UN AÑO A LA INTEMPERIE: VERANO

  Del 1 de enero al 31 de diciembre de 2014 se irán sucediendo estos manojos de desolaciones, esperanzas, deseos, quejas, reproches…esa purga del alma que clama en el desierto. Estamos pillados. Nos tienen cogidos por los huevos (o por los ovarios) y no piensan soltarnos. La vida consiste en vivir…a pesar de todo.
YO LLEVO LA PENA DENTRO Yo llevo la pena dentro, tengo tan dentro la pena, que ya no me duelen nada las puñaladas de afuera. Si llueve yo ya mojado espero tras de la puerta y si el calor se hace infierno yo me quemo en mi candela. Para nada necesito que me maten o me hieran, yo tengo la pena dentro, yo llevo dentro la pena.
EL FINAL DEL VERANO Hace ya algunos dí­as que se nos fue el verano, pero yo justo hoy lo doy por terminado. El 30 de septiembre hacia el invierno salgo con cara compungida y amargura en los labios. Me duele este camino, absurdamente largo que lleva hasta ese pozo de huesos congelados. Lo mismo que un reptil me dispongo al letargo, todo sigue su curso, yo resucito en marzo.
PERO QUEDA MUY POCO Tal vez no lo comprendas, sé bien que no te importa, ¿es maldad, es olvido o, quizás ambas cosas? No sé cómo explicarte, que tengo el alma rota, que no encuentro razones para seguir, muy pocas; tan solo que no quiero quedarme sin tu sombra. Pero queda muy poco, tan poco que ya sobra discutir si es bastante. Casi todo es historia.
ENTRE DOS AMORES ¡Cómo duele ese dolor, que va minando por dentro! ¿Cómo nos cambia el dolor? ¿Tal vez nos hace más viejos? ¿O tal vez más transparentes? ¿Quizá nos vuelve más buenos? Un amor es un dolor, dos amores, un infierno. Ella nada entre alimañas con valor de terciopelo, ejerciendo ese papel lamentable, traicionero, que los hombres han gozado a lo largo de los tiempos. Pero el penoso dolor la va minando por dentro, ese dolor imposible que la cala hasta los huesos.
¿DOLOR? ¿Dolor? Apenas nada duele, aunque tenga las garras del dolor, no duele, si tú quieres. Aunque clave sus uñas en mi piel tantas veces, no vencerá el dolor, ni apagará mi frente. Aunque gane batallas en esta guerra a muerte, aunque aferre mi cuello con sus manos dramáticas de nieve. Aunque pueble mis noches de negros alfileres, aunque tape mis puertas, y aunque me deje solo a la intemperie, no vencerá el dolor, porque ya no me duele.
DE LA BUFANDA AL BIKINI De la bufanda al bikini, del bikini a la bufanda, asÍ­ andamos los rondeños, sin prisa, pero sin pausa. Farmagrip y Frenadol en la farmacia de guardia, calefacción en almÍ­bar, braguitas refrigeradas. Y navegando entre extremos vamos acopiando canas, no cabe el término medio en esta tierra serrana.
MI HERIDA Igual que un pez en un charco yo me revuelco en mi herida, con vocación suicida, como una flecha en el arco. Pero mi herida es mi herida y la tengo que cuidar pues me tiene que durar hasta el final de mi vida. Una herida es la frontera entre el dolor y el olvido, el runrun de lo que era, la brasa de lo vivido.
DUELE Se pudre en un infierno el corazón y duele, duele y duele sin motivo, porque nadie merece este dolor, porque nadie merece este castigo. Y no vale la pena el sufrimiento, ella nunca pensó que me doliera, ¿por qué? “La carne es débil” no consuela ni la farsa brutal de tantos besos. No hay que llorar, febril, desesperado, hay que apretar, intrépido los dientes, darle aire al corazón para que vuele. Perder, ganar, son cosas del pasado, resistir, resistir eternamente perdonándolo todo, pero duele.
