo de SI TÚ ME DICES VEN (LODO). Poco después de iniciada la canción, la pareja de baile se incorpora a la fiesta.
Si tú me dices ven, lo dejo todo
si tu me dices ven, será todo para ti ;
mis momentos más ocultos,
también te los daré,
mis secretos que son pocos,
serán tuyos también.

Si tú me dices ven, todo cambiará
si tú me dices ven, habrá felicidad,
si tú me dices ven, si tú me dices ven.

No detengas el momento por la indecisiones,
para unir alma con alma, corazón con corazón,
reír contigo ante cualquier dolor,
llorar contigo, llorar contigo,
será mi salvación.

Pero si tu me dices ven, lo dejo todo,
que no se te haga tarde
y te encuentres en la calle
perdida, sin rumbo y en el lodo
si tú me dices ven, lo dejo todo.

No detengas el momento por la indecisiones,
para unir alma con alma, corazón con corazón,
reír contigo ante cualquier dolor,
llorar contigo, llorar contigo,
será mi salvación.

Pero si tu me dices ven, lo dejo todo,
que no se te haga tarde
y te encuentres en la calle
perdida, sin rumbo y en el lodo
si tú me dices ven, lo dejo todo.