UNA TARDEE Una tarde alegre y fresca tan fresca como un arroyo, tan llena como una luna, tan brillante como el oro. Una tarde que no es tarde, que no es mañana tampoco, sino la flor de la vida navegando ante los ojos. La vida que se hace vida, pero tú no sabes cómo; el amor hecho guirnalda luciendo para nosotros.
QUE NO Que no, que no, que no, que nunca podré entender esa maní­a de la gente por ver el mundo al revés. Lo ven los curas, las monjas, los obreros y hasta el juez. Lo ven los niños, los hombres, las mujeres y también lo ven los que lo ven todo, todo aquello que hay que ver ¡Todo el dí­a viendo cosas Para verlas al revés!
Y EN ESO USTED NO SE META Vivir es andar y andar en medio de un laberinto guiados por un instinto que nos empuja a llegar. Y casi todo el camino es una cuesta inclemente, el mismo que tu vecino va subiendo lentamente. Y cuando crees que has llegado hay que subir otro puerto, otra vez duro e incierto, con el corazón cansado. ¿Pero, dónde está la meta? -se pregunta el caminante-. Óigame, siga adelante y en eso usted no se meta.
ESA BRUJA Esa bruja sin escoba tiene el alma de una arpí­a salvaje como una loba aislada de la jaurí­a. Tiene la piel de un cordero y la cabeza vacía; su amor más grande, el dinero, lo demás es tontería. Esta lamentable bruja sobre todo el mundo vierte su veneno de maruja, la ponzoña de la muerte.
AMOR No pienso seguirte, amor; yo, para ese viaje, no necesito equipaje ni llenarme de valor. Bastante tengo con verte partir y darme la espalda sin que el vuelo de tu falda me constriña a comprenderte. Adiós, sin más despedida es el final de esta historia. Te llevaré en la memoria. Son las cosas de la vida.
SOLO Solo, en medio de la nada, tan frágil, tan vulnerable, tan brutal, tan implacable, náufrago en la marejada. Entre tantas soledades, una más es poca cosa, crisálida, mariposa entre sus tristes verdades. Solo, triste la mirada, y cada vez más pequeño, apenas un leve sueño: nada en medio de la nada.
EL HOMBRE VII Y sigue mientras subiendo, siempre subiendo la cuesta, incansable, incombustible, un junco que no se quiebra ni se humilla ante los vientos que de todas partes llegan. Y todos soplan de frente, aunque por la espalda vengan. Resistir es caminar, caminar es una guerra, una guerra es esta vida, esta vida es una guerra.
LA MIRADA Los árboles son gigantes, que miro pero no encuentro y la luna, una mujer que vaga por el desierto. Otras veces miro arriba y lo que me hallo es el suelo, o quiero marchar despacio, pero termino corriendo. Y es que yo miro las cosas con mirada de Año Nuevo, pero la vida está en prosa y la mirada está en verso.
CANTAR A mí­ me gusta cantar, me gusta cantar a solas, lo mismo que dan al mar su canto las caracolas. Y lo mismo que al trigal con su canto de cristal le cantan las amapolas. Me gusta ser natural y más la voz que los ecos: aquella es fuente y caudal, estos son arroyos secos. Con toda sinceridad me gustan más, de verdad, los hombres que los muñecos.
CIUDADANOS Vuela una recua de coches como estrellas en hilera bajo el cielo de la noche en la asfaltada pradera. No hay campiñas ni veredas, no hay montañas ni destino, tan solo gris polvareda escondiendo los caminos. No se vislumbra el mañana ni se recuerda el pasado, tan solo un eco olvidado entrando por la ventana.
A MÍ ME GUSTAN MÁS A mí­, como a Machado, me gustan más las voces que los ecos, me gusta más el Sol que los escaños, me gusta más el fuego que la triste verdad contemplativa repleta de silencios. A mÍ­ me gusta más, mucho más, y prefiero amar y ser amado, vivir y ser viviendo. Vivir no es contemplar, es meterse impertérrito hasta dentro.
ADIÓS No pienso seguirte, amor; yo, para ese viaje, no necesito equipaje ni llenarme de valor. Bastante tengo con verte partir y darme la espalda sin que el vuelo de tu falda me constriña a comprenderte. Adiós, sin más despedida, es el final de esta historia; un final que sabe a gloria, un adiós que sabe a vida.
LOS OJOS DE ESA MUJER Los ojos de esa mujer no tienen fuego ni tienen color de mar ni de luna, ni verdades ni poderes. Son solo falsas ventanas, oquedades en la nieve, verdades que solo muestran las mentiras que contienen. Los ojos de esa mujer son vacuidades que duelen, mensajeros de la nada, ojos que secan las fuentes.
UN DIAMANTE Un diamante al rojo vivo, sencillamente un diamante, un ornamento exclusivo en el mar de los colgantes. ¡Ay, esa piedra preciosa, que cuelga pomposa y bella del pecho de cualquier diosa, del cuello de una doncella. Solemnidad aparente Y grandeza pervertida; simulación de la vida, que engaña pero no miente.
MI VELERO Contra viento y marea surca el mar mi velero, venciendo tempestades, naufragando en silencio. Las olas me acompañan como un amor secreto, marcando mi camino hacia el lejano puerto. Contra el fuego cruzado, me cubro como puedo, pero nunca me escondo, yo no sé cómo hacerlo.
SABINA Siempre que quiero volar igual que una golondrina, o necesito escapar me echo en brazos de Sabina. Aire fresco, luna llena, luz y ventanas abiertas, un corazón de verbena sin paredes y sin puertas. Un verso roto, una nota, una garganta vencida; revolcarse en la derrota, morir amando la vida.
LA NOVIA La novia disfruta su fiesta en el talle, su dulce cadera reclama el amor. La flor le disputa su olor, y en la calle la desierta acera fabrica el calor. La luna en su ruta Ilumina el valle y allá en la pradera florece otra flor.
MENTIRAS Es de todos la pena y la mentira, ¿esconderse, por qué? de nada vale. Esos locos no saben que la vida no merece la pena sin coraje. Razones y argumentos, que nada significan, que no entiende un cobarde. Todos somos al fin, por acción u omisión, igualmente culpables.
RAREZAS Donde fluye una lágrima también brota una risa, y las flores, a veces, más parecen espinas y el corazón un trozo de metal; infinita soledad puede ser la infame compañÍ­a. Porque ser no es tener, ni tener da la vida y las cosas no son lo que engaña la vista: la verdad es la otra mitad de la mentira.
UNA TARDE DE VERANO Una tarde de verano, una languidez de siesta, una placidez de fiesta, un gin tonic en la mano. Un relincho allá a lo lejos, una música que suena: jazz crepitando en la pena de acordes turbios y viejos. Un perro ladra su angustia desde un corral del vecino, y en un rosal del camino se seca una rosa mustia.
LA NOVELA Por sus pastas entro y salgo, pastas negras que son puertas a un mundo fugaz y mágico, a una caja de sorpresas. Atrapados en sus páginas mil personajes revuelan, como dioses invisibles, que regresan a la Tierra. No es nada fácil vivir al filo de la existencia y no es fácil existir pendiendo de otra conciencia. Nada como embelesarse entre sus amplias fronteras, nada como navegar en el mar de una novela.
NO SÉ NADA ÇYo sé bien que no sé nada, poco más que una tortuga; unos le llaman saber, otros le dicen cultura, pero, ¿qué vale mi ciencia para un pez, para una trucha? ¿Y qué vale para mÍ­ y el resto de criaturas? Pobre indecencia creerse sabio a lomos de una duda. Si solo tengo preguntas, pero respuestas, ninguna, ¿cómo puedo presumir de ser más que una tortuga?
NO CONOCE No conoce la espina lo que duelen sus besos ni conoce la tarde lo que pesa tu ausencia. Y no saben las lágrimas la sal que llevan dentro, ni las mentiras saben las ficciones que siembran. No conoce la brisa el poder de tu pelo, ni saben las verdades los puñales que llevan.
LOS BESOS QUE NO SE DAN Los besos que no se dan son besos que no se pierden, nunca van a madurar, siempre van a ser simiente. Esos besos que no has dado por dentro, crecen y crecen, se hacen enormes montañas y duelen, duelen y duelen. Los besos que no se dan son besos que nunca mueren, pero son besos que nunca vivirán como merecen.
FIESTA Con su piel de azahar y sus labios de fresa, su frescura de rosa y sus ojos de fiera. Con su cara de luna y su andar de princesa, su mirada inocente sus lúbricas caderas, va llenando la calle de sal y de pimienta, de aromas de misterio, de clarines de fiesta.
LA NOSTALGIA A veces, solo a veces me puede la nostalgia, me invaden los recuerdos y la pena me gana. Pero muy pocas veces, os juro, casi nada, casi nunca me inclino ante su piel llagada, ante sus ojos tristes, ante su triste alma. Solo a veces, muy pocas me vence la nostalgia.
JULIO Julio ya ha declinado con su rostro de infierno, se lleva las alforjas cargadas de momentos fugaces, imposibles, grandiosos, estupendos. El verano reclama los mejores deseos, las mejores promesas, los mejores recuerdos. Julio siente que agosto viene con viento fresco a anunciar que el otoño aparece a lo lejos.
OTRA TARDE DE VERANO Una nube que se escapa empujada por el viento, una princesa de un cuento, un gepeese y un mapa. Cosas distintas, distantes que no guardan relación, ¿pequeña contradicción o la vida en un instante? Y con la fe del que admira mientras sigo meditando, pasa el Talgo de Algeciras hacia Madrid cabalgando.
PARADOJAS Donde triunfa una voz también reina el silencio, y allÍ­ donde hay valor suele haber también miedo; la vida puede ser un drama o un misterio y la flor encerrar un perfume o un veneno. Un beso puede ser un regalo del cielo o una espina que lleva al centro del infierno. Donde nace una voz también nace el silencio.
HORTELANOS Ya van subiendo la cuesta los alegres hortelanos; van a sumarse a la fiesta que parte en dos el verano. Una fiesta merecida, un descanso necesario, una tregua en el diario trajÍ­n brutal de sus vidas. Pero ellos cantan canciones, canciones de amor y guerra, la de sacarle a la tierra sus mejores bendiciones.
ESA VOZ Una vez, una voz, alguna vez te llama, te busca, te reclama impaciente, veloz. Es la voz del silencio que me abandona herido, pero que yo sentencio, displicente, al olvido. Esa voz que me llama sin llamarme, incansable, como un novio indomable en busca de su dama.
EL RECUERDO El recuerdo se instala como un dios en su templo, en su trono imperial majestuoso, soberbio, capitán imponente entre velas e incienso, vencedor del presente, protegido del viento. A salvo de las olas fugaces del cerebro, alza sus parapetos y se pone a vivir sin que le importe el tiempo.
ELLOS Hablan pero no escuchan, andan pero no avanzan y te miran si verte y te vuelven la espalda. Y se toman la vida como un juego a la carta, que siempre ganan ellos y que ellas también ganan. En el cielo de todos viven bien a sus anchas ese cielo que siempre le roban a los parias.
SIN RUMBO NI DESTINO Empezar la vereda, terminar el camino, caminar sin descanso sin ruta ni destino, entre la polvorienta polvareda, por el sendero manso, entre los verdes pinos, es solaz de poetas, de agrestes peregrinos y de solitarios anacoretas, desnudos de ambiciones, vestidos de amapolas y sonrisas inquietas, con las almas repletas, preñadas de canciones.
ENTRE DOS AMORES I Deshojar la margarita, estremecida, en silencio, del amor establecido, de los amores secretos. Con razones de mujer apurar el cáliz negro y vencer con la osad­ía de quien no teme los riesgos. Frente al mundo, frente a todos cumplir con gozo los sueños, con una pasión sin lÍ­mites, que no cabe en un encuentro; quemando siempre por fuera, ardiendo siempre por dentro. AsÍ­ es ella en su verdad, permanentemente fuego, inconmensurable ardor, que no le cabe en el pecho.
PRINCESA La princesa se echó al mar en busca de cualquier parte, hacia un futuro imposible hacia un terreno de nadie. Porque la olvidó la historia, ¡pobre alma, triste carne!, porque sus pobres razones, ¡dignidad inalienable!, no casan con las mentiras de nuestras pobres verdades. Pero este mundo no quiere que tú sigas adelante; para ti, pobre princesa, no hay presente que te salve y por muy pronto que llegues, llegas demasiado tarde.
EL CONDUCTOR A salvo, dentro del coche, de sus dudas y sus miedos, como un soldado valiente, como un valiente guerrero, se siente un Dios poderoso, entre la noche y el cielo, un caballero invencible en su caballo de acero. En esa matriz helada sintoniza con su cuerpo y en su cabeza las luces se confunden con sus sueños.
CORRER Correr como las hojas que el viento enloquecido arrastra caprichoso sin rumbo ni sentido. Correr como una presa, buscando un escondrijo, correr, correr, correr, sin ir a ningún sitio. Y correr como corren Las fieras y los niños, sabiendo que los lleva su implacable destino.
EL HOMBRE VI Y es que vivir es soñar, cerrar ciclos y abrir puertas, delirar con cosas grandes, disfrutar con las pequeñas y sentirte libre, libre lo mismo que las estrellas, aunque estés encadenado a una órbita siniestra. Pero soñar es vivir y solo el que vive sueña y solo el que sueña vive más allá de sus miserias.
ALGUNOS Algunos se coronan con su propio laurel almidonado, con sus pompas solemnes, sus verdades de barro, sus mentiras solemnes, con sus vicios privados. Acopian distinciones en sus pechos de plástico, insignias de la cómica miseria de un mundo sin sustancia, febril, prefabricado, en el que van dejando sus mierdas, sus maldades, sus milagros.
EL FRUTO PROHIBIDO Ese sol que no calienta, esa sombra que no alivia, esa voz que no responde, esa llama que me olvida. Esa luz que no me alumbra, esos ojos que no miran, esa plenitud desierta, esa verdad que es mentira. Y esos besos enterrados, que antes de nacer se tiran, esa locura imposible, ese placer que lastima. Ese querer sin poder, esa mano que se estira, ese camino que empieza con sabor a despedida.
MEDICAMENTO ¡Ay, qué buen medicamento es la risa, es tu sonrisa; es lo mismo que una brisa fresca, salida de un cuento. Es la mejor medicina, tan solo ella me cura, me diluye en la locura cuando su luz me ilumina. Sin tu risa me abandona la luz de mis propios ojos; sin tu sonrisa me arrojo solo al centro de la lona.
IMPOSIBLE LEJANÍA Con su disfraz de madera mueve la encina sus brazos en la quietud del regazo de su eterna primavera. Ojos de luna y estrellas se alborotan en su seno, tibio verdor del terreno adornado por su huella. Imposible lejanÍ­a cercana, pero distante, azúcar del campo amante, piel de amor, luz de alegrÍ­a.
LAS COSAS DE LA VIDA A mÍ­ me gusta partir para poder disfrutar mucho más que de salir, del placer de regresar. La vida tiene estas cosas, es una dama engreÍda, francamente caprichosa, informal y pervertida. Es una moneda al viento, cara y cruz; meta y salida, saludos y despedida, eternidad y momento.
EL HOMBRE V Te paras a descansar, a contemplar lo que llevas y dices, ¡joder, no es poco; es mucho para mis fuerzas! He reído y he llorado, me han dejado en la cuneta y he ganado otras batallas sin apenas darme cuenta. He perdido tantas veces, que una victoria pequeña me hace pensar que el laurel es propio de mi cabeza.
SOLEDADES Los coches van dejando un rastro de locura; las calles, sin descanso reciben una a una las viejas soledades de la masa que aúlla. Una sirena llora su llanto de amargura y en la tarde la noche avanza con su bruma.
EL HOMBRE III Los hombres y las mujeres siguen poblando la Tierra, siguen creyendo en la vida, aunque atizando la guerra, porque la muerte es la vida, cruz de la misma moneda. Porque la vida y la muerte son el alma de su esencia y no es posible romper esa alianza perpetua. Los hombres y las mujeres siguen dejando su huella.
EL HOMBRE IV Y el camino es cuesta arriba, aunque lo siembren de fiestas, ¡ay, cómo cuesta subir! ¡Ay, cuánto cuesta esta cuesta! Pero el camino de espinas tiene también recompensas: tiene flores, tiene sombras y tiene también sorpresas, esas luces que iluminan la oscuridad de la senda. Sin sorpresas este mundo apenas valdrÍ­a la pena.
EN UN INSTANTE En un instante se pierde fatalmente lo ganado, en un momento tan solo pueden borrarse tus pasos. y en un instante también, sin darte cuenta, los dados pueden cambiar tu horizonte, pueden darte un golpe bajo. Aunque también, bruscamente, puede surgir un regalo, y retornar lo perdido, como un beso del pasado.
NO ES FÁCIL No es fácil para el hombre plantarse ante el destino, cabalgar en sus miedos, enfrentarse al olvido. No es fácil ser valiente ni decir lo que digo, ni andar sembrando besos si todo está perdido. No es fácil para nadie derrotarse a sÍ­ mismo, ni soportar estoicos el dolor de estar vivos.
ATARDECER Suelta al viento su melena el árbol de la colina y un perfume a yerbabuena ha invadido la cocina. A lo lejos se marchita la flor del atardecer y una luna señorita del monte vuelve a nacer. El paisaje, lentamente, brumoso desaparece y la espuma de la noche entre los chopos florece.
EL HOMBRE II Porque a pesar de las trampas, los estorbos y las cuestas los hombres viven soñando, los hombres sueñan y sueñan. Sin soñar es imposible soportar tanta miseria, escalar tantas montañas y aguantar tanta indigencia. No es fácil seguir de pie cuando la vida se emperra en olvidarse de ti, en atarte con cadenas.
AL PIANO Sentado al piano se marca un bolero piano, piano, con aire salsero. Sus dedos son besos, que surcan la sala fugaces, traviesos, igual que una bala. ¡Ay, notas que cantan, que ríen, que lloran, mis males espantan mis dichas afloran.
SERENIDAD El verde somnoliento de la tarde vencida se agita con el viento con voluntad rendida. Trepa por la montaña con dejadez de siesta una luna que engaña con su traje de fiesta. El alma se retira, serena, ensimismada y en su quietud suspira por la noche callada.
LO PROMETO Pertenezco a los humanos, pero también pertenezco al reino de las estrellas que pueblan el universo. Porque todo me concierne, porque nada me es ajeno a todo suelo entregarme, a todo atención le presto. Y no me vale el que dice, ¡anda, eso es cosa de ellos y deja el mundo correr, a mÍ­ qué me importa eso! Pero claro que sÍ­ importa, me importa mucho, y por ello, no dejará de importarme nunca, nunca, lo prometo
EL SALVADOR Y piensa el salvador que el mundo necesita su soberbia figura, su fama y su sonrisa. ¡Ay, cabeza pequeña, que no ve lo que mira! Que los dioses nos libren del salvador que anida en todas las veredas, en todas las esquinas. Que no nos hacen falta, que el mundo no precisa ni sus medias verdades ni sus torpes mentiras. Salvadores, stop, dejad en paz la vida.
SOLO ALGUNAS VECES Algunas veces el Sol se apaga en su propio fuego; a veces  lo negro es blanco, a veces lo blanco es negro. Otras veces amanece por la noche, a contratiempo, y otras, a pesar de todo, lo malo parece bueno y la verdad es un fraude y la mentira, algo auténtico. Pero solo algunas veces, porque lo normal no es eso.
EL HOMBRE I El hombre sube despacio por una empinada cuesta, tiene aspecto de cansado, cristales en su cabeza. Avanza muy lentamente, burlando las duras piedras, que crecen en el camino como en el bosque las setas. Va desnudo, aunque la ropa cubra su pobre osamenta. ¿Con quién podrá compartir sus delirios de poeta?
HUELLAS ¿Andar a contratiempo caminar sin historia, solo, en medio del mundo, a salvo de las olas? La vida deja siempre sus huellas en las cosas y en la sangre, en el pulso, en la piel y en la boca. Suturas en el alma y llagas en las rocas, y los dedos del tiempo quemando en la memoria.
DESESPERADAMENTE Buscando el Sol desesperadamente, escapando del suelo, furiosa fiebre que huye de las tinieblas exponiendo la frente al fuego abrasador, al amor tentador, desnudo, breve y eterno como el cielo que lo contiene. Buscando el Sol Deseperadamente.
LA META Y EL CAMINO Si la podrá terminar, se pregunta el que camina; la vereda no termina mientras quieras caminar. Caminar, ese delirio trepidante, sin cesar, ese asfixiante martirio, que no termina al llegar. Porque la meta no existe, tampoco existe el camino, ese sueño del destino, esa ilusión del poeta.
¡QUÉ MAÑANA! Aquí estoy, ¡qué mañana! caricias de un nuevo dí­a, que recibo en mi ventana disfrazado de alegrí­a. Un poco ingenuo, inconsciente, le meto mano a la vida con optimismo imprudente y arrojo de suicida. Porque la vida me espera con las uñas afiladas, yo camino en la frontera entre la dicha y la nada.
LA PAZ SONORA Pasan despacio las horas, con languidez vaporosa y un radiante tono rosa abriga la paz sonora. Sonidos leves, livianos, incipientes, naturales, permanentes, inmortales melodí­as del verano. Es el silencio sonoro, que acaricia cuando suena como una noticia buena, como un abrazo de oro.
EL POETA Vestido d etiqueta y con finos modales, se convierte el poeta en caja de caudales. Por fuera, reluciente, por dentro, bien guardados los temblores que siente, los besos olvidados. El poeta precisa vestirse de paisano, y en mangas de camisa ser solo ser humano.
LA RANA La rana me mira con ojos de fiesta, y con voz de ángel empieza cantar. Su dulce mirada taladra mis penas y mueve mis hilos aún por estrenar.
LA RUBIA La rubia se mira en la luna llena; su cara de plástico apunta a una estrella. Con ojos de loba, anhelante espera la ocasión perdida que oculta la niebla. La rubia se tiñe su alma morena y el mundo la mira con indiferencia.
UNA VEZ APENAS Me apago y me enciendo -perdida inocencia- lo mismo que un sol sin llama y sin mecha. Tremenda aventura acertar siquiera una vez acaso, una vez apenas. Cuando yo me apago arranca la fiesta, y cuando me enciendo la vida está en huelga.
EL RUIDO DEL SILENCIO Hay veces que el silencio pesa más que el ruido y rompe las entrañas donde habitan los gritos. Dentro, dentro de ti, sin luz y sin caminos, el silencio se vuelve tu peor enemigo y ensordece su estruendo como un brutal quejido. A veces, el silencio pesa más que el ruido.
POCO A POCO LA TARDE Resbalando la tarde se va colando sin darte cuenta apenas por tus labios. Y sabe dulce, sabe dulce el ocaso, aunque parezca triste, aunque el letargo ponga plomo en las venas y el cielo amargo. Poco a poco la tarde nos va llevando, sin que nos demos cuenta, hacia el ocaso.
REGRESAR Me gusta mucho salir y más me gusta el regreso; el oficio de vivir se parece mucho a eso. Salir a la calle a andar, aunque solo vaya a ser por el inmenso placer de volver a regresar. Partir, correr, regresar, porque el placer del regreso es lo mismo que ese beso que nunca pudiste dar.
YO QUIERO SER MARINERO Yo quiero ser marinero, marinero de alta mar para poder navegar sin prisas y sin sendero. Yo quiero ser marinero, marinero de alta mar. Y a la grupa de un velero vestido de fantasÍ­a ir sembrando de alegrÍ­a las frÍ­as olas de enero. Yo quiero ser marinero, un marinero sin mar, sin mar, sin olas mi viento, sin luna ni firmamento, un marinero sediento de las caricias del mar. Yo quiero ser marinero, Un marinero sin mar.
LOS TIPOS RAROS A mÍ­ me gustan los friquis, y me entusiasman los raros, y el árbol viejo, sin hojas más que el reluciente álamo; el pecador insaciable más que el fraile resignado y más que el gélido invierno me gusta el Sol del verano. Me gustan más las mujeres que los hombres, a caballo. Y las estrellas fugaces más que el poeta ilustrado. y la Luna me apetece más que el luminoso plástico, el camino con espinas más que el camino trillado; más que la noche prefiero la claridad de unos labios y más que el silencio cómplice me gusta el grito callado. Me gustan los disidentes, me gustan los tipos raros.
JULIO Una sombra se pierde por la calle desierta y un céfiro que muerde hace cerrar la puerta. Agosto se avecina en la tarde sedienta y surgen por la esquina sin darte apenas cuenta suspiros y ternuras de dos enamorados envueltos en premuras de fuegos encerrados.
EL VERANO IV El verano es el invierno sin achaques y sin canas, la otra cara del infierno; de la tarde, la mañana. El verano es alegrÍ­a, vida que invita a la fiesta, subir bajando la cuesta, convertir la noche en dÍ­a. El verano nos acosa Y ataca como un virus pernicioso, que nos vuelve más hermosos y anima todas las cosas.
LA TARDE La tarde desaparece misteriosa, lentamente, mientras el alma se mece con un vaivén permanente. Crepúsculo alucinante preñado de mortecinas y turbadoras encinas, manchas de noche ambulante. En la tarde fugitiva empieza a reinar la duda pesada, febril y muda, eterna, definitiva.
MI NIÑO Mi niño sigue ahÍ dentro, tan cerca, pero tan lejos, que casi nunca lo encuentro porque está detrás del viejo. A veces quieren sacarlo de mi vida los piratas, y yo tengo que salvarlo de esas repugnantes ratas. Dale al niño lo que quiere y entrégale tu cariño, no mates nunca a ese niño, pues si lo matas te mueres.
LA LUNA NO TE ESPERA Por mucho que la llames, la Luna no te espera; ella sigue su ritmo, de trotamundos vieja. Sin alas ni destino la Luna vuela y vuela sin oÍr tu llamada, sin mirarte siquiera. Y sigue su camino Indiferente y llena, porque la Luna nunca, Nunca, nunca te espera.
VERANO III Se va colando el verano como un ladrón en la noche, disfrazado de fantoche menudo, sutil, liviano. Se va colando sin prisa, mas se nota su presencia: apagón en la conciencia, resplandor en la sonrisa.El verano es el reposo predilecto de las diosas, de los dioses y las rosas, caliente, pesado, hermoso.
DESASTRE ¿Es posible que todo, todo sea un desastre? ¿Ni una sonrisa al viento? ¿Ni un suspiro en el aire? Tan solo mercancí­as sin luz, sin equipajes, soledades perdidas en el mar de la tarde. Ni un gramo de ternura, ni un soplo de coraje, ni la sed del que busca ni el hambre del que vale. ¿Es posible que todo, todo sea un desastre?
RESISTIR Y aquÍ­ sigo en el sendero, sin ganas de acostumbrarme, ni olvidar ni recordarme, ni querer lo que no quiero. Duro oficio el de vivir sin sumirse en la corriente, abocado eternamente a un perpetuo resistir. Resistir como un jabato sin más armas que mis vidas, tantas como las de un gato con la inocencia perdida.
VERANO I Aquellos días azules siguen latiendo en mis sienes, mañanas de terciopelo, frescas, radiantes a veces, las veces que la memoria hace a gusto sus deberes. ¡Ay, esa bruja perversa, que inventa lo que conviene!
VERANO II El suelo amarillea, el verde se hizo pasto y el cielo manda fuego sobre un suelo quemado. Los árboles se mecen con ojos de cansancio y la Luna suspira bajo su piel de astro. El tiempo se hace eterno, eternamente largo.